Los comienzos de mi vida son un poco confusos, ya que no consigo recordar mucho de mi infancia. Mi infancia fue, supongo, como cualquier otra de un alemán en mi época. La primera guerra mundial, en la que falleció mi padre, después Hitler llegó al poder, no estaba de acuerdo con sus ideales, pero eso no importa. Me metieron en el ejército con dieciséis años, donde me enseñaron a matar. Me alistaron en las SS, y en mi primera redada, tuve la oportunidad de matar a un judio que estaba huyendo, pero le dejé escapar.
Mi oficial se enfadó conmigo, y me llevó a los tribunales, donde me torturaron para obligarme a matar judios. Me pegaban y latigaban todo el dia, me preguntaban
-¿Vas a matar judios sin piedad?-
-Si señor- respondía yo. Y me volvían a pegar. Estuve así durante dos semanas. Hasta que me preguntaron de nuevo.
-¿Vas a matar sin piedad?-
- Si señor.-
-Llevaoslo, pero no de vuelta a las SS, sino a un campo de concentración, a ver si se hace un hombre.-
Así que me llevaron a un campo de concentración, donde mi trabajo consistía en fusilar a los judios.
Me puse la culata de la M1-garand en el hombro, apunte a la cabeza( la mayoría apuntan al pecho, pero yo apuntaba a la cabeza para asegurarme de su muerte y que no sufrieran) el capitán gritaba fuego, en ese momento tuve una explosion de sensaciones, no sabia que hacer. Pero una vez apreté el gatillo, vi la mancha de sangre en la pared, el cadáver en el suelo y justo cuando el casquillo tocó el suelo, deje de sentir por completo.
Así que vino el siguiente grupo, ya no sentía nada. De nuevo culata en el hombro, apuntar, disparar y ver la mancha de sangre, el cadáver y el casquillo tocar el suelo. En ese momento comencé a reflexionar, ya no sentía nada. No es que sintiese culpa, pero que actuase por temor a las consecuencias, ya me daba igual a quien matar. En apenas dos semanas me habían cambiado por completo, me sorprendia al preguntarme cómo había conseguido cambiarme en tan poco tiempo. Pero luego me di cuenta que me habían cambiado desde el día de mi nacimiento. Me habían impuesto su moral. Me di cuenta de que no existe el bien ni el mal. Ya que cuando estas frente a un hombre que está apunto de ser fusilado, miras a tus compañeros ansiosos por disparar, orgullosos. Y tu ya no opinas que está mal.Por el contrario los que van a ser fusilados, evidentemente, sí que opinan que está mal. Me di cuenta de que si los americanos, los rusos o quien quiera que liberase este campo de concentración, en caso de que lo hiciera, no me alegraría, simplemente seguiría mi vida, si me dejasen hacerlo claro. Así, después de un periodo de tiempo fui ascendiendo hasta convertirme en el capitán del campo. Ya no fusilaba a los judios, ahora solo ordenaba hacerlo.
Un dia mientras estaba sentado en mi despacho oí unos tiros.Pensé, que seria o una fuga o que estaban fusilando a alguien, normalmente se oyen disparos sin razón, pero de todos modos tenía que salir a comprobarlo. Antes de salir por la puerta de mi despacho entraron unos hombres armados. Eran americanos, yo por suerte sabía hablar algo de inglés.
Me capturaron y me llevaron al patio, donde pude ver cómo fusilaban a mis compañeros. Me llevaron frente a su líder, que me miró y dijo.
-Tu eres el cabron que manda aquí ¿no? Vamos a hacerte sufrir lo que tu le hiciste sufrir a estos pobres inocentes hijo de puta.-
Asi que comenzaron a pegarme y a torurarme, y en medio de esa tortura me vi sumido en una profunda reflexion. Cuando el hierro ardiente me quemaba la carne, cuando me pegaban un latigazo, un puñetazo, cuando un cuchillo rozaba mi piel, y veía sus sonrisas, eufóricas, iracundas y orgullosas, me di cuenta de que se habían convertido en lo mismo que yo, se habían convertido en lo mismo que odiaban. Me odiaban por odiar sin razón, aunque Hitler en su libro explica su odio hacia los judios. Y al igual que Hitler ellos metían en un mismo saco a todos aquellos que odiaban, ya que la mayoría no deseábamos hacer lo que hicimos. Esto me provocaba una risa incontrolable, lo cual les enfurecia mas y me pegaban con más fuerza, consiguiendo así, evidentemente, que mis carcajadas desaparecieran, pero en mi mente me seguía riendo.
Me di cuenta de que los humanos somos crueles entre nosotros, los humanos disfrutamos con lo que nosotros mismos llamamos mal. La moral no es sino unas instrucciones para que el humano, irónicamente, no se matasen entre sí. Consiguiendo así todo lo contrario. Ya que si a un hombre no le das de comer durante un día, comerá el doble cuando pueda hacerlo.
Es divertido, el hombre probablemente sea el único animal que atenta contra sí mismo velando por su seguridad.
Tal vez la moral no debería basarse en unas complejas leyes, sino en un simple enunciado que, a excepción de aquellos que disfrutan del dolor, pueden aplicar. Trata a los demás como quieras que te traten.
La gente no actuaría porque piense que está bien, sino porque es sensato .Claro está, algunas personas endiosadas romperían esto por pensar que no se aplicarían las mismas consecuencias a ellos, y en la mayoría de los casos probablemente tendrían razón.
Una vez estas personas hubiesen cometido sus atrocidades, creado sus sociedades( en la cual hubiese creado su moral y su ley para que otros no hagan lo que él hizo) volveríamos a un ciclo continuo de humanidad perdida. Ja, ciclo de humanidad perdida, eso ha tenido gracia. Los humanos en lo que llevamos de vida únicamente nos hemos masacrado entre nosotros, a otros animales. Hemos librado guerras por diferencia ideológica y ego, hemos talado árboles. Tal vez el universo debería cobrarse su deuda y reducirnos a cenizas. Tal vez dios debería hacer otro arca de Noé, pero salvar solo a los animales y a ningún humano.
Es curioso como otros países intentan imponer el orden en nuestros países, si no tienen orden en los suyos. Cada país es desordenado, cada país discrimina a otros humanos, somos una causa perdida.
Cuando me llevaron a mi habitación, me tiraron al suelo helado, por el tejado entraba la nieve. Era donde vivían los judios. También me sumí en una profunda reflexión. Sobre el dolor. No había sentido mucho dolor, ya que mi cerebro me había mantenido despierto y pensando en otra cosa. El dolor es un mecanismo de defensa, ya que no debemos reaccionar igual ante una caricia que ante un arañazo.
Yo había sentido dolor, pero tal vez si estuviera en una reflexión muy profunda no sentiría nada.
Es una pena que vaya a salir vivo de aquí, para escribir todo lo pensado e investigar sobre ello.
Al día siguiente me llevaron a un hoyo lleno de cadáveres, me desnudaron, me dispararon en el pecho y me dejaron morir en el hoyo.