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30 semanas de embarazo.

Takemichi apretó sus labios viendo su teléfono y aquel chat con diferentes fechas en cada mensaje, ninguno fue respondido y tampoco visto por aquel contacto.

El pelinegro miro el mensaje que envío hace apenas unas semanas "Es una niña!" Y deslizó su dedo hacia arriba para ver el mensaje anterior "Voy a ser papá", volvió a subir "Espero que asistas a la boda mamá. Quiero que conozcas a Hina".

Y arriba de eso estaba el primer mensaje enviado, la invitación a su boda.

Pero nunca le llegó.

O en todo caso, ella nunca quiso ir.

Takemichi apretó su teléfono entre sus manos, dejándose caer en su cama. Estaba cansado de querer contactarla, tenía entendido que ese era su teléfono, porque lo era. Su tío se lo había dado.

Y entonces ¿Por qué no le respondió jamás? ¿Realmente a ella no le importaba su hijo? En serio Takemichi no quería pensar así, porque tal vez solo se equivocó de número, tal vez le habían robado el teléfono o se le había roto, o quizás...

— ¿Simplemente no quiere hablar conmigo? 

Levantó la vista, desbloqueando su teléfono una vez más y entrando al chat nuevamente.

Takemichi sintió que iba a llorar en ese mismo segundo. Pero no podía, ¿Por qué iba a llorar por algo que obviamente iba a pasar?

Ella no le iba a responder, para ella seguramente no era más que la vergüenza de su familia.

Así que se levanto de la cama despacio, y se dirigió a la sala, donde Hina estaba sentada en el sofá con su computadora.

— Amor... 

— ¿Que sucede? — su esposa lo miró sobre la pantalla de la laptop, sonriéndole levemente.

—... Voy a ir a casa de mí madre.

Hinata pestañeo varias veces, asintiendo con la cabeza lentamente y resistiendo el brusco impulso preguntar el porqué de eso, dejando la oportunidad de que Takemichi le explique.

Solo que esa explicación nunca llego y Takemichi ya estaba buscando su abrigo y llaves.

— ¿Ya? ¿Vas a ir ahora?

— Si, sino me voy a arrepentir... Ya lo estoy haciendo de hecho. — Takemichi río entre dientes mientras se ponía su chaqueta e iba a la entrada de la casa para ponerse sus zapatos — No sé a qué hora voy a volver... Te mando un mensaje si vuelvo muy tarde ¿Okay?

— Está bien. — Hinata acepto, aunque no están del todo segura si era buena idea.

El tema de la madre de Takemichi era casi un tabú, no se debía de hablar de ella, una regla que jamás fue dicha ni escrita, pero que ella comprendió de manera silenciosa cuando no apareció el día de su boda, y cuando Takemichi puso aquella expresión triste al darse cuenta de que ella no vendría.

La relación de ambos Hanagaki parecía ser algo... complicada. Por lo que ella jamás pregunto, pero si algún día su esposo le quisiera contar, ella lo escucharía.

Pero hasta ahora, eso nunca pasó. Si hacia memoria, Takemichi no mencionaba a su madre desde ¿secundaria, quizá?

— Amor, ¿Están bien las cosas con tu mamá? — no pude evitar preguntar, aún sabiendo que estaba siendo un poco insensible tal vez.

Takemichi miró los cordones ya atados de sus zapatos, cuestionandose lo mismo —... La verdad, no lo sé. Voy a averiguarlo, supongo. — Hinata lo miró insegura a lo que el se levantaba y se dirigía a ella, plantando un pequeño beso en su mejilla — Vuelvo después.

Family. (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora