Capítulo 3: Truce

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《¡Holi holi! ¿Qué tal? Lamento la tardanza por este capítulo, pero me enganché en un servidor de Discord donde hice muy buenos amigos y en serio que casi no tenía tiempo de escribir JAJAJ <3 en fin, aquí esta. ¡Espero os guste! 💛》

El dúo emprende camino hacia la ciudad de Latissa, con el Guardia Dorado tomando la delantera mientras Luz corretea a sus espaldas intentando seguirle el paso, aún sosteniendo el bastón que le pertenecía a él

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El dúo emprende camino hacia la ciudad de Latissa, con el Guardia Dorado tomando la delantera mientras Luz corretea a sus espaldas intentando seguirle el paso, aún sosteniendo el bastón que le pertenecía a él.

—Uf, vaya, Kikimora debe odiarte —menciona Luz en tono cansado con el fin de entablar conversación y así aligerar un poco el tenso ambiente. El rubio no responde. Ella dirige su mirada hacia los ciudadanos, observando a su alrededor para analizar el cómo es la cotidianidad allí—. ¡Wow! No he salido mucho fuera de Bonesborough, ¡Latissa es genial! —exclama con entusiasmo dándose una vuelta a la vez que mira todo fascinada—. ¡Espera! ¿Adónde vas? —cuestiona con molestia al notar que el chico se desvió del camino para perderla de vista—. Hey, te salvé la vida. Lo mínimo que podrías hacer es decirme tu nombre —le reclama frunciendo el ceño, recibiendo un bufido a manera de respuesta.

—¡Guardias! Llévenme a la sala de comunicaciones —ordena con voz autoritaria al acercarse hacia ellos—. Necesito contactar con el castillo de inmediato —informa antes de deslizar su guante, mostrando a los guardias su tatuaje del Aquelarre del Emperador.

—Que lindo —toma la palabra uno de ellos, comentando con voz sarcástica—. No sabía que a los niños de tu edad todavía les gustaban los tatuajes temporales.

—Sí, enséñanos tu insignia —exige el otro, obteniendo una mirada estricta por parte del adolescente.

—¡Soy su superior y puedo probarlo! —afirma con decisión y una expresión molesta que instantáneamente se vuelve parte de su rostro, demostrando su enfado. Se vuelve a Luz, extendiendo su mano—. Bastón.

Luz esconde el bastón a sus espaldas de forma disimulada. Lo mira con inocencia fingida mientras su contrario le devuelve una mirada desconcertada.

—¿No es un poco tarde para que los niños estén afuera? —pregunta el más alto de los guardias.

—Sí, regresen a su casa antes de que llamemos a sus padres —advierte el otro, abandonando el lugar y dejando a ambos jóvenes en solitario.

El rubio observa con notable rabia a la morena y empieza a perseguirla con toda la rapidez que puede emplear. Ella corre entre la gente del pueblo, esquivándolos con cuidado de no tropezar y ser capturada.

—Uh, perdón. ¡Lo siento! —se disculpa atropelladamente al meterse en el camino de un gato, quien les aúlla y sisea antes de resbalar gracias a que el Guardia dorado lo empuja fuera del camino, haciéndolo dejar caer la carga que traía en la espalda.

Luz empuja un cubo de basura a la vez que sigue corriendo con el fin de atrasarlo, pero él sin más salta sobre él. Después, salta por encima de una repisa y cae sobre un conjunto de escaleras, derramando parte del contenido que almacenaba una de las cestas perteneciente a otro ciudadano de aquel lugar.

Golden Light | LunterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora