Kyungsoo regresó a la universidad el lunes, mas no pudo fijar la mente en las clases. En ocasiones, transcurrió toda una hora antes que se diera cuenta de que no tomó ningún apunte. Más tarde pidió los apuntes a sus amigos, pero sabía que si no se tranquilizaba pronto, los resultados al final del año no serían lo que esperaba.
Se alegró cuando JongIn lo llamó por teléfono el jueves por la noche. Lo sorprendió al informarle que había terminado la obra del mar. Kyungsoo pensó que trabajó día y noche desde la última vez que lo vio.
—Ahora, trabajo en un proyecto mucho más pequeño —comentó JongIn—, que una persona común puede colocar en una habitación común. Un pajarito me aconsejó en una ocasión que no hiciera esculturas muy pesadas —Kyungsoo rió—.A propósito, Kris no podrá asistir a tu fiesta. Consiguió un empleo como conductor de autobuses a Surfer's Paradise, cada fin de semana. Dijo que lo lamenta; sin embargo, creo que se alegró, pues las fiestas lo enervan.
—Está bien, comprendo —aseguró Kyungsoo—. Si tú no vienes, te mataré. ¡Y no llegues tarde!
—¡Nada me mantendrá alejado! —habló con voz íntima que la hizo estremecer.
El día de su cumpleaños, Kyungsoo estaba muy excitado, y su entusiasmo iba en aumento a medida que transcurrían las horas. No dejaba de mirar el reloj, y contaba las horas que faltaban para volver a ver a JongIn. Su único pesar ese día fue que deseaba comprar un traje bonito para la fiesta, mas su corto presupuesto no se lo permitió. Tendría que usar su mejores prendas que vivían en su armario.
A las siete, ya estaba duchado, con el cabello lavado, y sentado en bata ante el tocador. Cuando se peinaba, su tío llamó a la puerta. Entró y trató de ocultar detrás de la espalda una caja grande y envuelta.
—Feliz cumpleaños, querido —sonrió y le entregó la caja. Kyungsoo se puso de pie, un poco perplejo.
—¡Pensé que abriría mis regalos hasta más tarde!
—Ah, pero este no puede esperar —indicó su tío y sonrió—. Vamos, ábrelo.
—¡Cielos! —exclamó Kyungsoo al abrir la caja—. ¡Tío Lee, me compraste ropa para la fiesta! —sacó las finas prendas de la caja—. ¡Oh, gracias, gracias! —lo besó.
—Te quedará bien, pues saqué unas prendas de tu armario para ver, la talla. Ya no te entretengo más. Bajaré para tener listos los vasos y las bebidas. También pondré un poco de música. Será mejor que bajes a las ocho, por si alguien llega temprano.
Al salir su tío, Kyungsoo se quitó la bata para ponerse la nueva ropa. Era una camisa blanca de algodón, con una franja negra bordada. El estilo le hacía recordar el tipo de ropa que usaría un chico atrevido. El pantalón negro se le ajustaba a las piernas marcando su figura.
Resultaba obvio que no podía usar la ropa se sentía un poco incomodo. Al mirar en el espejo cómo le quedaba, casi se desmayó. ¡No podía bajar así, pues los pantalones además tenían pequeños espacios rotos en el que se mostraban las piernas. ¡Era casi indecente!
La única solución era aflojar la camisa de la parte superior. Kyungsoo nunca vistió de forma tan atrevida, y a pesar de que su tío le compró la ropa, cuando al fin bajó, se sentía cohibido.
Su tío se encontraba de pie detrás del pequeño bar, en la esquina de la sala, y pulía los vasos, mientras tarareaba una canción. Al verlo, dejó de tararear, y exclamó:
—¡Santo cielo! —quedó con la boca abierta.
—¿No... te gusta? —preguntó Kyungsoo con voz temblorosa.
—Bueno, yo... —se controló de inmediato, y puso expresión resignada—. Estás encantador, Kyungsoo. Sólo me sorprendí al ver... lo diferente que se ve el pantalón en ti, que cuando estaba en la tienda —sonó el timbre—. Alguien llegó temprano —murmuró Lee—. Apenas faltan cinco minutos para las ocho. ¿Quieres abrir la puerta, Kyungsoo? Todavía no termino con los vasos.
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Amante Renuente KAISOO (COMPLETA)
RomansaAdaptación de la obra de Miranda Lee del mismo nombre de 1992