◐ 𝓣𝓱𝓻𝓮𝓮 𝓕𝓪𝓬𝓮𝓼 ◑ [+18] ᵀᵃᵉᴷᵒᵒᵏ

Capítulo 53

Sabe que lo que va a contarle no es algo bueno, puede verlo en cada uno de sus gestos inquietos, en cómo desliza la yema de sus dedos por la piel de su muslo, recreándose largo tiempo, intentando pellizcar los pelitos que la adornan, manteniendo su vista fija en esa acción.

Sobre todo, lo ha visto en el brillo de sus ojos, en ese pequeño destello de oscuridad que ha refulgido en ellos unos segundos antes de retirar su mirada de él, centrándola en el juego de su mano sobre su pierna.

No quiere escuchar lo que sea que tenga que decirle, está convencido de que no va a gustarle, tal como no le ha gustado la forma de pronunciar la palabra futuro.

En otras circunstancias hablar de futuro juntos le habría entusiasmado, pero, tal como lo ha dicho, ha sonado a que ese porvenir no les incluye a los dos y eso es algo para lo que no está preparado.

Los minutos pasan y tan solo se escucha el silencio que les envuelve, amenizado por el sonido de sus suaves respiraciones y por el palpitar de sus corazones.

El suyo late con tanta fuerza, presa de los nervios y la incertidumbre, que está convencido de que se escucha como el ruido de una perforadora, aunque lo que le taladra realmente es esa quietud tan abrumadora que ninguno de los dos parece atreverse a romper.

—Mi amor —habla, al fin, tras un largo rato callados—, sea lo que sea no pasa nada, lo superaremos juntos, como todo lo demás.

Por fin, Jungkook eleva la cabeza y lo que ve en sus iris le parte el alma incluso antes de que diga nada, pudiendo vislumbrar el dolor que le causa solo pensar en las palabras que tiene que decir.

—No quiero separarme de ti —declara con un claro nudo en su garganta.

Siente como afianza el amarre de su brazo izquierdo alrededor de su cintura, aproximándole todavía más, aunque el espacio que separaba sus cuerpos era mínimo.

Entrelaza los dedos en su pelo, acariciándole con delicadeza, cuando oculta la cara en su torso descubierto.

Puede notar la humedad mojando débilmente su pecho, supone que por las pequeñas gotas que derraman sus ojos, motivo por el cual ha escondido el rostro.

Cambia de posición, dejando de estar sentado de lado en su regazo para ponerse a horcajadas sobre él, descansando en sus rodillas, necesita mirarle de frente para poder leer bien sus ojos, las palabras en ocasiones pueden quedarse a medias y en sus iris sabe que encontrará toda la verdad.

Sujeta su cara con ambas manos, reposando sus palmas en sus mejillas, haciéndole elevar el rostro hasta que sus miradas se cruzan.

Puede ver el dolor que siente en su interior, pesar porque piensa que tiene que alejarse de él, pero hay algo más, algo que no consigue descifrar todavía.

—Cuéntame qué ocurre —le pide con voz suave.

No deja de mirarle ni un momento, manteniendo sus pupilas fijas en las contrarias, intentando aparentar que no está nervioso, que por dentro no está muerto de miedo ante lo que vaya a decirle.