Esta vez, a pedido de Jimin quedaron en encontrarse en un lugar cerca de su casa. Lo más gracioso de su encuentro fue cuando ninguno supo cómo saludarse. No se conocían de nada pero ya habían saltado muchos pasos y no estaban seguros de sí un saludo chocando la mano o un beso sería más apropiado.
—¿Entramos? —rascó su cuello con nerviosismo luego de su incómodo saludo—. Tenemos suerte de que esté abierto.
—Claro que iba a estarlo —respondió el rubio abriéndose paso en el restaurante.
—Tenía derecho a dudar, ¿quien viene a las once de la mañana a comer pollo?
Elevó sus hombros restándole importancia, tenía sus razones para no querer salir de noche con el menor aún, en especial sabiendo cómo acabaron la última vez solos. Al entrar, el lugar se encontraba muy vacío, quizás aparte de ellos solo había una pareja sentada en una esquina apartada del lugar, que parecía no importarle nada aparte de ellos dos.
—Vamos al segundo piso —sin esperar respuesta, tomó la mano del más bajo y lo jaló hacia las escaleras.
A Jungkook realmente le gustaba siempre ir al segundo piso de los restaurantes, pero esta vez tenía una razón más para llevarlo hasta allí. Eligieron una mesa y luego se sentaron a esperar a que acudiera el mozo a pedirles la orden.
—Y bien, ¿dónde están mis zapatillas? —pidió entusiasmado.
—Aquí —alzó la bolsa—. Pero primero quiero comer, me arriesgo a que una vez que las tengas salgas corriendo.
—Sabes que no haría eso —sonrió, no le desagradaba en lo absoluto alargar la cita—. Entonces yo te daré lo que traje luego también.
Pasando unos cinco minutos, Jeon no aguantó más. Así que se levantó de su asiento y obligó al mayor a hacerlo también. Aprovechando que este no tenía idea de lo que haría, decidió tapar sus ojos con una mano mientras que a la otra la posó sobre la cintura contraria para ayudarlo a caminar.
—¡Tadan! —exclamó destapando sus ojos después de haber caminado unos pasos—. Como los viejos tiempos.
Desde que llegaron al lugar y antes de entrar, Jungkook ya le había echado ojo desde afuera. Pero Jimin a diferencia de él, estaba muy distraído para darse cuenta. Y es por eso que ahora traía la boca abierta al ver frente a él ese juego en el que ambos coincidieron hace muchos años. Sonrió genuinamente, hasta al más adulto le haría ilusión volver a subir a un juego de su infancia. Por lo que, sin pensarlo dos veces, se tiró al suelo y se quitó los zapatos. El menor también lo hizo, y al igual que el contrario, con una sonrisa en la cara.
—Los niños bonitos primero —lo invitó a pasar haciendo un ademán que para Jimin fue muy tierno y gracioso.
—Los feos al último —se burló entrando al juego.
Llegar muy temprano tuvo su beneficio. Eran los únicos en la atracción y no había niños metiches que los hicieran salir por ser muy grandes. Así que con sus almas de infantes comenzaron a subir y bajar por todos los compartimentos y escaleras que había. Jimin iba adelante y Jungkook lo seguía ciegamente. De un momento a otro comenzaron a reír cuando el rubio dio un mal paso y terminó cayéndose, y como el más alto iba detrás de él, también se cayó en la piscina de pelotas encima de Minnie.
—¡Oye pesas mucho! —no paraba de reír, Jungkook aún estaba encima suyo también de la misma forma.
Sus risas armonizaban realmente bien, hasta parecían complementarse logrando que su atmósfera sea una muy cálida.
—Ni siquiera estoy sobre ti, tengo mis manos apoyadas en el suelo —respondió con inocencia—. Puedo levantarme —ofreció—. O también puedo besarte ahora mismo.
Estaban en una posición sugerente y rodeados de pelotas de muchos colores. El castaño tenía sus manos a ambos lados de la cabeza del rubio quien no tenía nada que pensar de las dos alternativas que le dio el castaño. Mojó sus labios discretamente y antes de que el menor se mandara otro comentario sugerente o sarcástico, lo tomó del cuello de su polo y lo atrajo a sí. Una cosa era besarse en la calle o en la casa del menor, pero otra muy distinta era echados sobre una capa de pelotas. Jamás hubiera imaginado que se besaría en un lugar así, pero eso solo hacía su relación con Jungkook más especial. Solo serán suaves toques, donde el mayor depositaba un leve beso, se separaba por un segundo y volvía a besarlo nuevamente, en un vaivén adictivo de delicados roces de sus labios. Tampoco hubiera imaginado que iba a sentir tantas cosas bonitas con alguien que apenas conocía, pero solo llegó y no se quejaba de la forma en la que se conocieron. Pues hace quince años el destino se había encargado de unirlos y hasta hoy decidió que debían volverse a encontrar.
—¡Los de la mesa ocho! ¡Su pollo está aquí! ¡Mesa ocho!
Salieron de su burbuja al oír el llamado. Sus mejillas se tiñeron de rojo de solo pensar que alguien pudiera haberlos visto.
—Vamos —esbozó una de esas sonrisas que roban suspiros al rubio—. Ya luego de comer nuestro pollo te pido que seas mi novio.
Sin vergüenza y descarado, pero así le gustaba. Depositó un beso en la mejilla del más alto antes de salir corriendo. A diferencia de este, Jungkook estaba encantado con su timidez. Era tipo, te beso y te vuelvo loco, pero luego me pongo tímido y pongo ojitos tiernos.
—Oye Jungkook...
—Dime bebé —respondió una vez salió del juego también.
—¿Dónde...? ¿Dónde están nuestros zapatos?
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Playground [kookmin mini au]
FanfictionDonde por una simple publicación en facebook, Jimin encontraría al niño que le robó las nike de pollitos hace 10 años. Park Jimin: "Me acuerdo que cuando tenía como 8 años un csmr me robó mis tabas nike". Jeon Jungkook: "Recuerdo cuando le robé las...