—Bueno, ¿Para qué quieres la bala? —preguntó Axel rompiendo el hielo.
—Nicolás me dijo que la bala no era la misma que las anteriores, es decir —explicó Samara—, dijo que era extraña. Se la pedí para comprobarla y bueno, es verdad —terminó Samara sacando otra bala distinta de su bolsillo.
—¿Por qué son diferentes? —preguntó Axel extrañado.
—Tal vez en tu realidad y en la mía son distinto material. Bueno, estamos corroborando que no son iguales —respondió ella.
—¿Crees que por ello me duela más esta herida?
—No lo sé Axel no soy doctora —respondió ella seria viéndolo fijamente.
Axel rodó sus ojos y seguido de ello Samara rio.
—Si no sabes entonces mejor deja de deducir —dijo él sarcástico.
—Bueno, puede ser, ¿a mí que me preguntas? Jamás he recibido una bala de tu realidad.
—¿Quieres recibirla? —preguntó inocente Axel cargando su arma.
—Pues si se siente un dolor menor no creo que sea problema —respondió ella poniendose de pie.
— ¿Qué? —preguntó Axel al ver la acción de Samara— No te voy a disparar, me caes bien —Rio él—, por ahora.
Samara mostró un rostro indignado, pero inmediatamente rio.
—Bien, muéstrame tu herida —ordenó Samara, Axel la miró confundido.
—Comienzo a pensar que sí me querías ver desnudo Samara —dijo algo confundido.
—Claro que no —se quejó Samara riendo—. Te voy a curar.
—¿No que no eres doctora? —levantó Axel una ceja tras oír eso.
—No Axel, no lo soy, pero tengo un poder para curarte.
—Y una razón para aprovechar y verme desnudo.
—¡Que no Axel! Sabes qué, que te cicatrice a tu paso —dijo ella saliendo de la habitación molesta.
—No apagaste la luz —gritó él.
—Hazlo tú mismo —contestó ella mientras se acostaba con intención de dormir.
Axel solo sonreía, amaba la manera en la que Samara se desesperaba. Le gustaba molestarla y hacerla enojar, su compañía le agradaba, y si era una condena, sería la mejor del mundo.
Minutos después Axel logro conciliar el sueño y se quedó profundamente dormido mientras que Samara en su habitación estaba molesta con él por lo sucedido, pero tampoco duró mucho sin conciliar el sueño y quedarse dormida. Dos horas después Samara despertó, miro en su brazalete, eran las 3 am en su realidad; tomó su celular y verificó la hora, era la misma en ambas.
Se dirigió al baño y mojó su rostro, se veía cansada, atormentada ¿y cómo no estarlo? Estaba en un lugar que no conocía, bastante lejos de casa y sin ninguna posibilidad de volver. No sabía si estaba bien el estar ahí, ella no pertenecía a este lugar, pero también pensaba mucho en las palabras de su amiga.
“Nadie nos dice donde estar cuando se trata de felicidad”
Y era cierto. No era del todo feliz en estos momentos, pero sonreía, reía y se sentía más segura, ese era un buen comienzo.
Salió del baño y se teletransportó a la habitación de Axel, este estaba profundamente dormido, la luz del cuarto había quedado encendida. Se dirigió cautelosamente hasta donde él estaba, para no despertarlo, al llegar a su cama hizo el intento; con cuidado descubrió el brazo de Axel y puso su mano unos centímetros arriba de la herida. Se concentró en la herida y en lo que quería hacer y una luz roja apareció bajo su mano, con el mayor miedo que podía llegar a tener, contuvo el aliento y decidió continuar, 5 segundos después la luz se apagó y la herida de Axel había desaparecido. Estaba totalmente asombrada por lo que era capaz de hacer, no tenía idea de cuándo ni cómo… Pero presentía que algo así funcionaba su poder, y no se había equivocado.
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𝘈𝘹𝘮𝘢𝘳𝘢. 𝘔𝘪 𝘔𝘦𝘫𝘰𝘳 𝘊𝘰𝘯𝘥𝘦𝘯𝘢 ⚠️2da publicación
Ficção CientíficaElla no pertenecía a ese mundo, sin embargo creó el suyo con él, aquel chico que jamás había estado interesado en el amor y que había despertado con su manera de ser... Pero había algo que los separaba, y no era una persona, si no un gran problema...