Soy Krum, Karina Krum. Tengo 15 años y estudio en la escuela de Durmstrang, donde el 99% de los alumnos son chicos y el 1% soy yo. Todos los estudiantes que salen y entran por la puerta son hombres, excepto yo. No os voy a mentir, yo debería de esta...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nada más despertarme, me vestí y fui rumbo al comedor. En el pasillo me encontré con Cedric, aunque no tenia ganas de hablar con nadie por lo que me pasó ayer.
—¡Karina! Buenos días.— me saludó el chico.
—Hola Cedric.— sonreí un poco apenada.
—¿Estás bien?— me preguntó posicionando su cara delante de mí, lo cual me hizo sonreír.
—Bueno... ayer pasó algo.— me rasque el codo nerviosa.
—¿Algo? Karina, ¿alguien te ha hecho daño?— me agarró del brazo preocupado.
—No, Cedric. Siento que soy yo la que le ha hecho daño a alguien.
—¡Oh, venga ya! Estoy seguro de que no has hecho nada malo.— habló con obviedad. —Puedes contarme lo que sea, eres como una hermanita para mí — me sonrió tiernamente.
—Vaya, parece que tengo otro hermano.— reí.
—Seguro que yo soy más guapo.— bromeó con sarcasmo.
—Lo eres, Diggory. No te voy a mentir.— reímos los dos.
—Venga, Karina. Cuéntame tus penas.— me agarró del brazo.
—AyerTommebesó.— dije lo más rápido que pude.
—Hey, hey, hey. Baja el motor, fiera.— me tranquilizó. —¿Has dicho que quién te beso?— dijo sin entenderme bien.
—Tom.
—Tom...— habló pensativo. —Espera. ¿Tom Riddle?— abrió los ojos.
Yo asentí cabizbaja.
—Wow... ese chico no perdió mi un minuto contigo.— río, pero yo lo miré mal y él se disculpó cabizbajo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.