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Llevó su mano a su cabello y sintió una mezcla de tierra y agua que lo asqueó por completo. Jungkook al ver la cara de desagrado que puso Jimin solo soltó una risa sarcástica, el empapado aquí era él y no andaba haciendo tanto escándalo. Con la manga de su chaqueta, el más alto trató de secar como pudo al rubio, aunque como era de esperarse no lograría mucho.

—Hey, cuidado con esa mano —se quejó el más bajo.

—Nos besamos hace cinco minutos y tus manos me tocaron más de lo que yo acabo de hacer, no tienes derecho a quejarte —buen punto, el contrario se cruzó de brazos e infló sus mejillas bajo la mirada burlona del castaño.

—Te odio —murmuró.

—Tú me gustas —guiñó un ojo, esta vez el rubio no supo cómo refutar y se quedó callado tratando de ocultar sus sonrojadas mejillas.

Jimin alzó su mirada y comprobó el estado del menor. Sí, estaba mucho más empapado que él y por un momento se arrepintió de todas las cosas que le dijo. Mordió su labio, se rehusaba a disculparse, aún estaba enojado porque el principal culpable de todo esto es quien lo hizo venir sin razón alguna en primer lugar. De todas formas, él era educado y se había equivocado.

—Perdón por lo que te dije —susurró pasando una mano por el hombro contrario—. Y gracias por evitar que me mojara más.

—¿Viste que podemos llevarnos bien?

Puso sus ojos en blanco, Jeon era un mandado y un sinvergüenza que amaba jugar con la paciencia y nervios de Park. Especialmente con sus nervios, que iban creciendo conforme más segundos tenía en mente los labios de Jungkook sobre los suyos, hasta podía sentir la calidez de estos sin siquiera estar unidos.

—Ven, te llevaré a secarte el cabello —tomó la mano del rubio con total confianza—. Vivo cerca de aquí.

—¡Já! —se soltó—. ¿Tú crees que yo nací ayer? Estarás huevón si crees que iré a tu casa cuando no te conozco siquiera.

—Eso no decías cuando casi me metes la lengua... —las manos de Jimin se abalanzaron hacia la boca del alto, tratando de evitar que continuara dejándolo en vergüenza.

—Cállate no pasó nada, ¿tú recuerdas? Yo no recuerdo ningún beso.

El menor sonrió de lado, tenía una idea, una muy brillante. ¿Jimin no recordaba ningún beso? Fácil, él se lo haría recordar. Aprovechó que el rubio estaba muy concentrado silbando nervioso para tomarlo de la cintura y acercarlo a él, para en un movimiento rápido volver a unir sus labios. Debía admitir que un simple roce comenzaba a hacerse adictivo. Lo más divertido de todo es que las palabras y acciones del mayor no coincidían en lo absoluto. Decía que no le había dado esas confianzas, pero era él quien decidió profundizar más el beso moviendo sus labios suavemente sobre los del contrario.

Playground [kookmin mini au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora