Soy Krum, Karina Krum. Tengo 15 años y estudio en la escuela de Durmstrang, donde el 99% de los alumnos son chicos y el 1% soy yo. Todos los estudiantes que salen y entran por la puerta son hombres, excepto yo. No os voy a mentir, yo debería de esta...
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Mi nombre es Krum, Karina Krum. Tengo 15 años y estudio en la escuela de Durmstrang, donde el 99% de los alumnos son chicos y el 1% soy yo. Todos los estudiantes que salen y entran por la puerta son hombres, excepto yo. No os voy a mentir, yo debería de estar en la escuela de Beauxbatons, pero viendo mi carácter y mi poca feminidad, me mandaron a Durmstrang junto a mi hermano Viktor Krum.
Viktor y yo somos los mejores jugadores Búlgaros, de hecho mi apodo es la Dama de Durmstrang y su apodo... Simplemente es Viktor Krum. Triste, ¿verdad?
Me encontraba profundamente dormida cuando la puerta comenzó a sonar por las golpizas que alguien le estaba dando.
—¡Despierta Karina! ¡Igor tiene algo que decirnos!— gritó Kaspian Vandellvir.
—¡Mierda!— me levanté rápidamente de la cama y me vestí lo más rápido que pude.
Corrí hacia el gran comedor y me quedé muda cuando vi que todos me miraban como si de un fantasma me tratase.
—Perdón por la tardanza...— hablé con un poco de vergüenza. Noté las risas de los amigos de mi hermano.
—Está bien, Karina. Siéntese.— dijo Igor Karkarov, el director de la escuela.
Me senté juntó a mi hermano y sus amigos.
—¿Estabas en el quinto sueño, dormilona?— Viktor revolvió mi pelo haciéndome enfadar.
—Buenos días a todos. Se que no es muy común reuniros tan pronto, pero hoy tengo una gran noticia que daros. He recibido una carta de la escuela de magia de Hogwarts. Nos han invitado a que participemos en el torneo de Los tres Magos.— anunció Igor haciendo que todos festejaráramos. — ¡Silencio! No todos los alumnos participareis. A los participantes se les enviará una carta.— Igor volvió a sentarse en su asiento y los alumnos comenzamos a hablar entre nosotros.
—Ojalá pudiera ir, pero es poco probable que me llegue la carta...— dijo Killen, el hermano de Kaspian.
—¿Y por qué no te iba a llegar?— le pregunté.
—Porque no soy tan buen jugador como tú o tu hermano...
De repente, los cuervos comenzaron a entrar en el comedor y a repartir las cartas a los elegidos.
Cogí la carta que cayó a mis manos y comencé a leerla.
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Estimada señorita Karina Krum:
Este año se llevará a cabo el torneo de los tres magos y usted ha sido seleccionada.
Recuerde que tiene que asistir por obligación o será sancionada.
Le deseo un buen día. IGOR KARKAROV Director del Instituto Durmstrang.
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—¡Me han cogido!— grité feliz.
—¡A mi también!— mi hermano me miró asombrado.
—Lo tuyo era obvio, Viktor...— dijo Killen apenado con las manos vacías.
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—No te preocupes Killen, el próximo años podrás ir.— le intenté animar.
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Los elegidos nos encontrábamos ensayando nuestra entrada.
—¡Haced de nuevo la entrada! ¡No os sale bien! ¡Kaspian, quiero un salto mejor!— Igor Karkarov estaba frustrado. — Krum, Karina Krum. A mi despacho.
—¿Pasa algo, señor Karkarov?
—Quiero que tú hagas un dragón de fuego en tu presentación.— habló directo.
—Claro, señor.
—No solo eso... Cómo dije este año será el torneo de los tres magos, y te tenía contemplada para participar por qué tienes todo para ganar pero el ministerio puso una regla que no te lo permitirá, solo los mayores de 17 pueden participar. Por ende tu no puedes hacerlo pero quiero que ayudes a tu hermano Viktor por qué se que él llegará a ganar.
—Claro, señor Karkarov. De todos modos no tenía en mente jugar en un torneo suicida.— hablé haciendo reír a Karkarov.
