ButterCookie01 | KookTae

03 Huellitas

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Apenas son las once de la noche y la familia Kim ya está dormida, excepto por JungKook, como es usual el alfa tiene insomnio, normalmente lo que hace en esos casos es navegar por el perfil de Sugarholic1234, pero esa noche "debido a su esguince" duerme en el sofá de la sala y no planea arriesgarse a que alguien lo descubra; dormir en el sofá —idea suya— parecía el plan perfecto: escabullirse por la noche, un plan de escape a último minuto —nunca se tienen suficientes—, intentarlo de nuevo no hacía ningún daño, infortunadamente, su padre omega fue más listo y se aseguró de bloquear cualquier medio de escape ¡Maldición! Dormirá en el sofá por gusto, no es la incomodidad del mueble lo que le molesta —ya que él es demasiado grande para éste y apenas cabe— sino lo que lo rodea: la bombilla del pasillo tiene falso y parpadea a pesar de estar apagada, el perro —por muy encantador y adorable que sea— del vecino ladra a diestra y siniestra, el motor del refrigerador zumba, y el maldito fregadero de la cocina gotea.

— ¡Maldita sea! —Arroja la sábana al suelo y se dirige a la cocina ignorando el dolor en su tobillo —. Es simple —menciona sarcástico —, sólo hay que cerrar el grifo con fuerza —dicho y hecho. Su padre omega siempre hace lo mismo, nunca cierra el grifo como se debe; un problema menos queda el resto, la bombilla no es un problema, pero el refrigerador... ¿Es malo si lo desconecta?

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La fiesta termina, todo ha sido encantador, no quiere admitirlo en voz alta, pero se ha divertido, pasar tiempo con la familia de JongIn y con el novio del mismo, le ha sentado bien, lo necesitaba, despejar la mente un rato le sentó de maravilla; como es usual su mejor amigo lo lleva de regreso al apartamento, ni siquiera debe pedírselo, es algo implícito en su fraternidad. El trayecto es en silencio, ha sido una amena velada y no ha necesidad del intercambio de palabras, una estación de radio suena al fondo, JongIn conduce sin prisa, KyungSoo —la pareja del alfa— tararea desde el asiento del copiloto y TaeHyung admira el manto nocturno desde el asiento trasero.

Eventualmente llegan al edificio del omega, sus amigos lo dejan en la entrada y esperan a que éste entre para asegurarse de que todo esté orden, TaeHyung se despide en la puerta y una vez ellos se van, él sale, es una noche demasiado hermosa como para dejarla pasar.

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Casi quince minutos y nada, el tomacorriente —el que usan para el refrigerador— está tras el enorme electrodoméstico y no logra alcanzarlo, quiere mover el refrigerador para desconectarlo, pero con su tobillo dañado no puede apoyarse y ejercer fuerza.

Su mente está concentrada, necesita desconectar el refrigerador porque está seguro de que no podrá dormir de no hacerlo; hasta que el ringtone destinado a su contacto favorito irrumpe sus pensamientos ¡Es el señor omega! — ¿Cómo estuvo la fiesta? —Pregunta tras un saludo tímido por parte de los dos.

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La pregunta lo descoloca unos segundos, por un momento olvidó que le había dicho a JungKook sobre la fiesta, por supuesto que el alfa no conoce toda la verdad, según el pequeño alfa: TaeHyung aún sigue con su familia a muchas millas de distancia, y, la fiesta era por parte de su familia y amigos de la infancia, no podía decirle toda la verdad y tampoco podía ocultarle el hecho de la fiesta porque su rutina es hablar después de la cena por un par de horas.

Omitiendo los nombres —porque JungKook los conoce a todos—, TaeHyung le relata lo ocurrido con lujo de detalle desde el momento en que el omega entró al restaurante hasta que regresó "a casa de sus padres"; en lo que JungKook escucha fascinado como TaeHyung habla con un tono de voz eufórico, éste camina por las calles de la ciudad.

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La voz del señor omega es música para sus oídos, no quiere compartir esa dulce melodía con nadie por lo que contramina con fuerza el aparato contra su oreja, no quiere pasar por alto ningún detalle del relato, de la voz o de la emoción con la que el omega relata todo lo ocurrido ese día; su mente podrá estar enfocada en esa meliflua voz, pero su lobo está más concentrado en desconectar ese infernal refrigerador, el maldito electrodoméstico no deja de zumbar y no los deja escuchar en paz la bonita voz del señor omega; sus oídos están atentos a la bonita voz, pero su mano desocupada —la otra se aferra al teléfono celular con fuerza— tantea sin pensar tras el electrodoméstico con el fin de alcanzar el tomacorriente, con la bajo mesada y la alacena al lado le es más difícil su cometido.

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La primera parada es el Universo de la Pizza, hablar con JungKook, bueno, más bien relatar su día mientras el pequeño alfa exclama sorpresa al otro lado de la línea; le calienta el corazón, escuchar la voz del pequeño alfa —ahora un poco más ronca— le provoca nostalgia, quiere experimentar de nuevo lo vivido con JungKook así que planea hacerlo, la pizzería por el momento es el lugar más cercano por lo que es su primer destino, escuchar la voz de JungKook y visitar los lugares en donde estuvieron juntos es una excelente idea para terminar un buen día.

—La comida... —exhala calmo, recordando el sabor en el paladar —sin palabras, debo preguntar por la receta —comenta con diversión. Se coloca frente a un escaparate del restaurante, el indicado para divisar la mesa que muchos meses atrás usaron.

— ¿Qué tal el pastel?

—Pues... —una familia ocupa la mesa predilecta, están ahí, pero TaeHyung sólo ve al pequeño alfa y así mismo discutiendo por algo sin importancia, un bonito recuerdo que le transmite nostalgia, algo que meses atrás le provocó vergüenza por su propio comportamiento infantil ahora es algo que recuerda con cariño. Apoya la mano desocupada en el cristal —pudo ser mejor —bromea y escucha una adorable risa al otro lado de la línea.

— ¿Tan malo fue? —Bromea de vuelta.

—Yo no dije que fuera malo —sonríe.

—Lo conozco —sentencia con timidez el pequeño.

TaeHyung niega divertido sin emitir palabras, JungKook apenas lo conoce, cómo podría hacerlo si prácticamente sólo hablan por teléfono. Deja de tocar el cristal y sostiene el aparato con ambas manos contra su oreja. —Si eso es verdad —hace una breve pausa —¿Tienes alguna idea de lo que me gusta?

—Hm —se escucha un suspiro y un leve ronroneo al final —. Tengo muchas, de hecho.

¿Qué fue eso? Eso último no lo dijo el pequeño JungKook, está seguro, es su voz, pero el tono es más... cómo explicarlo, más audaz, más decidido, incluso a veces denota coqueteo, como al parecer en esa ocasión, está seguro de que fue el lobito del pequeño. Atónito aleja el aparato de la oreja y vuelve a verlo sin poder creer el tono que ha usado JungKook.

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