◐ 𝓣𝓱𝓻𝓮𝓮 𝓕𝓪𝓬𝓮𝓼 ◑ [+18] ᵀᵃᵉᴷᵒᵒᵏ

Capítulo 40

‼️*Este capítulo contiene escenas violentas*‼️

—¿Qué cojones ha pasado? —vocifera Namjoon nada más atravesar las puertas del club.

El fuerte golpe que da con el puño sobre la barra del bar hace que su cuerpo se encoja en el sitio, paralizado en la entrada.

—Tranquilo jefe —Seokjin apoya una mano en su hombro intentado calmarle.

—No me digas que me tranquilice —continúa chillando.

Las facciones de su rostro completamente crispadas por la cólera.

—No es la primera vez que perdemos un cargamento —prosigue el moreno, hablando en un tono pausado—, nos recuperaremos, siempre lo hacemos.

La mirada que el otro le devuelve es de puro fuego, pueden distinguirse a la perfección las llamas del enfado que le quema por dentro ardiendo en sus iris.

Ve como el mayor retrocede un par de pasos, intimidado por esos ojos encolerizados.

Jungkook no se atreve a moverse del sitio donde se ha quedado parado, ni siquiera se atreve a respirar demasiado fuerte para no llamar su atención.

Lo único que quiere es salir de allí.

Necesita que el aire fresco le golpee en la cara, necesita desahogarse, dejar salir todo lo que siente por dentro, ese enjambre de emociones que ni siquiera consigue colocar en su mente.

Necesita gritar tan alto que le queme la garganta, con tanta fuerza que le duelan los pulmones.

Necesita golpear algo, echar fuera toda la rabia y el malestar que siente por dentro.

‼️ La imagen del cuerpo de Jimin tendido en el suelo, su torso cubierto de sangre, la debilidad de su voz escapando en un susurro de entre sus labios, no deja de perseguirle.‼️

Igual que tampoco le abandonan los remordimientos que siente por haberle dejado allí tirado, en el frío asfalto. Aun sabiendo que le iban a ayudar, que se quedaba en buenas manos, sigue sintiéndose culpable por no haberse quedado con él.

—Tú —la mirada enfurecida de Namjoon se clava en él.

No deja de señalarle con el dedo mientras avanza con grandes zancadas en su dirección.

De forma instintiva, Jungkook retrocede varios pasos hasta que sus talones chocan con el rodapié, hasta que su espalda queda pegada a la pared.

—¿Por qué no arrancaste cuándo te lo dije? —su dedo índice dando fuertes toques en su pecho— ¿por qué no te marchaste?

Se queda en silencio, no porque el miedo le impida hablar, de eso nada, ya no siente miedo, solo se siente cansado, abrumado, sobrepasado por todo.

Es solo que no cree que merezca la pena replicar, por eso se queda callado.