Capítulo Cuatro

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Un humeante rastro invadió el interior de la sala común del A ocasionando que se activarán las alarmas contra incendios y una lluvia artificial cayera sobre todos, quienes aún no se recuperaban del shock por aquella explosión que aparentemente bakugo no tuvo nada que ver.

Mientras varios abrían las ventanas para limpiar el interior y otros prendían ventiladores para apoyar, la figura de Mei comenzó a asomarse entre tanto desastre, bajo la mirada expectante de Aquel joven de mirada carmín.
¿Cómo lograba verse así? Parecía incluso planeado, movimientos elegantes entre caótico camino, era hipnotizante.
Tenía que admitir una cosa, esa mujer era terrible pero muy bella, no por nada era bastante popular a pesar de esa horrible actitud que Cargaba consigo.

¿Por qué estaba pensando eso?

Entre las frías gotas de agua, sintió una cálida mano sobre su hombro, una que al ver que fue descubierta se transformó en una enredadera mortal que estaba quemandolo, o bien, un toque de Hatsume mei.

—Al fin te encuentro señorito, necesitaba verte pero eres muy bueno escondiendote eh, igual no importa. Grabate bien esto, donde sea que estés mei va a encontrarte siempre, lata oxidada—.
Eso había sonado raro y Tenya no se molestaba en disimular aquella mueca incómoda y confundida, mientras trataba de apartarse para quitar cortésmente su mano de su hombro, pero parecía que ella no quería ceder, incluso sintió sus dedos hundirse en su piel... Sería mejor detenerse.

Tenya guardaba molestia e inconformidad en su mirada, ni siquiera tenía que decirlo, era muy obvio, lo que sólo hacía más divertidas las cosas para la chica. —Hatsume Mei, vienes aquí sin motivo alguno causando disturbios y poniendo en riesgo la salud de mis compañeros ¿que te pasa? ¿Tan urgente es lo que quieres decirme? Si no es así te pediré que te retires y corras a ponerte algo seco antes de que te resfries—. Mei suspiró cansada interrumpiendo el sermón de quien tenía los lentes empañados y casi casi estaba regañando un trapeador por no ver bien su paradero.

Ese tipo era incluso más duro con ella que el mismo power loader ¿no sabía relajarse? Le gustaba verlo tranquilo, por eso había llegado hasta ahí, pero quizás sólo debió tocar la puerta antes de usar su baby, el cual a este punto no recordaba para que servía ni para que lo había llevado, tampoco importaba ahora que solo era un montón de chatarra en la puerta. —Vamos, no estuvo tan mal ¿Por qué te quejas si no veo a nadie sangrando ni herido?—. Desvío la mirada topandose con Todoroki, el cual se quedó mirando unos segundos antes de volver con Tenya, su sonrisa crecía. —Bueno, al menos no por mí culpa—.

Antes de que Tenya se quejara otra vez por su comportamiento tan irresponsable, la joven uraraka se le acercó entre el ambiente que ya estaba mucho mejor pero sin duda todavía era incómodo.
Se notaba preocupada.

—¿Tenya? ¿Estas bien? ¿Con quién hablas?—.  Su dulce voz era una clase de calmante para aquel, el cual sólo suspiro acomodando sus lentes y volteandola a ver.

—Estoy bien Uraraka, no te  preocupes, tampoco es NADIE ¿Cómo están Midoriya y tú? Deberían salir y tomar aire fresco—. Observó cómo está asentia, también sentía una pesada mirada sobre él, como si estuvieran juzgandolo.

—Justo íbamos a salir ¿Quieres venir?—.

Claro que quería, el ambiente ahí dentro era asqueroso, pero a pesar de que no le agradará, no podía ser tan grosero con la pelirosa que incluso parecía camuflajearse en el ambiente, ya que Uraraka no la notaba. —No te preocupes, vayan de una vez, quizás más adelante los alcance pero no prometo nada ¿si?—. La castaña solo asintió mientras recibía una palmada de aquel y se retiraba, topandose con la figura de Mei en el camino, asustandose un poco y queriendo preguntar, pero notando la mirada de Tenya sabía que ni el tenía idea de que hacía ahí, era mejor irse y preguntar más tarde, eso hizo.

Nuevamente con ambos con el centro de atención, Mei jugaba burlona con la manga del vestuario de aquel, mientras con incomodidad lo veía, esperando que dijera algo.

—Bien Hatsume, llegaste aquí Buscándome, dime rápido que necesitas que debo limpiar todo esto—. Usualmente no era tan duro, no quería serlo pero es que aquella chica lo sacaba de quicio aunque a veces quisiera convencerse de que no era tan mala, pero parecía que ella hacía un esfuerzo por manchar la poca buena imagen que el delegado conservaba de aquella.

Por su parte, Mei Reía. —Quería verte, es todo ¿tan raro suena?—. Incluso así sonaba como un mal chiste, pero esa burla casual que usaba no estaba presente, parecía ser sincera.

No quedaba de otra más que confiar en ella otra vez, aunque siempre que lo hacía algo malo pasaba, era una especie de caos andante. —Bueno, en realidad quería pedirte un favor—.

Bueno, ya se había tardado mucho en sacar sus verdaderas intenciones, a Tenya comenzaba a irritarle, parecía que sólo le importaba convivir con los demás cuando le traía beneficios... Que grosero de su parte pensar eso, pero desgraciadamente era la verdad.

Tenya estaba cansado de ella, aunque habían convivido relativamente poco cono para tener una actitud precisa sobre ella, solo sabía que no le agradaba y ya. —¿que necesitas? No estoy dispuesto a servirte de anunció otra vez, eso si—. A pesar de que le resultaba tan mal, no podía rechazar un favor así como así, esperaba fuera algo sencillo o si no ahí si tendría motivos para pedirle que se retirara y que por favor evitará hablar con él.

¿No estaba siendo muy duro? ¿Por qué actuaba de esa forma? No era así ni cuando estaba molesto con alguien, pero ella sacaba lo peor de él.

Hatsume sonrió. —Necesito calcular algunas velocidades para programar a mi Baby lo más rápido posible, para eso necesito a mi corredor estrella—. Se rio al ver el rostro deformarse del ojirubi, parecía perturbado por la idea de ayudarla con una de esas cosas que explotaban cada que tenían oportunidad ¿las fabricaba con pólvora o que demonios? —Wow delebot, parece que viste un fantasma. No te preocupes, no tienes que hacer gran cosa, solo correr y yo voy a medir velocidad y tiempo para adaptarla ¿te suena complicado?—.

Seguro se estaba burlando de él para convencerlo, se le había un horrible método pero desgraciadamente era muy efectivo, Tenya tan orgulloso como siempre solo negó, mientras acomodaba sus lentes y pensaba cuantas posibilidades había de que saliera herido de eso... Eran muchas pero nada realmente grave, entonces ¿Por que no intentarlo? Además se lo debía por lo del otro día y por no poder dejar de pensar tan mal de ella, sería un alivio moral para sí mismo aunque también sería una tortura.

—Si, como sea ¿cuando hay que empezar?— fue suficiente, Mei le dio la mano y y la agitó con poca delicadeza, logrando sacudirlo un poco y dejándolo mareado.

—¡Tú solo llega al taller y ahí te diré los detalles, muchas gracias!—. Estaba tan agradecida y no tenía como pagarlo...de su bolsillo sacó una bolsa vacia de papas y se la dejo en la mano, mientras le guiñaba un ojo. —Tómalo como pago, pronto valdrá millones—.
Antes de que Tenya reclamará salió disparada de ahí, aún había una leve lluvia artificial sobre ambos así que su estornudo a la lejanía fue inevitable.

Tenya aplastó fastidiado la basura, tenía mejores cosas que hacer justo ahora, aunque claro que notó la mirada de Tokoyami sobre él, el cual rápidamente devolvió su vista al libro que tenía entre manos, aunque dark shadow lo miraba atento, esperando quizás algo.

—¿Que lees?—. Decidió mejor no preguntar sobre si vio todo ese desastre ¿aunque como estaba leyendo con toda esa agua? Alguien apague la maldita alarma por favor.

Tokoyami se encogió de hombros y mostró la portada, no había nada especial en ella más que un nombre tallado en dorado.—Nah,basura romántica... Enemies to lovers—.

Y siguió leyendo sin más preguntas de parte de Tenya, el cuál supuso que era mejor irse a su  habitación a cambiarse antes de resfriarse, tenía mucho que hacer en la limpieza como para centrarse en un nuevo tema, tenía suficiente con la tontería de caballeros y magia, bah.

—Enemies to lovers ¿que es esa tontería? No  puedes amar a quién odias simplemente por qué si—.

Y entre quejas de aquel género tan absurdo sacó el envoltorio de su puño, estaba arrugado obviamente e incluso tenía algo de aceite aún...sería una locura no tirarlo, pero no lo hizo.

La dejó en su escritorio junto a una lata vacía de jugo de naranja que brillaba de forma inusual.

Tenía que cambiarse, se había metido en una locura sin saberlo.

Mha: La princesa Para El caballero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora