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ꟷ¿Por qué lo dice? ꟷ pregunto interesado el general.

ꟷ por como firma la carta ꟷpauso ꟷy por el fondo.

(...)

La reunión había finalizado así que estaba recorriendo el patio central hundido en mis propios pensamientos.

Criminales... esa palabra no dejaba de dar vueltas en mi mente. De hecho, la carta en si no paraba de revolotear en mi mente. Cada palabra, cada letra, cada detalle del fondo.

Si todos eran criminales, ¿Qué tenía que ver mi familia en esto?, o mejor dicho, ¿Qué habían hecho?

Realmente mi familia era normal, teníamos un buen hogar, la comida nunca falto, mis padres tenían un buen trabajo y mis dos hermanos mayores estaban en la universidad.

De repente la imagen de los cuerpos de mi familia apareció levemente en mi mente. El olor metálico de la sangre llego a mis recuerdos y la sonrisa retorcida del hombre que me arrebato todo lo que quería se reproducía claramente en mi mente alejando cualquier otro pensamiento.

Mire mi brazo y hay estaba. La cicatriz de la bala que hubiera deseado que me asesinara en el momento que toco mi piel.

ꟷ hey, chico ꟷsu voz sonaba lejana ꟷ¿estas bien?

Carel me miraba con preocupación.

ꟷ si, si, no te preocupes.

ꟷ estas pálido.

ꟷ no es nada.

(...)

Mi mente no paraba de jugar en mi contra. Cada cierto rato volvía a reproducir recuerdos del día en el que mi mundo entero decayó.

A veces escuchaba el goteo de la sangre cayendo del cuchillo directo en la alfombra, a veces escuchaba claramente el sonido de la bala aproximándose a mí, y la sonrisa torcida del repugnante ser a cargo de atormentarme día y noche no paraba de aparecer en mis recuerdos.

Mi paranoia al saber que el asesino podría estar asechándome aumentaba con cada segundo.

El miedo y desconfianza sumado al echo de que mi mente jugaba en mi contra con imágenes y recuerdos de ese día, hicieron que evidentemente tuviera una pesadilla.

Desperté cuando la bala toco el piso. Todo era claro, cada segundo, cada minuto de ese recuerdo tortuoso fueron claros.

Mire el reloj ubicado en mi mesita de noche, 2:50 am.

Estaba sudando, no como luego de correr, pero si como si fuera un día caluroso. Me levante por un poco de agua a la cocina, todo estaba en silencio. Vivir solo era difícil, te lo puedo asegurar. Todo el día pasaba en silencio, las noches se volvían densas y sentía que el silencio aumentaba el doble.

De repente un fuerte golpe en mi puerta me sobresalto haciendo que un poco de agua cayera directo en mi camiseta. Espere unos segundos y esta vez fueron varios golpes seguidos.

Camine lentamente hacia la puerta con desconfianza, le quite el seguro y la abrí rápidamente. No había nadie, ni nada. ¿estaba alucinando? Quizá seguía medio dormido. Mire a mi izquierda y luego a mi derecha, la puerta que daba a las escaleras estaba siendo cerrada silenciosamente, me aproxime a ella lentamente, la abrí con cuidado, pero claramente no había nadie. El sonido de pasos bajando se volvió claro, baje rápidamente intentando alcanzar a quien fuera que me estuviera intentando gastar algún tipo de broma.

Al bajar encontré el ascensor con las puertas a milímetros de cerrarse. Pulse el botón varias veces con desesperación, pero las puertas no se abrieron.

ꟷmaldición ꟷsusurre frustrado.

Luego de unos minutos las puertas se volvieron a abrir, entre y al acercarme al teclado para marcar alguno de los pisos había una flecha roja apuntando hacia el piso -1.

ꟷ el estacionamiento ꟷsusurre nuevamente con duda.

Cuando las puertas se abrieron revelaron lo que menos me esperaba ver en ese momento.

El saco utilizado como mascara estaba situado a unos metros de mí. Lo podía ver claramente, ya no era la mancha oscura con forma indefinida que había visto ese 31 de diciembre, era bastante clara bajo la nítida luz del lugar, los agujeros en donde anteriormente se situaron los ojos oscuros y de mirada penetrante que me atormentaban día y noche.

Bajo estos estaba el agujero en donde antes se situó la sonrisa torcida que no dejaba de aparecer a cada segundo en mi mente.

Era su máscara y ahora estaba frente a mí, clara y con cada detalle en ella.

Hilos que se querían desprender de ella, gotas de sangre seca en distintos puntos brillaban bajo la luz.

Una vez estuve frente a ella observé que desde la parte de atrás de la mascara se asomaba un pequeño trozo de papel.

cuando estaba por tomar el sobre escuche como las puertas del elevador se abrían haciéndome voltear bruscamente.

En medio del suicidio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora