Caminaron un par de cuadras, pues la casa de Jungkook no quedaba muy lejos desde donde lo citó. En el trayecto, gracias a la habilidad del menor para conversar, ambos pudieron conocer pequeños detalles del otro. Especialmente cuando el tema de sus pasatiempos se hizo presente y los ojitos de Jimin brillaron de solo hablar sobre su grupo del albergue de perritos que tiene con sus amigos. Jungkook prometió ir un día para ayudarlos y regalarles comida si es que Jimin le perdonaba lo de las tabas. Aunque el rubio ya tenía otro plan para hacer eso.
—Pasa —habló al abrir la puerta. A pasos lentos entró el más bajo, aún no estaba muy convencido de lo que estaba haciendo.
—Solo porque necesito lavar mi cabello urgente —murmuró—. ¿Me dices dónde está el baño?
Se miró al espejo, y se arrepintió de dejar a Jungkook jugar con su cabello mientras se besaban, en su defensa en ese momento no le importó nada más que los labios contrarios. Y por ello ahora debía pagar con estar todo despeinado al punto de no estar seguro de dónde estaba sucio.
—A ver te ayudo —entró el más alto al baño junto a él, dejando la puerta abierta para que Jimin no se asustara.
Se paró detrás del rubio y se mojó las manos para intentar limpiar su cabello. El mayor desde donde estaba miraba a Jungkook reflejarse en el espejo, su cara de concentración le causó gracia y lo hizo sonreír inevitablemente.
—Deberías sonreír más y no ser tan amargado.
—¿Eh? —lo agarró desprevenido.
—Tu sonrisa es bonita.
Ante el cumplido, Jimin hizo para atrás su cabeza hasta que chocó con el pecho del menor. Ahora su campo de visión no era el espejo, sino el rostro de Jungkook, quien tuvo que mirar hacia abajo para conectar sus miradas. Por reflejo, el rubio puso sus labios en un piquito, invitando al contrario a un tercer beso. Nunca había sido tan atrevido, ni siquiera en las fiestas tenía agarres de una noche, pero hoy había roto todas sus reglas.
—Deberías admitir que te gusto —susurró sobre los labios del mayor, luego se puso de puntitas y simplemente rompió toda distancia.
Lo admitió, pero en su mente. Ahora mismo no podía expresarlo con palabras porque sus labios estaban atrapados con los del castaño. Habían perdido la cuenta luego de un par de besos más, ni siquiera cuando ambos salieron del baño para comenzar a caminar con torpes pasos hacia la habitación del dueño de la casa.
—¿Estás... —interrumpido por un beso—. Seguro?
Jimin asintió, estaba seguro, el problema era que no era lo que Jungkook pensaba. Lo tiró sobre su cama y luego subió él también, y en todo ese tiempo no habían estado separados de los labios del otro ni tres segundos. Las manos del mayor viajaban por todas partes del cuerpo contrario, sarcásticamente haciendo lo que antes le había reclamado. En ese momento, el castaño estaba seguro solo de dos cosas, su nombre era Jeon Jungkook y que el rubio encima suyo era más un demonio que un ángel. Cuando el menor llevó sus labios a su cuello, Jimin aprovechó en mirar alrededor. Temía que su plan se arruinara con todo el placer que comenzaba a sentir en ese instante, afortunadamente las corrientes eléctricas en su cuerpo no evitaron que lo consiguiera. Una vez que tuvo al castaño inmóvil bajo su cuerpo suspirando su nombre, con una sonrisita traviesa cumplió su cometido.
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Playground [kookmin mini au]
FanfictionDonde por una simple publicación en facebook, Jimin encontraría al niño que le robó las nike de pollitos hace 10 años. Park Jimin: "Me acuerdo que cuando tenía como 8 años un csmr me robó mis tabas nike". Jeon Jungkook: "Recuerdo cuando le robé las...