Capítulo II

10 4 0
                                    

El abrazo de él se hizo aún más fuerte al punto de sentir que no podía respirar y aún ni con eso quería apartarlo, quizás era lo que necesitaba para estar tranquilo.

Podía oírlo murmurar cosas, empezó a quejarse que no debió desperdiciar su vida de esa manera, que tenía muchas cosas que ver y hacer, que dejo una herida marcada muy dentro suyo, que la vida de él no valía la suya, al parecer acababa de encontrarse con la persona por la cual murió la cazadora y como era de esperarse aún la herida seguía abierta, podía decir que lo entendía a medias y es que cómo tal no podría entender por lo que está pasando, ella no está segura de poder manejar la muerte de alguien cercano así sea para protegerla, quizás la destruiría más de la cuenta; lo dejo desahogarse todo lo que quería, le acaricio el cabello rubio un par de veces mientras pensaba qué decir, no cree pueda hablar por la mujer que ellos perdieron pero...


—No creo debas culparte, creo que dar la vida por alguien que quieres no debería ser cuestionado, solo atesorado...


Por fin después de muchos minutos eternos sintió aflojo el agarre que le tenía, no la soltó, se apartó un poco para verla y se notaba el desconcierto en su único orbe visible, una mano paro en su mejilla y el cambio de temperatura fue sorpresivo, su mano estaba muy cálida.


—Mitsuki... ¿En verdad eres tú?

—Sin duda ese es mi nombre pero... No soy la persona que ustedes conocieron y perdieron.


Le sonrió con dulzura tratando de minimizar el daño, en su rostro se vio una clara expresión de decepción que fue reemplazada unos minutos después por una sonrisa radiante, quizás en otra ocasión le hubiese parecido la sonrisa más bella que ha visto en su vida pero justo en ese segundo sabe y da por hecho que se está forzando a sonreír.


— ¿No? Quizás te olvidaste de nosotros y nuestro trabajo pero sigues siendo igual que nuestra Mitsuki —murmuro deslizando sus dedos por su frente, sien y mejilla —En el caso de que tu alma renaciera... Agradezco no recuerdes nada aunque eso signifique olvidarte de mí.


En vez de sentirse feliz por sus palabras fue todo lo contrario, con eso que dijo solo le demostró que esa sonrisa tan bien montada logró tapar casi por completo el cómo se siente de verdad. Pero no del todo. Aparto la mano que la tocaba con todo el cuidado del mundo y a pesar de eso él no dejo de sonreír, negó suave antes de palmearle con algo de fuerza ambas mejillas, obvio lo desconcertó y puede verlo en su rostro.


—Si no quieres sonreír no lo hagas, solo te lastimas —dio por hecho deslizando sus dedos entre el cabello rubio —Si quieres llorar, gritar o lamentarte, hazlo... Pero sonríe solo cuando tu corazón así lo desee.


La sonrisa se perdió una vez término de hablar, la veía con una seriedad absoluta, no cree haber dicho nada malo y él lo sabe, éste bajo la mirada luego de un rato y casi de inmediato se llevó una mano a la cara para ocultar el lado derecho de la misma, gracias al resplandor de los árboles logró ver el desliz de unas lágrimas en el ojo sano. Eso estaba mejor. Sintió la horrible necesidad de confortarlo así que lo abrazo, recostó la cabeza del varón en su hombro izquierdo y froto suavemente su espalda, no le sorprendió volviera a abrazarla igual de fuerte que en un principio, supone fue tan repentina la perdida que ninguno tuvo la oportunidad de siquiera despedirse...

Persiguiendo El DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora