Six Lines (i)

1.3K 49 10
                                    

Si querías jugar Six Lines debías contar con una serie de requisitos ridículamente sencillos de cumplir, teniendo en cuenta lo peligroso que era el juego en sí. La dinámica era corriente: Tomaban una cucharada de cocaína, la ponían frente a tu asiento, la dividías en 6 gruesas líneas y las inhalabas todas de un solo golpe, sin parar. Cuando la última de las hileras ya hubiese desaparecido, el jugador grita 'Six Lines' y el anfitrión verificará mediante una serie de pruebas, nuevamente, ridículamente sencillas -como aquellas que le hacen a los conductores ebrios que la policía estatal atrapa los sábados en la madrugada después de una inminente fiesta de fraternidad- si el ganador no luce como un esquizofrénico hiperventilado; porque era muy fácil gritar 'Six Lines', pero ganar el juego era otro caso muy aparte. Si querías ganar, debías lucir como si no hubieses consumido ni una sola hilera: Los ojos abiertos y lúcidos, sin las pupilas dilatadas. Debías ser elocuente al hablar y mantener la vista en el interlocutor. Nada de risas esporádicas, alucinaciones, ni balbuceos. Porque lo que venía después de pasar la prueba de 'sobriedad' era lo realmente interesante. 'Six Lines' se había popularizado como juego en la facultad de medicina de la Universidad Estatal de Arizona. Su promotor fue un estudiante chino de intercambio que lucía demasiado bueno para ser cierto. Y al final de cuentas, así lo era. Kris era espeluznantemente alto y jugaba en la liga de Basketball de la Universidad. Sus cejas pobladas le daban un aspecto depredador a su mirada, pero su cabello rubio y desaliñado era casi una invitación tácita a recorrerlo con ansias durante una buena sesión de sexo en el cuarto de escobas del conserje. Aunque su inglés era fluido, nunca hablaba con nadie, ni se le veía interrumpir en las clases. Sus notas siempre fueron impecables y nadie tuvo alguna queja de él. La mitad del equipo de animadoras querían en secreto cabalgar su entrepierna después de que finalizaban los partidos; la otra mitad no tenía problema en expresarle abiertamente lo mucho que lo deseaban y se le insinuaban descaradamente. Sin embargo, muy a su pesar, Kris parecía ignorarlas a todas. Pero sólo les tomó unos meses enterarse del porqué de sus constantes rechazos. 'A Kris le van los chicos. Lo he visto cogerse a Zi Tao en los casilleros del cuarto de gimnasia'. Huang Zi Tao era otro chico casi tan alto e intimidante que Kris. Con ojos afilados y sonrisa pecaminosa. Siempre llevaba delineador bordeándole los parpados y tenía una bien ganada reputación de la perra número uno del equipo de baloncesto. Y es que a pesar de ser un hombre, la flexibilidad de su cuerpo y el trabajo maravilloso que hacía -gratis- con su lengua todos los miércoles después del entrenamiento los dejaba a todos satisfechos y libres de frustraciones. E incluso, si estaban en semana de torneos, Tao iría un poco más allá y le ofrecería al capitán un poco más que solo una felación a escondidas en el cuarto del conserje. Solo para liberar la tensión y asegurarle a la Universidad una victoria infalible al final de la temporada, claro. Tao siempre pensaba en todos, era tan considerado. A pesar de que el 'trabajo' de Tao con el equipo de Basketball era algo que todos sabían, se mantenía como un secreto implícito. De aquellos de los que medio mundo está enterado, pero prefieren callar. Aunque no es como si alguien pudiera probarlo, ya que hasta aquel día en el que descubrieron a Kris y a Tao en los casilleros todo era un simple rumor. Así que Kris tuvo que sobrellevar en silencio los cotilleos poco discretos que viajaban a velocidades despiadadas por toda la facultad acerca de su renovada sexualidad, ignorando, por otro lado, cómo el resto del equipo de basketball también había disfrutado de los gratos servicios que Tao les ofrecía a menudo. No tardó mucho tiempo después de que los rumores se disiparan y buscaran un nuevo rumbo. Tao siguió con lo suyo y el equipo desde entonces trató de ser más discreto, vetando a Kris de cualquier clase de satisfacción corpórea que Tao le pudiese ofrecer porque ,"por tu culpa casi nos hacen una cita con el decano, idiota''; aunque Kris no ignoraba las miradas esporádicas que Tao le lanzaba mientras complacía al resto de sus compañeros. Kris no podía dejar escapar como el joven de rodillas se sujetaba de los muslos torneados de los jugadores, deteniéndolos de embestir su boca de nuevo, solo para voltear de vez en cuando y lanzarle un giño por encima del hombro a Kris que estaba en la esquina más alejada, observando todo en silencio.

Not So Bed Time Stories // ChanBaek //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora