La elegida

Prólogo

Más allá del mundo mundano que conocemos, pasando las grandes montañas, bailando entre los colores del arcoíris, tocando lo más profundo del océano y hasta detrás de un espejo, se esconde un mundo lleno de magia y criaturas magníficas donde la luz y la oscuridad reinan de manera equilibrada.

Cuando la vida pisó este mundo paralelo al nuestro y las razas mágicas comenzaron a multiplicarse, la luz y oscuridad tomaron forma y reencarnaron para convivir, bailar, trabajar y morir entre sus creaciones hasta el final de los tiempos.

Llenos de vida, las deidades en carne y hueso nacieron con el destino de convertirse en grandes y sabios líderes que construyeron la historia, listos para guiar a sus hijos e hijas en sus múltiples vidas.

En su momento el mundo encontró el equilibrio, pero este no sería sinónimo de paz. La hermandad luminosa y oscura poco a poco se fue fragmentado por discriminación, injusticia, conquista de tierras independientes, entre otros asuntos; provocando así guerras sangrientas de más de 1000 años.

Cuando reinaban las lágrimas, sacrificios y rezos por un mejor mundo sin esperanza, llegó el día que las hijas del oráculo dieron a conocer una profecía escrita en piedra: "entre la neblina y el castigo eterno, llegará la calma, luz y oscuridad deberán ser uno solo para encontrar la paz".

Palabras alentadoras que a pesar de no tener mucho sentido, movió multitudes y la esperanza creció.

Debió pasar mucho más tiempo para que la profecía tomara sentido, pues cuando la deidad de la luz reencarnó en la princesa luminosa Madeleine del reino Ymir y la oscuridad en el príncipe oscuro Danek del reino Permetius, al crecer, ambos destinaron sus vidas y mundos en un casamiento planeado con el fin de terminar las injusticias, la desigualdad y la sangre inocente derramada.

Con su unión la luz y la oscuridad serían uno.

La princesa Madeleine desde muy temprana edad fue reconocida como una de las reencarnaciones más sabias, bellas y amorosas que el reino luminoso haya visto, siendo la esperanza de su pueblo.

Por otro lado, cuando se dio a conocer que el príncipe Danek era la nueva reencarnación de la deidad de la oscuridad, su pueblo se mostró sorprendido al ser la primera reencarnación con comportamiento "moderado", siendo que la raza oscura es conocida por ser demasiado extrovertida y cruel.

Con la vida planeada y un casamiento para la unión de los reinos, toda raza pequeña, mediana y grande se mantuvo alegre y esperanzada hasta que llegase el "Gran día".

Esperanza que moriría cuando la gran respetable, pura, comprometida y amada Princesa Madeleine fuera quien diera el primer paso hacia adelante en la torre más alta del castillo de su reino y terminara con su vida el día que la uniría con su futuro esposo, agrietando la piedra de la profecía; dando fin a su acuerdo y automáticamente proclamando la continuación de la guerra siendo la raza oscura quien alzó con más fuerza sus armas.

Respetada desde antes de su nacimiento y odiada desde su muerte.

Poco después de lo sucedido, las hijas del oráculo volvieron a dar a conocer una profecia escrita en la misma piedra: "La princesa dividida nacerá, morirá y volverá a nacer. Las horas marcarán el nacimiento de la luz, el fin del sueño despertará a la oscuridad y una nueva era de caos surgirá. El inicio y el final unirán las fuerzas de los elegidos."

No había duda, la misma princesa que buscó la paz y terminó condenando a su reino hasta el final de los tiempos reencarnaría para enmendar su error y guiar a su reino.

Con el paso de los años, los pueblos enteros comenzaron a transformar esas palabras como un mito, una excusa para ocultar secretos y hasta en una mentira para contar y tranquilizar antes de dormir.

Aún siendo real o no, el precio salió alto y persiste, hasta que no se cure la herida provocada... La luz y la oscuridad jamás encontrarán la paz, la profecía jamás será cumplida.

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Feliz cumpleaños a mi misma, publico la idea que ha rondado por tu mente desde niña. 

Ojalá este prólogo sea de su agrado, publicaré lo siguiente en los próximos días. 

¡Sigamos juntos en otra historia más!