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Eunji seguía el ritmo de la música, dejándose llevar por ella y disfrutando cada movimiento, aunque no podía hacerlo tanto como le gustaría al sentir la mirada seria de Gaeul. La joven, cuando se trataba del baile, se volvía otra persona, siempre atenta a cualquier fallo o preparada para dar algún consejo para mejorar. Por esas razones, a la idol le encantaba practicar con ella.
—Si fuera tú, haría menos fuerza en este paso —aconsejó Gaeul al mismo tiempo que se lo mostraba—, ya que en el siguiente lo necesitas más y se nota la diferencia.
—Me lo apunto, ¿un pequeño descanso? —preguntó con la voz entrecortada, sentándose en el suelo y escuchando una pequeña risa burlona por parte de la bailarina.
—¿Estás bien? —empezó a dramatizar Gaeul—, ¿seguro que eres mi amiga Eunji, la que nunca para de ensayar? —interrogó a la vez que se acomodaba al lado de ella.
—Qué graciosa —respondió con sarcasmo antes de agarrar la botella que había dejado antes.
—Es que es muy raro, ¿todo bien? —Eunji asintió mientras bebía—. Me alegro, entonces, aprovechando que hemos hecho una pausa...—comenzó a hablar, provocando que la cantante pusiera su atención en ella—, ¿por qué no me cuentas cómo fue la cena con los padres de Han? Me dijiste que preferías hacerlo en persona.
—Tú como siempre siendo cotilla —comentó la muchacha, recibiendo un golpe suave por parte de la otra—. Y bueno, fue normal —contestó aguantando la risa al ver la cara que había puesto la joven al escuchar eso.
—¿Normal? —cuestionó, incrédula, chasqueando la lengua con fastidio—. Esa palabra te la puedo aceptar si fuera una quedada de amigos, ¡¿pero al conocer a los padres de tu novio?! —Eunji no aguantó más y acabó soltando una carcajada al mismo tiempo que sentía la mirada de Gaeul en ella, le encantaba molestarla.
—En realidad, fue muy bien, mejor de lo que pensaba —respondió de forma honesta—. Me hicieron sentir cómoda, respetaron si en algún que otro momento estaba más callada, salí de allí muy contenta.
—Ya te dije que estabas tan nerviosa por nada, aunque no voy a negar que yo sería igual —apuntó con una sonrisa pequeña, dándole un pequeño empujón—. Menos mal que no tengo que pasar por eso.
—Nunca se sabe.
—Yo sí, no busco nada ahora mismo —confesó Gaeul, haciendo reír de nuevo a Eunji, ya que le recordaba a cuando ella decía lo mismo antes de conocer a Jisung—. ¡No te rías! Lo digo totalmente en serio.
—Te creo, no tienes que jurarlo ni nada —sonrió apoyando la cabeza en el hombro de la bailarina y cerrando los ojos.
—¿Has dormido algo? —preguntó con un matiz preocupado en su voz.
