Mha: La princesa Para El caballero.

Capítulo Uno.

Para ser un fin de semana, la sala del 1A estaba muy tranquilo, más de lo usual. Al menos por una parte.
Y es que la mayoría decidió tomar ese día de descanso para fortalecer lazos o bien, dándose un momento a solas, eso ya dependía con quien te fijaras.

Aunque habían grupos extravagantes como el de Sero, Mina y Kaminari que buscaban ver que pasaba si metían un huevo al microondas. O más pacíficos, como el de Toru y Ojiro los cuales entrenaban un poco con ayuda mutua, el que tomaba el centro de atención para esta historia era uno regular que no hacían más que platicar trivialidades tontas que recordaban de la nada.

Como si aquella vez que a Midoriya lo siguieron las abejas hasta tirarse al lago fue un sábado o un jueves, nada que tuviera mucho sentido o fuera interesante de saber.
Bueno, era así hasta que La dulce Uraraka decidió hacer una sutil pregunta que no iba dirigido ciertamente al delegado, pero afecto a ambos chicos por igual.

—Antes de aquí ¿Han tenido pareja?—. Un muy golpe bajo sin querer, aunque a uno lo afectaba más que al otro.

Supo que su pregunta había estado de más cuando tanto Tenya como Midoriya comenzaban a balbucear y a tratar de cambiar de tema, pero desgraciadamente para ambos, la platica llegó más lejos de lo deseado ya que antes de que pudieran buscar algo nuevo de que hablar, Kaminari y Sero llegaron curiosos con rostros de clara de huevo por todo el cuerpo.

—¡Vaya! Hasta que hablan de algo interesante—.Yup, El blondo se sentó a sus anchas entre el grupo que se crispo al ver que estaban obligados a seguir.

Sero le siguió y con ello Mina, que hace un instante tenía el cabello manchado. —¡Yo era muy popular en ello! Tuve unos cuantos novios en secundaria pero. . . Creo que nada totalmente serio—. Admitió Mina mientras se limpiaba con la manga de Kaminari, él cual solo hacía muecas.
Por su parte, el pequeño grupo de tres, aceptó su cruel destino de seguir esa charla.

O bueno, Ochako lo tuvo que aceptar cuando los demás se unieron también. Vaya que él chisme unía lazos de amistad
Pronto medio salón descansaba en la sala rodeandose entre sí, soltando anécdotas de sus viejas parejas.
Buenas o malas lo decían, no servía de nada negar que estuvieron ahí.
Y vaya, quien diría que Shoji a pesar de no ser muy popular tuvo una que otra novia.
Luego estaba Ojiro avergonzado con su única ex la cual conoció en un torneo, lo seguía Aoyama con sus múltiples aventuras de hetero pero no mucho.
Tampoco dejemos de Lado a kirishima, que a pesar de no tener novia, tuvo algunos flechazos que no pudo mencionar en su momento, dejándolo nada más como un hubiera, y con la mirada puesta en mina, todos supieron de quien hablaba, excepto ella.
En fin, anécdotas habían muchas y sería tedioso enumerarlas y oír a cada una, aparte de que ciertamente la historia iba dirigida a alguien más, al menos esta.

—¿que hay de usted delegado? Sabemos que aquí no le da ni la hora a nadie—. Estas palabras fueron acompañadas de fondo con un frustrado francés consolado por la segunda al mando. —Pero hasta usted debe tener algo que contar ¿No?—.
Y ahí fue, toda la atención fue dirigida de golpe a su persona. No es que le molestara ser el centro de atención pero, tampoco quería denigrarse de esa forma
Si de por sí lo molestaban por su falta de expresarse correctamente, decirles la verdad sería ponerse la pistola a la cabeza.
Tampoco podía mentir, aparte de que era terriblemente malo haciéndolo, no le gustaba la idea ya que se supone él es el ejemplo a seguir de la sala

Suspiró. —No e tenido novia, pretendientes quién sabe. Aún asi nunca me he sentido atraído de esa forma a alguien más—. Yup, no había más verdad que esa
Todos quedaron un segundo incrédulos, sabiendo que no era la mayor sorpresa de sus vidas conociendo la actitud tan recta y casi robótica de su delegado, pero es que también les costaba creer que no se haya sentido atraído ni una sola vez, incluso el nerdo de Midoriya tuvo una cita.