El Vagabundo Artista

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Esta es la historia de un vagabundo, que vivía para el arte. A los dieciocho años de edad se fugó de casa, para vivir en moteles y sótanos, creando arte. Únicamente tenía unos pocos lienzos, acrílicos, una armónica y papel donde escribir. Tocaba de vez en cuando en la calle para que la gente le ayudase a vivir. Pero la mayor parte del tiempo que pedía limosna o leía o reflexionaba.
Llevaba una filosofía cínica, una filosofía perra. Era un vagabundo y no quería dejar de serlo.
Cuando llevaba ya dos años viviendo en la miseria más absoluta, decidió imprimir algunos escritos y poemas, y venderlos.  No quería vender sus pinturas, ya que necesitaba quedarse con las originales. Sus pequeños poemas y relatos llegaron a manos de una pequeña editorial, que vió su potencial y decidió ayudarle, o ayudarse a sí misma. Le publicaron dos poemarios y un conjunto de relatos breves, y con el dinero ganado pudo comprarse una pequeña tienda en la que vivía y vendía sus obras.
Comenzó a copiar sus dibujos para poder venderlos, miraba cuál de los dos era mejor y vendía el peor. Fue cobrando una fama considerable, con lo que consiguió a un ayudante y un buen piano. El ayudante tocaba la trompeta, y solían cantar todo el día, los clientes que ojeaban la gran inmensidad de libros ya publicados por el mendigo, aplaudían y disfrutaban de la música. Se pasaba todo el día componiendo música, pinturas o  poemas. Ya había conseguido publicar unas pocas novelas, y una gran inmensidad de poemas y relatos. Un día su ayudante le comentó:
-Le he dicho a mi padre que ya no voy a vivir con él, me voy a ir a vivir a un sótano, como tú antes.-
-Me alegro, pero¿cómo se lo ha tomado tu padre?-
-Muy bien, y me ha dicho que quiere conocerte.- La noticia de que el padre de su querido ayudante le quisiese convencer no le gustaba mucho. Pero bueno, tal vez fuese un padre comprensivo.
Cuando el padre del ayudante vino a la tienda, entablaron una larga e interesante conversación, hablaron sobre diversos temas y al mendigo le cayó bien el padre de su ayudante. El padre del ayudante se llamaba John.
Un buen, o mal, día justo antes de cerrar la tienda, ya de noche, el mendigo pintaba sobre su lienzo de arte abstracto, al ritmo de Help! de los beatles. Cuando la  campanilla de la puerta sonó, el mendigo se dio la vuelta.
-Hola en qué puedo ayudarle- entonces se dio cuenta de que era John- Ah hola John ¿co…- Pero antes de que pudiese terminar su frase John desenfundó un revólver y disparó tres veces, decorando de sangre el lienzo, terminando así su última obra de arte.

Relatos de la vida y la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora