2. La pulga y El tuerto

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Capítulo 2

"La pulga y el tuerto"

⭐⭐⭐

El viento golpeaba con fuerza mi cabello provocando que este danzara libremente, junto con el armonioso sonido que producían las hojas de los arboles al chocar entre sí. Cerré los ojos inhalando el agradable olor de diversas flores y césped recién cortado.

—¡Estela quieres darte prisa! —Masculló mi hermano arruinando un bello momento—. Sí te la vas a pasar olfateando como perrito los patios ajenos, por lo menos hazlo cuando no haya nadie observándote —inquirió señalando a un grupo de personas que pasaban a un lado de la acera, me miraban como si tuvieran frente a ellos a una demente.

Avergonzada por la manera en que me miraban y reían sin disimulo, me enderecé y caminé rápido hacia mi hermano quien tenía una mirada cansada. Él tenía puestos unos audífonos y en su espalda llevaba dos mochilas, la suya y la mía por supuesto. Como todo un caballero.

Ambos seguimos con nuestro camino hacia casa después de tener nuestro primer día de clases, que para mi punto de vista fue exitoso pues no hubo esas típicas personas arrogantes que quisieran intimidarnos por ser los nuevos. Aunque tampoco los hubiésemos dejado, si de algo nos sirvió mudarnos tanto era que sabíamos cómo defendernos. Mi hermano al contrario de mí, no era agresivo y no se dejaba llevar por sus impulsos, pero cuando veía que los demás me molestaban; se le salía el Bruce Lee de bajo presupuesto que llevaba dentro.

Llegamos a casa y el olor a lasaña recién preparada, nos recibió. Amaba cuando mamá la preparaba ya que era mi favorita.

Después de lavarnos las manos, mi hermano y yo tomamos asiento en el comedor mientras mamá servía. Papá aún se encontraba en el hospital, como era su primer día tuvo que trabajar muy duro para acoplarse rápido a ese nuevo lugar.

—¿Qué tal su primer día, mis bebés? —chilló mamá pellizcando mi mejilla como si fuera una niña de ocho años. Aunque la verdad no me molestó su acto, para nada; en ese momento solo quería que me dejara devorar ese trozo gigantesco de lasaña que sostenía en su otra mano.

—Genial, mamá. Yo ya hice amigas —anuncié con alegría y ella caminó hacia mi hermano, quien estaba sentado a mi lado izquierdo.

—Y tú, no me piensas contar —dijo mamá a Brandon también pellizcándole la mejilla. Éste hizo mala cara porque no le gustaba que mamá lo tratara como un bebé cuando ya tenía diecisiete.

—Él se la pasó durmiendo toda la clase y no salió en ningún momento del salón —murmuré con tono de reproche y Brandon tiró de mi cabello, haciendo que soltara un grito repentino. Quise hacer lo mismo, sin embargo, como yo era más madura que él, solo me limité a sacarle la lengua.

Mamá volvió a la cocina ignorando lo que acababa de pasar y aproveché que ella no estaba para robarme otro trozo de lasaña. Ya con dos trozos de lasaña en mi plato, comencé a comer al igual que mi mamá y hermano. Mechones rebeldes de mi larga cabellera comenzaron a molestarme hasta que Brandon se dio cuenta, tomó una liga y hábilmente me ató el cabello; mientras yo solo me dediqué a comer como si no hubiera un mañana.

                       ⭐⭐⭐

Segundo día de clases, acababa de pisar la entrada y ya mi hermano; mi guardián, mi protector y mi todo, me había abandonado. Se fue por su lado y me dejó a mi suerte.

Pero deja que lleguemos a casa ¡Lo voy a dejar calvo! Pensé adentrándome a la escuela.

De nuevo me puse unos jeans flojos y algo desgastados, unos botines negros que me hacían lucir más alta y usé una blusa que había hecho con una pañoleta negra que encontré en el cuarto de mi hermano.

La Chica Que Vino De Las Estrellas © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora