The Assistant And The Boss

Navidad, dulce Navidad

24 de Diciembre, 2013.

La época festiva más esperada por todos comenzó, el 24 de Diciembre era una explosión total de luces y alegría total que se desbordaba por todos lados dejando a veces una sonrisa o una pena por donde pasaba ese espíritu rojo, verde y blanco.
La emoción se sentía a kilómetros, Rusia y Colombia no eran la exepción, después de todo esas fechas eran bastante importantes para ellos y más si estaban en el país natal del rubio, la pregunta era más que obvia, ¿Cómo terminaron allí justamente el 24?.
La respuesta era incluso más difícil de explicar pero nunca es tarde para intentarlo.

Un día antes la pareja estaba jugando amigablemente sin sobrepasarse en la fuerza de ambos y con una sonrisa bastante encantadora que mutuamente les cautivaba, aunque lamentablemente el juego terminó al escucharse el celular del rubio sonar, con aún una sonrisa en su rostro respondió casi en un grito pues el albino le hizo cosquillas.

- !Casi me dejas sordo wey!. - Gritó altamente la voz de una chica a través del celular que al parecer fue agarrado por alguien más ya que se escuchaba una "leve" discusión en el fondo.

- ¡ Ya deja las boludeces yo también quiero hablarle! Holaaa Colombia, pibe hace mucho no te vemos y quisieramos saber si tú quisie. - Su frase no fue terminada porque nuevamente el celular fue arrebatado.

- Se tardan mucho conshesumares, en resumen weon te invitamos a tu país para pasar Navidad y ver que nos trae el viejito pascuero que no nos quiere ni un poco, puedes llevar a alguien si quieres pero si no llegas todos iremos por ti.

- O-oh, supongo que podría ir, sólo tengo que discutirlo con alguien y si algo les aviso.

- ¡Más te vale ir o te romperé toda tu preciosa cara!. - Gritó la chica.

- Espero poder ir, pero ya tengo que colgar, gracias por la llamada. - Colgó de inmediato para evitar quedarse sordo, una mirada interrogante y divertida fue dirigida al rubio. - Eran mis primos, quieren que pase navidad con ellos en mi país natal, dijeron que podría llevar a alguien y bueno yo no sé si tú quieras ir, si no quieres no importa de igual manera ellos son algo intensos así que tampoco iría. - Dijo con un tono sereno y comprensivo, después de todo sus primos no eran tan excelentes personas a decir verdad.

- Bueno tu ya has conocido mi país de origen, sería justo que yo conociera el tuyo y no te preocupes por tus primos, mis hermanos me usaban como blanco de tiro cuando querían y yo les devolvía los disparos así que no creo que haya problema.

- No me preocupan ellos, me preocupas tú, no son lo mejor de este mundo que digamos además te pueden manipular con rumores y cosas así. - Rascó su nunca recordando algunas cosas con algo de rencor.

- Estaré bien, además estaremos los dos y eso es lo que importa.

- Si, tienes razón.

Así concluyó la ida hacia ese país cafetero, se fueron en la tarde llegando así descansados en la mañana, todo iba perfectamente, a pesar de que a leguas nadie quería a Rusia allí y más al enterarse que era esposo de Colombia, el único emocionado allí era Paraguay el cual le apoyó con una sonrisa sincera y aceptó al albino con gusto.
El día era normal a pesar de las malas lenguas que abundaban entre los primos de Colombia quienes no conseguían que el ruso hiciera caso a sus palabras, eso les frustraba enormemente al igual que su enojo aumentaba, el subconsciente del albino simplemente repetía que de tanto estar enojados les saldría una gran úlcera en sus cabezas, para su suerte Paraguay era más amable con el y como siempre su esposo le dedicaba una gran sonrisa que salía de la comisura de esos labios que en ese momento quería tomar como suyos, aún así no hizo nada al respecto y simplemente agarró con suavidad su mano algo pequeña a comparación de la suya, Bogotá era una ciudad muy ruidosa y alborotada pero con el rubio allí no le importaba estar en India y que alguien le gritara al oído, sólo tenía ojos para el y él para los suyos, el resto le valía un comino totalmente.