Capítulo 1

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Solo se escucha el crepitar de la madera consumiéndose en el fuego de la chimenea

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Solo se escucha el crepitar de la madera consumiéndose en el fuego de la chimenea. Un leve olor a humo impregna la estancia, y el fulgor de la lumbre le otorga un ligero tono anaranjado a la sala.

Taehyung está apoyado en el quicio de la ventana, mirando cómo los pequeños copos de nieve se depositan con delicadeza sobre el manto blanco que cubre el suelo del exterior. Acerca la copa de vino hasta su boca dejando que el líquido granate moje sus labios, baje por su garganta y calme la sensación de frío que invade su cuerpo desde que él se fue.

Le prometió que volvería, que siempre estaría a su lado, que no habría nada en el mundo que pudiera separarlos. Se prometieron muchas cosas aquella noche entre besos, abrazos y caricias, mientras sus cuerpos desnudos se enredaban sobre la alfombra.

Suelta un largo y profundo suspiro apartando la vista de la calle, del camino de entrada a esa pequeña casa en las montañas. De ese mismo sendero por el que le vio alejarse y el cual lleva dos días observando.

Desea verle llegar bajo la intensa nevada, espera que en cualquier momento se abra la puerta y aparezca con su plumas negro y sus vaqueros ceñidos. Haciendo ruido al pisar con sus pesadas botas y con su pelo negro salpicado de cristalitos blancos de nieve. Desea que le sonría, con esa sonrisa risueña que hace que desaparezcan todos sus problemas y que caldea su corazón.

Se deja caer en el sillón y nota la pesadez en sus músculos. Es como si su cuerpo aguantara una pesada carga invisible, como, si al dejarle, hubiera echado sobre él toneladas de tierra mojada inmovilizando todos sus sentidos. Y, realmente, eso es lo que siente.

Cuando Jungkook se marchó, todos sus sentimientos quedaron paralizados. Ahora solo nota la angustia de la ausencia. Extrañando las yemas de sus dedos recorriendo cada milímetro de su cuerpo, anhelando su boca desesperadamente, sus suaves y húmedos labios, su lengua recorriendo el borde de las comisuras de sus propios labios, como si fueran el caramelo más dulce del mundo.

Siente un escalofrío al recordar todas las caricias que le regaló, y su piel se eriza en cada punto donde sus manos le tocaron. Cierra los ojos y rememora ese último beso. Un beso que solo existe en su recuerdo, un beso que comienza a tener un regusto a despedida.

Al traer ese momento a su memoria vuelve a experimentar las mismas sensaciones: el leve temblor que sacudió sus piernas cuando sus labios se aproximaron lentamente hacia los suyos salvando la breve distancia que los separaba, esos segundos en los que tardaron en fusionarse se le antojaron los más largos del universo y, cuando por fin se fundieron, la electricidad que recorrió su cuerpo como una descarga e hizo que sus manos se aferraran a su pelo con fuerza y que su boca reaccionara al contacto con un hambre voraz de su saliva, reavivando en él el impulso de querer arrancarle la ropa que le cubría y devorarle a besos y mordiscos el cuerpo entero.

Vuelve a sentir la tensión que agarrotó todos sus músculos en ese instante, también siente cómo su presión sanguínea se debate entre darle latidos a su corazón o seguir aferrada a su zona íntima. Siente cómo el flujo de su sangre hace un gran esfuerzo por seguir con el recorrido por sus venas.

◐ 𝓣𝓱𝓻𝓮𝓮 𝓕𝓪𝓬𝓮𝓼 ◑ [+18] ᵀᵃᵉᴷᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora