Déjame llorar ti aunque no lo merezcas

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27 de febrero 2017.

Era un día especial para Colombia, después de todo era su cumpleaños N° 41, a parte de eso volvería a ver sus hermanos nuevamente acompañado de su esposo claro está, en los últimos 4 años han mejorado su relación hostil que antes tenía con Venezuela y un poco con Ecuador, estaba completamente emocionado por verlos y más a Panamá luego casi 3 décadas sin verse, era el mejor día y no podría pedir nada más.

La mañana empezaba normal, como todos los días siendo felicitado por Rusia primeramente quien se dedicó a mirarlo un poco al no tener que trabajar y eso a pesar de que a Colombia le parecía mucho tenía una linda sonrisa de niño pequeño, un niño pequeño que sabía que era su cumpleaños y agradecía todo que recibía con una cálida sonrisa.
El día estaba despejado y no faltaba de a mucho para que sus hermanos llegaran, estaba nervioso sinceramente y eso Rusia lo notaba muy bien sólo pudiendo darle un abrazo suave, había soñado con ello desde hace mucho tiempo y no sabía cómo reaccionarían al verlo así, todavía con la apariencia de alguien con 20 años, una camiseta de cuadros que poseía una corbata, se sentía como si estuviera en el trabajo, literalmente esas ropas eran casi las mismas exceptuando que siempre era una camiseta blanca y el resto de color negro.
Unos zapateos lo hicieron dejar sus pensamientos, eran Ecuador y Venezuela al parecer estaban compitiendo para ver quién llegaba primero, se desilusionó un poco al no ver a Panamá con ellos pero aún así no podía pedir nada más, Ecuador se estrelló de cara contra la casa mientras Venezuela se había resbalado a los pies de Colombia volviéndose algo rojo de la vergüenza y levantándose de inmediato mientras su hermano se ponía a su lado algo desorientado.

- Hola Colombia, lamento lo que acaba de suceder eh y hola Rusia, maldición Ecuador di algo. - Susurró eso último a su desorientado hermano que a penas se recuperaba.

- Panamá dijo que vendría más tarde y sinceramente ustedes dos parecen más jóvenes que nosotros, lo cual no me parece muy justo ammm, ¿Nos das un abrazo? Sabemos que la embarramos y Venezuela no tiene el valor de decirlo así que podrías ya sabes. - Dijo lúcidamente enfrentado la mirada asesina de Venezuela.

- Wow, nunca pensé que me pedirían eso de nuevo. - Sonrió con dulzura abrazando a ambos con los ojos algo aguados, su madre estaría inmensamente feliz.

Todo transcurría con tranquilidad y risas por parte de los 4 hombres quienes disfrutaban el cumpleaños del más rubio de los hermanos comiendo pastel y porque no, dando algunos regalos sorpresa al oji esmeralda quien sólo podía sonreír, estaba bastante contento.
Para él las cosas no podían mejorar y tan sólo el timbre sonó arregló su corbata y por inercia abrió la puerta viendo a la menor de los Granada allí, Panamá, no era más alta que él y seguro tenía tan solo 25 años según sus cálculos, la recibió con una sonrisa algo que ella correspondió de una manera un poco forzada entrando viendo el disgusto de Ecuador y Venezuela al verla algo que sinceramente no comprendía del todo el incluso Rusia estaba incómodo por la presencia de la joven.

- Veo que has crecido bastante Panamá, ¿Cómo has estado?. - Sonrió radiante el mayor de los hermanos.

- Bien, supongo, trabajo por ahí y mi novio suele ayudarme un poco con la plata. - Su voz se escuchaba algo enredada y casi borracha al confundir algunas palabras.

- Si sigues balbuceando como un bebé te meteré un chupón en la boca. - Musitó con algo de enojo Venezuela quien desviaba la mirada.

- Quisiera ver que lo intentes. - Retó enfadada siendo descubierta por su hermano.

- Panamá no te enojes, te noto un poco rara sinceramente. - Dijo el de gafas sereno y con notable preocupación.

- Oh vamos, estoy bien sólo no dormí algo bien, ya dejen de especular y déjenme tranquila. - Nuevamente balbuceaba las palabras algo que colmó un poco la paciencia de Rusia llendo hacia ella notando un fuerte olor a alcohol que era irreconocible en el lugar de Colombia.

- ¿No crees que es algo temprano para andar tomando hasta emborrachar? Apuestas a alcohol... - Gruñó cruzando sus brazos y con una mirada seria dando a entender a Colombia que el anterior olor a alcohol en la puerta era ella.

- ¿Ahora todos están en mi contra o que? Metanse en sus asuntos, si, llegué semi ebria pero eso no significa nada. - Se puso a la defensiva de inmediato.

- No has cambiado nada en estos últimos años, ¿Acaso te das cuenta con tu falta de sobriedad donde te encuentras, quién es la persona que nos invitó? No verdad, ten algo de respeto por tu hermano mayor, no lo has visto desde que eras una niña, te trataba bien y así le pagas, das vergüenza que seas nuestra hermana. - Reclamó Venezuela iniciando una pelea a la cual se unió Ecuador contra Panamá.

Colombia había quedado estático en su lugar sin saber como reaccionar, un leve golpe de realidad lo hizo reaccionar y sin dudarlo dejó sus gafas en la mesa y se dirigió hacia ellos, empezó a parar a cada uno de ellos ejerciendo menos fuerza con sus hermanos y con su hermana un poco más de intensidad al no querer calmarse ya que le habría proporcionado un rasguño en su cara.

- ¡Ya sueltame! Me quiero largar de aquí. - Dijo Panamá con notable irritación.

- Y dime ¿A dónde piensas ir a estas horas? Ya casi es media noche por si no te vas dado cuenta, escucha Panamá yo no quiero hacerte daño pero deberías ya de entender que andar borracha por la vida no te servirá de nada, ya eres una señorita y tal vez no pude estar presente casi toda tu vida ya que no pude contactarte pero quisiera al menor remediarlo. - Estaba un poco más calmado viéndola a los ojos a pesar de su muy desarrollada miopía.

- Dije que me sueltes, a ti que te importa a donde vaya o si iré con alguien de la edad tuya, no te metas en mi camino como lo hacías antes y deja de joderme la vida. - Escupió las palabras tratando de irse nuevamente pero recibiendo un jalón en una de sus muñecas sujetadas por Colombia.

- Vete a la habitación a la que mande a tus hermanos, AHORA. - Sus pupilas se adelgazaron llevándola hacia las escaleras y vigilando que subiera.

- Ojalá nunca hubiera venido aquí para no volver a ver tu maldita cara. - Musitó antes de irse a aquella habitación que le había señalado su hermano mayor.

Con lentitud Rusia fue hacia Colombia con sus gafas en la mano, se las puso con gentileza dándole un suave beso en una de sus mejillas y un abrazo al notar los ojos cristalinos que este empezaba a tener.

- Lamento que esto haya pasado en tu cumpleaños, no llores mi gafitas, si quieres podemos ir a tomar alguna cosa o algo así o hacer cualquier cosa, no quiero que estés triste. - Sugirió el albino mirándolo a los ojos y usando un tono de voz sumamente suave.

- Creo que ya ha sido mucho alcohol por hoy, yo sólo quiero descansar un poco. - Recargó su cabeza contra el pecho de su pareja quien de inmediato lo alzó llevándolo a la habitación de ambos.

- Sigues siendo muy liviano, ha pasado mucho tiempo, hace 30 años eramos adolescentes. - Sonrió con algo de nostalgia sentándose en la cama si sentando a Colombia encima de sus piernas mirándolo.

- Como pasa el tiempo de rápido, aún así te sigues viendo igual que siempre. - Acomodó con gentileza algunos cabellos albinos apreciando más la mirada azúl intensa de su pareja.

- Tu también sigues viéndote igual de tierno que siempre. - Río un poco empezando un beso suave y cariñoso que por supuesto fue correspondido.

Empezaron las caricias más suaves y los besos más dulces que no cambiaron su intensidad a pesar de ya haber empezado a rozar sus cuerpos, recordaban algunas cosas con nostalgia intentandolas nuevamente en un silencio acogedor para ambos en donde el único ruido era de sus respiraciones y sus cuerpos rozando, no solían tener tiempo para esas cosas desde que fueron re contratados por su antigua empresa luego que su jefe resultara inocente dejando en las manos de Rusia y Colombia la cede principal.

A la mañana siguiente una sobria Panamá se fue a su hogar primero y luego Ecuador junto con Venezuela hicieron lo mismo despidiéndose de su hermano mayor con un abrazo, a pesar de no haber sido el mejor cumpleaños Colombia se sentía feliz de al menos haber podido convivir nuevamente con sus hermanos y eso era algo que compartía perfectamente con Rusia, después de todo son la única familia que le quedaba a ambos.

The Assistant And The BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora