Hermoso.

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×CAPÍTULO II×

-E-esto..-

Narrador Omnisciente

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Narrador Omnisciente

-¿Se puede saber que quieres?.-Escupió enojado intimidando al menor, pues su rostro era aterrador.

-E-eh...- El joven seguía sin poder formar una palabra, pues estaba muy asustado y agitado. Al ver ésas reacciones el albino no pudo evitar sonreír de manera burlona, sin decir que estaba sorprendido por su increíble belleza. Al ver que no decía nada se fastidió.

-¿Acaso te comió la lengua un gato?- Dijo de forma amenazante mientras se acercaba lentamente a la altura del menor, pues para ser un chico era muy bajito. Río para sus adentros al ver cómo se contraia miedoso, le gustaba ése rostro de miedo, se acercó hasta quedar a sólo unos centímetros de su cara, cosa que subió los colores rojos y rosados a las mejillas del peliburdeos.

Ése rostro le gusta aún más.

-Ehm, ¿sensei?.- Una voz femenina desconcerto a ambos, quiénes giraron hacia dónde provenía la voz; uno con rostro sonrojado y el otro inrritado. La pelimorada sonrió al ver lo que ocurría, otra vez Sanemi-san intimidaba a sus alumnos.-Ara ara~ Sanemi-sensei. ¿Que hace con un alumno en los pasillos en pleno horario de clases?.- Dijo observando a ambos con su típica sonrisa de poker.

-¡¿Eh?!.- El albino arqueó una ceja, ¿el chico bonito es de su clase?. Observó sus reacciones aún sin separarse de él buscando respuestas, a lo que sólo obtuvo un leve asentimiento mientras apartaba su rostro a un costado, no queriendo darle la mirada, acción que lo provocó de una manera impresionante. Quería ver su rostro todo el tiempo.

-Uhm, entonces creo que debería seguir con la clase, Sanemi-sensei.-Mencionó la bella mujer, mientras daba pequeños golpesitos en la espalda del peliburdeos, apurandolos a entrar. Luego de éso despedirse e irse. Así quedó el aula en un silencio incómodo, Tanjiro no se atrevía alzar la mirada luego de tal escena. Su corazón no dejaba de latir rápidamente, creía que se le iba a salir del pecho.

-Tsk.-Soltó un quejido el mayor antes de gritar.-¡¿Que miran?!.¡¿Ya completaron los ejercicios?!-Dijo para dirigirse a su pupitre, mientras que el menor se quedó parado en su lugar. Sanemi se sentó de forma desarreglada en su silla para volver sus ojos al pequeño, formó una sonrisa al verlo quieto en un lugar pero temblando nervioso, apostaba que podía sentir su mirada y que éso lo colocaba de ése modo. Su sonrisa se hizo más grande y su pecho se inflo de orgullo.

Narrador Protagonista/ Sanemi.

-Acercate.-Ordene recibiendo muchas miradas pero en especial la de él, su ojos rojos eran como la sangre misma y brillaban como la luna, me gustaban. No separe mi vista de él observando cada paso que daba hacia mi, con sus manos juntas, rozando sus pulgares nervioso. Ése chico empezaba a llamarle mucho la atención, una vez frente a el unas ganas inmensas de acercar su rostro al de él otra vez se apoderaron de él, pero lastimosamente tenía que continuar con la maldita clase, aunque me asegúraria de hacer que se quédase después de terminarla.-Presentate.- Dije sin poder apartar mi mirada, giró su vista hacía mí para asentir levemente dándole un aura sumisa que me consumió el alma, quiero a ése chico.

El deseo de corromper Donde viven las historias. Descúbrelo ahora