Lo mejor del amor. [L.S] ✔

12

Louis jamás había hecho el amor. Mucho menos había tenido sexo en su habitación.

El hecho de que estuviera a punto de hacer eso con Harry, lo estaba poniendo más nervioso de lo que demostraba.

Porque si, Louis quería hacerlo bien, darle el mejor momento de su vida.

Pero, alguien que aprendió a amar a base de castigos y recompensas, jamás podría hacer algo delicado a la hora de fundirse en un colchón.

En serio que lo estaba intentando, incluso hizo todo aquel embrollo de las rosas alrededor y las velas aromáticas, también había ambientado el lugar con esa música que, según había buscado por internet, servía para hacer el amor y tener un momento romántico y especial con tu pareja.

Louis se reía de lo patético que era.

Harry estaba ansioso. No podía creer que estaba a punto de ofrecerle su virginidad a un viejo de casi cuarenta años.

Pero bueno, pensaba que era un viejo lindo y con plata y se le pasaba.

Sólo un poco.

Louis no le dio tiempo a pensar cuando lo sostuvo de la cintura y lo pegó contra la puerta de su habitación, buscando sus labios con la necesidad efervescente de besarlo. Porque no sabía otra forma de demostrar afecto.

Deslizó sus manos a través de toda la curvatura de su torso, viajando por sus costillas y subiendo por sus hombros, perdiéndose en la galaxia infinita de sus clavículas para por fin alojarse en sus mejillas, en tomarlo delicadamente del rostro para enfatizar un beso que contrastaba con lo lento que estaba siendo con sus manos.

Harry suspiró sobre sus labios, cerrando en puño sus manos en su cintura, apretando con fuerza aquel pedazo de tela que le impedía sentir a Louis completamente.

—Decime que me vas a elegir.—Louis le susurró, cerrando los ojos con fuerza porque sabía que lloraría en cuanto se cruzara con los de Harry.—Mentime aunque sea por esta noche.

Harry respiró profundamente por la nariz, sintiendo que el aire que entraba por su sistema le quemaba el alma entera, porque cada vez que percibiera un perfume como el de Louis, le recordaría el sabor de sus besos, a lo brillante y feliz que se sentía cada vez que amaba de verdad.

—Esta y todas las noches que me quedan voy a ser tuyo.

Louis asintió, con el corazón golpeándole la caja torácica con vehemencia, aún así supiera que era todo una vil mentira, que Harry no sería suyo porque ya le pertenecía a alguien más.

Le hundió los dedos en la parte baja de su cabeza, justo antes de llegar a su nuca, y volvió a unir sus labios, intentando transmitirle todo aquello que le generaba su simple coqueteo, sus palabras tiernas, dulces, inocentes.

Lo volteó con delicadeza, empujándolo con la misma lentitud y cuidado a través del pasillo que lo separaba de su cama.

Arrastraban los pies, porque sus fuerzas las habían concentrado en la unión de sus labios, porque no había nada más importante que el sentirse, el saber que se tenían aunque fuera por una sola noche.

Le desprendió los botones de la camisa con parsimonia, casi sin querer porque Louis en serio juraba que no necesitaba nada más, que se quedaría toda la noche besándole los labios y susurrándole lo mucho que lo quería, que lo necesitaba todos los días de su vida porque ya no podía encontrarse vacío, porque nada se sentiría igual después que se fuera, que se casara con alguien que ambos sabían que él no amaba.

Harry se encargó de deslizar su propia camisa por sus hombros, haciéndola caer al colchón detrás de ellos, mientras sentía la lentitud con la que Louis intentaba quitarle los pantalones, con ese rastro de preocupación y cuidado al desprenderle el botón y tirar de él hacia abajo, tan sólo porque quería que fuera especial.