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Se despertó de su sueño estirando los brazos hacia los lados soltando un enorme y perezoso bostezó, aún amodorrado se sentó en su cama tratando de que sus ojos se acostumbraran a la luz de un nuevo día
Cada mañana desde que su puerta se había formado en la casita, Camilo despertaba y como si de un ritual se tratara saludaba a la estatua cambiante que siempre tenía la apariencia de devolverle el saludo

-Buenos días yo..¡Ahhhhh! -Grito del pánico cayendo hacia atrás pues había resbalado con las cobijas

Ahora más despierto que nunca se incorporó de vuelta para asegurarse de que sus ojos no lo habían engañado, para su desgracia no

En vez de ser una estatua suya cambiando de pose ahora era una réplica exacta de lo que había sido su beso (en su sueño de hace días) con _____, y de ahí no cambiaba, sin moverse pasaron segundos y minutos

-No, no, no ,no, no -Iba de un lado a otro presa de los nervios, ese día era uno muy importante en la casa Madrigal, habría una gran fiesta con muchas personas y sin duda en algún momento u otro ______ entraría a su habitación ya sea para comer lo que robarían de la cocina o para descansar del agotador ambiente del exterior
Era claro que ella no podía ver ESO

-Casa tonta, tonta, tonta -Quito la cobija de su cama de un tiron, tal vez podría ocultarla debajo con la excusa de que suele empolvarse- Vamos no me hagas esto ¡Estatua estúpida! -Se molestaba cada vez que la cobija se resbalaba

Entonces la casa tembló, su habitación entera se estaba moviendo bruscamente, la preocupación de Camilo se esfumó cuando de el suelo vio salir más estatuas, seis en total, tres a su izquierda y tres a la derecha, pero su horror volvió una vez que su habitación completo aquel cambio, cada una de las seis estatuas representaba un momento con su amiga, ellos de niños tomados de las manos, ellos compartiendo un helado, sentados en un sofá dormidos, _____ dándole un beso en la mejilla, lanzándose agua en el lago, _____ dandole de comer en la boca

Ahhhhh! -Se sujeto la cabeza con ambas manos, ahora la situación había empeorado, y por seis, si con una sola estatua le resultaba imposible esconderla ahora en verdad todo estaba perdido, debía buscar con que esconderlas, nadie debía entrar y ver todo eso ¡Nadie!

-Camilo a desayunar -Dolores estaba abriendo la puerta, él salió disparado para impedir que viera en desorden del lugar, cerro detrás de él la puerta con gran estruendo

Ey, Dolores! ¿Que te trae por acá? -Recargo sus brazos a los extremos del marco de la puerta tratando de lucir natural y para nada sospechoso

-Acabo de decirlo -Alzo una ceja- A desayunar

-Si, ya bajo -Sonrio aún pensando que se había librado, la vio marcharse rumbo al comedor soltó un suspiro y pronto busco con la mirada algo que le resultará útil, por la venta vio las cobijas blancas que su tía Julieta había colgado para que el sol las secara

-¿Todo bien Camilo? -Salto del susto cuando Mirabel lo llamo, no esperaba que alguien más estuviera todavía en el segundo piso

-Si, si, no es nada -Paso rápido a su lado- Tengo que desayunar

Llegando al comedor tomo su plato y se sirvió, se sentó junto a Antonio pensando en mil formas de poder robar esas sábanas blancas sin ser descubierto, de pronto sus ojos se encontraron con su hermanito claramente nervioso, su mirada se suavizó, él sabía muy bien lo que se sentía estar bajo la presión del gran día

-Todo saldrá bien, ya lo verás -Codeo a su hermanito quien no miraba otra cosa que su desayuno

El gran momento que todos estaban esperando por fin había llegado, ese era el día en que a Antonio Madrigal se le concedería su don

En constante cambio •°Camilo Madrigal y tú°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora