Capitulo 6

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-¿Me pasas la miel, por favor? -pidió una vocecita infantil.

Tomó el pote y miró al frente.

Alli descubrió un pequeño de
ojos marrones que lo miraba con una sonrisa.

¡Era el niño que había visto con Paloma en el set de grabación!

¡Su sobrino!

Era mucho mayor, pero apostaría su coche a que era él.

¿Qué hacía ahí?

Esto no tenía ni pies ni cabeza.

Después de dos días sin dormir, había pasado la noche más relajante de su vida, y al despertar resulta que se encontraba casado, nada más y nada menos que con Paloma, persona a la que odiaba; con tres hijos que no recordaba haber hecho; una
casa preciosa que no recordaba haber comprado; y teniendo relación muy cercana con su familia; además de
una carrera exitosa en el tenis... esto lo estaba superando.

Mientras la familia desayunaba entre risas, por las travesuras que el pequeño Nahuel hacía, y algunas bromas
personales, él se sentía excluido, perdido.

No tenía idea de qué estaba pasando y no podía comportarse de forma
natural con gente a la que conocía.

Al terminar, Paloma envió a los niños a la sala a ver dibujos mientras ellos
recogían la cocina.

-Franco.

¿Mmm...? -preguntó distraídamente.

-iTe sientes bien?

Franco la miró. Parecía verdaderamente preocupada.

Podía verlo en sus ojos, igual que podía ver el gran amor que sentia por él. Era demasiado extraño.

¿Cómo podía quererlo?

¡Hasta la noche anterior, lo odiaba!

¿En qué momento, podía ella haberse enamorado de él?

¿En el momento que consiguió que perdiera su trabajo?

¿Es que acaso se había dado un golpe y habia olvidado los últimos años de su vida?

,Sí, claro. ¿Por qué iba a estar mal?

-No sé.. es como si hubiese algo diferente en ti. Te siento... distinto, distante -dijo ella con el ceño fruncido

-No, para nada. -estaba nervioso y no sabía la razón.

Paloma se acercó a él y le pasó los brazos por el cuello.

Tomó su cara entre sus manos y la giró haciendo que sus ojos se mirasen de frente.

-Sabes que puedes contarme cualquier cosa y que te apoyaré ¿cierto?-dijo ella con cariño. Él asintió. -Bien,
porque no me gustaría que estuvieses sufriendo en silencio cualquier tipo de problema...- dejó caer. Él negó y
ella sonrió.- Tendré que creerte entonces. Aunque sigo pensando que hay algo raro.. pero bueno, contigo he
aprendidoa tener paciencia. Esperarê a que quieras contármelo -entonces lo abrazó aún más y se acercó hasta
besarle - Te quiero. -susurró mientras se acercaba a besarlo.

Y Franco le correspondió.

En una situación normal no lo habría hecho, pero ya hemos dicho que era un sueño, una realidad alternativa, incluso
puede que otra vida.

Y en cualquiera de esos tres lugares,
tenerla allí tan pegadita a él, con su pequeño cuerpo entre sus brazos, y esa boca tan apetecible tan cerca de la
suya.. hizo algo complicado resistir la tentación.

La besó de manera profunda y apasionada. No era la primera vez
que la besaba. Ya habían tenido besos antes, hacía años.

Besos robados, culpables... pero esta vez era diferente.

Esta vez ella era diferente.

Lo besaba... con amor, podía
sentirlo. Estaba disfrutando el beso.. mucho, pero algo le hizo separarse.

Un golpecito en su barriga.

Paloma se separó riendo y los dos miraron hacia abajo. Hacia la
barriga que se interponía entre los dos.

-Parece que va a ser tan celoso como tú... -murmuró ella con una sonrisa

iHabía sido una patada!

Su... bebé... le había dado una patada?

Eso sí que era algo fuera de serie... definitivamente se había golpeado la
cabeza.

Paloma se apartó riendo, y le dijo que se hiciese cargo de los niños porque ella tenía que ir al supermercado a
comprar las cosas para preparar el almuerzo, pero, a pesar de que en esta realidad parecía ser alguien totalmente
diferente, Franco no se veía capaz de lidiar con tres pequeños revoltosos, de manera que se ofreció a ir él al
supermercado alegando que ella tenía que estar tranquila.

Paloma sonrió amorosa y, aunque dijo que ella podía hacerlo perfectamente, le dio la lista con lo que necesitaba
comprar y las llaves del coche.

Franco subió hacia donde recordaba que estaba el cuarto para cambiarse. Por el camino escuchaba las risas de los
niños de fondo, y pudo observar mejor la casa.

Al agarrar la ropa, vio en el armario una bolsa llena de regalos pero no
les hizo mucho caso pues algo había llamado su atención.

En la pared del cuarto había una gran fotografía que lo sorprendió.

Era la foto de "su boda" y su cara... su cara rebosaba felicidad.

Creía que nunca se había visto tan
contento a sí mismo... esto era tan extraño...

Sabía que era un sueño, pero parecía todo tan real.. es decir... no se veía
para nada como un sueño, los niños parecían muy reales, Paloma era muy real, y ese beso definitivamente había
sido real... además él era completamente dueño de sus
actos, cosa que en un sueño no pasaba...

La pérdida de memoria parecía cada vez una opción muy acertada.

Eso o es que empezaba a volverse loco..

Bajó las escaleras y le pidió a Sofía que fuese con él de compras. Necesitaba saber dónde estaba el supermercado
y pedírselo al mayor era un riesgo pues podía notar que algo pasaba con él, y Nahuel era muy pequeño para
ayudarlo y necesitaría más atención.

Así que se llevó a Sofía con él y ella le mostró cuál era el camino. Esto no
podía estar pasando...

EI Franco Fritzenwalden, seductor, mujeriego... haciendo vida de familia?

Paolo tenía que sacarlo de esta pesadilla. Marcó su número un par de
veces pero siempre salía una operadora que decía que ese número no existía.

Lanzó un suspiro y miró hacia la niña
que iba sentada detrás. La pequeña parloteaba sin parar y contestaba con ganas todas las preguntas que él hacía.

Ya sabía que había estado una semana fuera por una competición de tenis y que había llegado el día anterior,
que ella tenía cuatro años, su hermano pequeño dos y medio, y Sergio, el mayor tenía siete. Se habían mudado a
esa bonita casa en una zona residencial de las afuerasnhacía un par de meses porque "tú y mamá piensan que la
ciudad no es lugar adecuado para criar niños".

Franco no podía más que estar de acuerdo consigo mismo.

Terminaron de hacer la compra y volvieron a casa comiéndose un rico helado. Se sentía rarísimo haciendo
de padre con una niña que casi no conocía, pero bueno, el truco estaba en pensar que era una hermana pequeña.

Al volver a casa vio un coche que no estaba ahí antes, y escuchó el alboroto que armaban los niños.




Continuara....

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