Epílogo

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Poco a poco la calma que había existido en Némesis se traslado a Kinmonku, haciendo que el deseo secreto de la Reina Kakyuu se convirtiera en realidad. Sus tres Starlights más queridas eran completamente felices, amaban y eran correspondidas. Gracias a eso ella misma pudo encontrar su propia felicidad con el tiempo, ya que siempre había estado demasiado preocupada por sus amigas como para centrarse en sus propios sentimientos.

El día que se anunció el compromiso de Kakyuu todos celebraron, aunque se sorprendieron al saber que la boda se llevaría a cabo un mes después; demasiado pronto. Minako, Usagi y Amy serían sus damas de honor y de manera excepcional sus parejas estarían a su lado en su forma masculina, para envidia de más de una persona en la corte del planeta. Por desgracia el novio tenía sus propios padrinos, otros soldados al servicio de la corona de Kinmonku-sei y los chicos tuvieron que ver desfilar a sus parejas del brazo de otros muchachos con caras un poco largas, aunque felices.

La fiesta nupcial, se alargó más de lo debido. Pero Seiya no logró apartar su mirada de su Bombón pues había notado que apenas había probado bocado durante la comida, y tampoco se había acercado a la mesa de aperitivos dispuesta para la tarde; cosa muy extraña para ella. Aunque su preocupación solo hizo aumentar cuando casi al final de la tarde la vio desaparecer en los baños de la planta baja del palacio y tras esperar un buen rato, la siguió.

Había pasado toda la tarde bajo la atenta y divertida mirada de sus hermanos e incluso de Minako y Amy que le aseguraban que todo estaba bien, que seguramente solo le había sentado algo mal, pero él seguía sin poder estar tranquilo. Así que ignoró a todos y fue a averiguar que estaba sucediendo con su dulce Bombón.

Pero antes de poder seguirla, activó su henshin en un pequeño armario del palacio para que nadie la cuestionase por estar en el baño de mujeres y luego tan tranquila caminó hacia el baño. Cuando entró escuchó a alguien vomitar y eso la hizo alzar la ceja de manera cómica, aunque no tardo mucho en notar que era su Bombón, así que para sorpresa de la chica que se tensó un poco hasta que noto que era ella, le sostuvo el pelo mientras ella seguía vomitando. La preocupación le impedía sentir malestar por ver a su Bombón en esa situación y cuando se incorporó la ayudó, e incluso tiro de la cisterna ella misma mientras la otra muchacha caminaba como si estuviera un poco mareada a lavarse la boca.

—¿Qué haces aquí, Fighter? —Usagi miró a su novia con ojos de corderito, aunque había una cálida sonrisa en su cara—. Deberías estar disfrutando de la fiesta nupcial de tu Reina, es tu día libre.

—Tú eres más importante que cualquier fiesta o día libre —Fighter abrazó a Usagi, posando su dedo enguantado bajo la barbilla de ésta con cariño—: ¿Qué te pasa, Bombón?

—Yo... —Usagi se sonrojó muchísimo y su mirada trató de esquivar la cara de su novia, pero su dedo lo impedía—. Yo...

Casualmente un par de mujeres de la corte entraron de manera ruidosa al baño, parándose al ver a la pareja y saludando de manera casi reverencial a Fighter. Usagi se había ganado el cariño de casi todo el mundo, pero Fighter era junto a sus hermanas una de las Sailor más famosas del planeta, así que no era extraño ver a gente parándola solo para hablar con ella por unos pocos minutos.

—Vamos —Fighter ni siquiera se molestó en despedirse de las señoras que observaron con casi envidia las manos unidas de ambas jóvenes.

Usagi se dejó guiar, aunque se sorprendió cuando Fighter la llevo hacía las escaleras en lugar de hacía el salón dónde se llevaba a cabo la fiesta, pero no pudo preguntar ya que se sintió débil y si no llega a ser por los brazos de su pareja seguramente hubiera acabado en el suelo. Eso solo provoco que Fighter se sintiera más preocupada, no sabía lo que le pasaba y su mente estaba fuera de cobertura para tratar de unir algún hilo bastante obvio.

Luna NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora