Capítulo V

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Le dolía horrible la cabeza, el cuerpo también, odia al mundo, fue mala idea quedarse dormida en el jardín, incluso la luz le pega en la cara y es molesto, debió hacer un esfuerzo por arrastrarse hasta la cama... Abrió de a poco los orbes pensando se encontraría con un cielo azul precioso sin embargo fue totalmente diferente, el techo de concreto fue su detonante para entrar en razón, se sentó de golpe mirando alrededor, está en una habitación de hospital ¿por qué? ¿Dónde se supone...?


— ¡Joder hasta que despiertas!


Dio un respingo por ese casi grito, en seguida la habían abrazado y apretujaban con fuerza, quejo bajito por ello, le duele todo. Dos segundos después quien estaba con ella se apartó para verla con preocupación, es Aiko.


— ¿Estás loca? ¡Casi me di un ataque en estos últimos tres días! —está hablando rápido, sabe que lo hace cuando está alterada —Te desmayaste en el estúpido parque y estuviste tres días inconsciente, hasta hipertermia te dio ¡Qué carajo! ¡Renuncia a tu trabajo, solo te causa estrés y horas sin sueño!


Entendió todas y cada una de las palabras de su mejor amiga pero su atención no estaba como tal en ella, se veía las manos consternada, no puede creerlo, no quiere creer que todo eso que vivió fue un sueño ¡Se niega! Eso se sintió muy real ¡Esos tres días fueron muy reales! El ayudarle a Aoi, el conversar con Shinobu y Tanjirou, la compañía de Rengoku ¡No, no, no, no! Sollozo bajito antes de echarse a llorar con ganas, sintió que la abrazaron pero solo hizo chillará con fuerza, no quiere, no quiere, no quiere aceptar eso fue un sueño.

Ella está segura eso fue real, su corazón lo sabe.

Su amiga hizo de todo para por fin poder calmarla, estuvo sorbiendo por la nariz y gimoteando mientras le contaba que unos niños la habían encontrado cerca del puentecito, apareció defensa civil y cuando la mayoría de curiosos se acercó a ver –incluida su persona- se dio cuenta que pues, era ella, de ahí la habían traído al hospital, se le desato una fiebre de los mil demonios que no le bajaba con nada y eso los llevaba al ahora que están ahí hablando. No le hacía feliz oír eso, solo la hace querer llorar más, solo mata sus esperanzas de que no haya sido un sueño sin embargo todas las pruebas apuntan a que sí y ella solo quiere encerrarse a llorar hasta quedarse seca.

Los médicos no tardaron en ir al cuarto para examinarla, los ojos, los reflejos, su memoria, le dijeron que no hubo contusión así que todo estaba bien, todo bien menos su corazón que se sentía chiquitito por la decepción tan grande que tenía. Estaría un día más en el hospital y podría irse. Su amiga se alegró mucho y le agradece de verdad el que estuviese pendiente de ella todos esos días, quiere sentirse feliz, de verdad que sí pero maldita sea, se siente realmente mal.

Ha tenido muchos sueños en su vida que por un momento le parecieron reales pero esto... Eso que ella vivió dentro de su cabeza fue lo más real que jamás sintió.

Estuvo un mes sin que le apetecería hacer absolutamente nada, pidió un permiso en el trabajo porque no se sentía en óptimas condiciones para andar chismeando alguna vida y menos hacer la columna que le tocaba de la revista, ella solo quería que su cama se la tragara y ser una con la misma.

Quiere olvidarse de eso y no puede, no se le sale de la cabeza y cada que se acuerda solo quiere llorar como una idiota.

Ni por el imbécil de su ex lloro tanto como con ese sueño que tuvo, solo quiere regresar ahí para abrazar más al trío que se la pasaba junto, también a Aoi y a Senjuro, pero más que nada a quien quiere abrazar y nunca soltar es a Kyojuro.

Persiguiendo El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora