Levántate「𝐌𝐚𝐫𝐜𝐚𝐧𝐧𝐞」

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Pairing: Marcanne.

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Maggie tomó tu cuaderno sin permiso con el fin de copiarse la tarea de matemáticas, mientras te hallabas absorta en tu consola portátil. Quizás si Sasha no hubiera estado ausente por cuestiones de salud, la situación no se hubiera salido de control. Al darte cuenta de su hurto, quisiste arrancarle el cuaderno de las manos. Pero ¿cómo una persona como tú, podía siquiera pensar en hacerle frente a una bravucona? El esfuerzo a final de cuentas resultó inútil. Aunque, Anne, saltó a protegerte enseguida. La pobre chica se rizos, acabó siendo víctima del acoso escolar también.

Allí, en la parte posterior de tu preciada libreta, había algo escrito. Algo que Maggie curioseó sin miramientos. Notaste sus ojos agrandarse y el miedo en tus entrañas se disparó a niveles inconmensurables. Supiste en ese segundo que todo estaba perdido. Hubo un breve lapso de silencio, antes de que estallara en una desagradable carcajada que removió un tumulto de sensaciones desagradables en tu estómago.

"¡No puede ser!" Maggie exclamó al aire, capturando el interés de todos en el salón. El sudor frío perló tu frente y la ansiedad se apoderó de cada fibra de tu ser.

"¡Hey, tú! ¡Devuelve eso!" Una vez más, tu salvadora intervino encarando a la niña de gorra y pecas. Le apuntó acusadora con el dedo y se acercó a arrebatarle la libreta. Maggie no cesaba las vulgares carcajadas, por lo que no fue tan complicado recuperar lo que te pertenecía. "Ten, Mar-Mar." Anne te entregó el cuaderno, reparando en tu cara de pánico, una que, al parecer, jamás había visto en su vida.

Te mortificaste casi al instante. Aceptaste el cuaderno con miedo, sin prestar atención al rostro preocupado de la morena. Tu mirada viajó hasta colisionar con los ojos escrutadores de Maggie. Tragaste en seco al fijarte en su mueca desdeñosa. Con ese gesto pudiste deducir que tu secreto mejor guardado ya no se encontraba a salvo.

"Oye, Mar-Mar, ¿está todo bien?" Anne meneó la mano delante de ti. En cambio, retrocediste unos pasos, temerosa. Ella no comprendió tu extraño comportamiento, y la confusión matizada en su faz lo demostraba.

Maggie esbozó una sonrisa mordaz que heló tu sangre.

"¡Vaya!, ¿quién lo diría?" Retomó la palabra de pronto, encajándote una mirada de aversión, como si estuviera viendo a una clase de bicho raro. "La nerd nos salió rarita." Tragaste duro. Querías que guardara silencio, que se callara. Deseabas salir huyendo antes de que te humillara frente a todos. "Tenemos a una repugnante marimacho infiltrada en nuestra clase." Escupió con desprecio, resaltando el asco en su oración. "Asquerosa nerd homosexual."

Medio salón de clases ahogó un jadeo frente a la impactante revelación. Otros no demoraron en sumarse a las crueles risas que se elevaban conforme el tiempo transcurría. Pares de ojos descarados se clavaron en tu nuca, y, por supuesto, los cuchicheos a tus espaldas no se hicieron esperar.

La joven tailandesa se mantuvo estupefacta durante largos segundos. Negó con un movimiento de cabeza. Luego su rostro enrojeció y la furia brotó desde lo más recóndito de sus entrañas.

"¿Sabes qué? ¡No voy a permitir que hables así de Marcy!" Espetó, crispando los puños a sus costados. Estaba decidida a confrontar a la bravucona por haber osado a insultarte, hasta que tu temblorosa mano se ciñó alrededor de su muñeca, obligándola a detenerse. Giró el rostro, encontrándose directamente con tu acuosa mirada. Una punzada de angustia atravesó tu pecho. "¿Marcy?" Su timbre se suavizó para contigo.

Inclinaste la cabeza avergonzada, tus mechones de cabello ocultaron la tristeza plagada en tu expresión.

"S-solo déjala, Anne..." Pediste en súplica. Por más que te empeñaste en sonar natural, tu tono traicionero salió trémulo, inseguro; odiaste tu voz en ese momento. No querías que la morena se involucrara en problemas por tu culpa.

"Marcy, pero-"

"¿Protegiendo a su noviecita?" Maggie se burló una vez más con una tonada aguda, e instó a sus compañeros a que la apoyaran en su mofa.

En breve, el salón se encontraba coreando toda clase de palabras denigrantes. Horribles insultos que perforaban tu alma de la forma más vil y despiadada:

«Marimacho».

«Machorra».

«Gay de mierda».

«Maricona».

Desesperadamente recorriste tu alrededor con la mirada, el repudio resaltaba en los ojos ajenos. Las risas hirientes no se detenían. Todos te señalaban con el dedo. Dolía. Dolía mucho. No te detuviste a pensar, de inmediato colgaste tu mochila en el hombro y saliste apresurada del salón, en tanto, tus compañeros te arrojaban bolas de papel en el camino.

"Marcy, espera." Anne intentó detenerte pero, sorprendentemente, fuiste más veloz esta vez. Ella tampoco se tomó unos segundos para razonar, de igual manera salió detrás de ti, no sin antes hincar una última mirada asesina a la niña pecosa.

Solo detuviste tu carrera cuando abordaste el parque que tú y tus amigas solían frecuentar en la infancia; ese lugar te brindaba una inusual seguridad. Te sentaste en uno de los columpios y limpiaste las copiosas lágrimas con la manga de tu sudadera. Te sentías humillada.

Nunca te entrometías en la vida de nadie, ¿por que tenían que meterse en la tuya entonces?

Abriste el cuaderno y te situaste en la hoja final. Ahí mismo, tenías dibujado un enorme corazón con tu nombre y el de Anne dentro, con más corazoncitos alrededor. Las lágrimas se vuelven a derramar sobre el papel al recordar los insultos que tus compañeros de clase te gritaron. ¿En qué te habías equivocado?¿Por qué tenían que tratarte de esa forma tan inhumana? Nadie merece ese infierno solo por amar a alguien de su mismo sexo.

"¡Marcy!" La oíste a lo lejos. La voz de la chica que te ha cautivado. Te levantaste de golpe del columpio, asustada, pero sus brazos te recibieron en un abrazo reconfortante. "Marcy, lo siento mucho." Murmuró casi al borde del llanto, abrazándote con más fuerza. No entendías por qué se disculpaba, sin embargo, correspondiste a esa muestra de afecto que tanta falta te hacía. Hundiste tu rostro en el recoveco de su cuello y te lanzaste a llorar como nunca lo habías hecho.

Ella no te cuestionó nada en lo absoluto y continuó unida a ti, dando suaves masajes a tu espalda, esperando a que te desahogaras. No querías separarte de ella, Anne era lo unico que necesitabas para seguir adelante. Siempre ha sido tu soporte emocional.

"No dejaré que vuelvan a hablar mal de ti." Se separó un poco y llevó sus manos a tus mejillas. Con dulzura, secó tus lágrimas con sus pulgares y juntó sus frentes. "Juntas vamos a salir de esto, te lo prometo." Te sonrió con una de esas radiantes sonrisas que solo pueden ser comparadas con el mismísimo sol. Esas que te proporcionan seguridad y confianza. Esas que gritan que todo va a estar bien.

Una sutil curva se traza en tus labios. Vuelves a hundirte en ese cálido abrazo protector. Los brazos te rodean con cariño y un dulce beso es depositado en tu coronilla.

"Gracias, Anna-Banana." Susurras agradecida, embelesada por el mágico momento luego de un trago amargo.

Entiendes que quizás te espera un sendero complicado de atravesar. No será nada fácil, de ningún modo, mas no estás sola, nunca lo has estado. Tienes el apoyo de tus amigas y la gente que realmente te ama, no por lo que eres, sino por lo que vales.

Y, Anne, en especial, ha demostrado amarte sin igual.

Sabes que tienes que levantarte y continuar al frente.

𝐀𝐦𝐩𝐡𝐢𝐛𝐢𝐚 ꕥ 𝐷𝑟𝑎𝑏𝑏𝑙𝑒𝑠 & 𝑂𝑛𝑒-𝑆𝘩𝑜𝑡𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora