Buscó entre sus cosas un boligrafo y algo que le sirviera de apoyo. Estiró el papel amarillo (que ya empezaba a tener un color extraño y rasgado) y releyó su contenido para ir tachando todo lo que había solucionado esa mañana.
Le produjo cierto placer borrar de una lista las tareas hechas, aunque el goce no sería completo hasta encontrar el regalo para Sonia, siempre era la más complicada.
¿Qué no tenía Sonia Rey? Si alguna vez se le antojaba algo no había nadie como ella misma para conseguírselo y si así no fuera, Franco siempre estaría ahí para satisfacer los deseos de su
mujer... Hacían una bonita pareja, aunque nunca lo reconocería abiertamente.Alzó la vista, Pablo nunca llegaba tarde, al principio supuso que se trataba de una suerte de venganza por lo del día
anterior pero ya había pasado media hora y él sabía que tenían el tiempo justo antes de la cena en casa de Sonia y
Franco.Todavía tenían que cambiarse y pasar a buscar a Mora, ella había hecho todo lo posible por adelantar trabajo durante la mañana, pero necesitaban todo el tiempo del que dispusieran para solucionar el regalo de Sonia.
No quería parecer una histérica, pero sacó el celular del bolso y buscó "Pablo" en su agenda.
"El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura"
Pues sí que.., así no saldría de dudas...
Esperó otros diez minutos y volvió a sacar el celular, no era normal que aún no hubiera llegado. Si lo pensaba bien no sabía nada de él desde la noche anterior.. antes de su "cena".
Respiró hondo, pensamientos como eso no la ayudaba a tranquilizarse...
Como no apareciera lo llamaría
en periodos de dos o tres minutos, estaba decidido.-iMarizza!
Buscó el origen de la voz. Pablo le hacía señas al otro lado del paso de calle. Ella esperó a que se cambiara el semáforo y cruzó hacia donde estaba él.
-¿Qué ha pasado?
-Shhh, no hables tan alto.
Marizza entrecerró los ojos
¿Aún le duraba la resaca?
La noche habrá sido muuuuy larga.
Bajó el tono.
-Sólo falta el regalo de Sonia, no he conseguido encontrar ese bolso charolado que había visto hace unas semanas...
-Bueno, pues compremos cualquier otra cosa y nos vamos, al menos lo hemos intentado.
Marizza le miró extrañada, estaba aún más raro que el día anterior.
No quería empezar a pensar mal pero...
-Cualquier cosa tampoco, ¿eh? Que es mi madre..
Pablo la miró con dureza, como hacía mucho tiempo que no la miraba.
-Pues entonces encárgate tú ¿no? No sé para qué he venido, me duele horrores la cabeza y todavía queda toda la
parafernalia de la Nochebuena familiar...-iPablo!
-¿Qué?
Marizza no contestó, no le gustaba lo que estaba viendo y prefería terminar con eso.
-Vete a casa, yo buscaré algo y luego tengo que ir a cambiarme. ¿A qué hora nos encontramos?
-Si espero por ti iremos más justos, mejor voy a buscar a mi madre directamente. Tú puedes ir por tu cuenta ¿no?