Capitulo 3

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Caminaba por el pasillo con una sonrisa de triunfo plasmada en la cara.

En un principio se sorprendió al ver
que las preguntas que le hacía Paloma estaban relacionadas con su trabajo, incluso respondió a dos o tres.

Por primera vez se había sentido cómodo en una entrevista... pero luego su sed de venganza había sido
mayor y se había dedicado a boicotear cada pregunta que ella le hacía.

A su lado, su manager iba blasfemando.

Sabía que tenía razón y que esta entrevista le iba a traer muchos problemas, también sabía que había sido un error no haber aprovechado la única entrevista seria que le habían hecho en su vida, y sabía también que esto solo iba a provocar que nadie volviera a tomarlo en serio, pero
había merecido la pena.

Había esperado años para darle
su merecido a esa rata de cloaca que era Paloma Mónaco y no estaba dispuesto a dejar pasar su oportunidad.

Se deshizo de Paolo con la excussa de ir al baño pero en cuanto se perdió de vista se dirigió hacia la sala en la que
había visto a Paloma un par de horas atrás.

Quería verla, restregarle en la cara su despido, quería demostrarle que
él también podía ser tan mezquino como lo había sido ella, quería decirle que se lo merecía por hacerle daño a su
hermano, por fingir ser una enferma...

Quería decirle muchas cosas, pero la más importante era que se mantuviese lejos de su camino.

Pero al llegar a la puerta las mismas voces que lo detuvieron anteriormente, le hicieron detenerse de nuevo.

-El único responsable aquí es él. -"si claro" pensó Franco con ironía- Después de tantos años sigue siendo un
inmaduro que no sabe seguir adelante, que no sabe perdonar. Es un imbécil que no se da cuenta de que sus
actos pueden tener daños colaterales que afecten a otras personas.

¿Daños colaterales?

¿De qué hablaba esa loca?

-¿Y que vas a hacer ahora? El director aún no ha llamado, tal vez no pase nada...

-No lo sé Miki- dijo ella con un suspiro.- Tengo tantas cosas en la cabeza en este momento... Tengo que tener un
plan alternativo por si pasa lo peor. Creo que la mejor salida será vender la casa..

Franco sonrió, no había planeado dejarla en la calle, pero se lo tendría merecido. Podría buscar algo más pequeño o algo de alquiler.

-De eso nada, si vendes la casa te vienes conmigo. Y no hay discusión- agregó cuando la vio dispuesta a negarse.

"Romeo al rescate." pensó rodando los ojos

-Y tendré que buscar un trabajo con urgencia... algo.. lo que sea. tu tío no necesitaba a alguien en su casa?

-iPaloma! Mi tío es.. un depravado y además necesitaba una mucama...

-¿Y ya la tiene?

-No pero..

-Pero nada Miguel. Sabes que necesito el dinero, me da igual si tengo que trapear pisos o cocinarle la cena a un
viejo verde.

¿Para qué necesitaría con tanta urgencia el dinero? Se
escucharon unos susurros en los que apenas pudo entender nada.

-Paloma por favor, si me dejas ayudarte..

-Si quieres ayudarme llama a tu tío, dile que iré a verlo mañana -respondió ella al tiempo que abría la puerta.

Franco a penas había tenido tiempo de apartarse al ver que se abría.

Se dio la vuelta y se apoyó en la pared
contraria dispuesto a enfrentarse a Paloma con su mejor sonrisa victoriosa, pero su sonrisa murió al verla aparecer
de la mano de un pequeño de unos tres años.

El niño, que llevaba el pelo asombrosamente revuelto, tenía un patito de peluche colgando del puñito con el que se restregaba el ojo. Parecía que acababa de despertar.

OH, OH.. daños colaterales...

-¡Tú! -siseó Paloma al verlo.- ¿Cómo te atreves...?

- Es gracioso que digas eso cuando tú te atreviste a presentarte en mi casa después de lo que hiciste.

-Estúpido arrogante..

-Mami... pis- una pequeña voz infantil interrumpió la sarta de insultos que se le venía encima.

Paloma miró al niño, le abrochó el séquito que llevaba y, después de intentar peinarlo un poco, lo tomó en
brazos.

-Ya vamos cariño. -le dijo con dulzura al nene. Luego lo miró de nuevo con odio en los ojos- Me disculparía de
nuevo contigo pero sé que no serviría de nada, y teniendo en cuenta que cuando lo hice ni siquiera te molestaste en escucharme, voy a ahorrármelo. Aunque si te hubieses quedado a escuchar nos habríamos ahorrado todo esto porque, lo creas o no, tuve mis motivos para actuar como lo hice. Sé que no eran adecuados y jamás dije que
estuviera bien, no me justifiqué, pero reconocí mi error, me arrepentí y ya pagué por ello. Sin embargo, tú que te crees tan.. importante, que vienes aquí con tu arrogancia, creyéndote con derecho de impartir justicia sin saber el
daño que causas. Pero te advierto una cosa Franco, y escúchame bien porque va muy en serio- y Franco le creyó- Si lo pierdo -dijo al tiempo que miraba al niño, que lo miraba a él con la curiosidad plasmada en sus grandes
ojos marrones- acabaré contigo- Finalizó mirándolo directamente a los ojos.




Continuará....

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