Capítulo 4

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Castiel

Quizá fue abrir un poco de más la boca en este momento al hacer referencia que en algún momento de mi existencia fui un humano, pero la verdad es que ni siquiera es un secreto de nuestro lado. De cualquier manera, eso sería tema de conversación para el día en que verdaderamente nos llevemos bien. Revisé aquella hoja con mi horario impreso para saber a que parte del edificio tenía que dirigirme; lo bueno de la universidad, es que casi todas las carreras tenían su área en cierta parte del campus, por ello todos los salones de periodismo se encontraban en el mismo pasillo.

¿Por qué decidí estudiar algo que ya había estudiado hace un par de décadas?

Creí que la implementación de más tecnologías harían que esto fuera un poco diferente, pero las bases siguen siendo las mismas, por ello este semestre es el más aburrido de todos. Mi ventaja es que puedo obtener un beneficio de todo esto, mis maestros me consideran brillante, entonces tengo buenas notas aseguradas. Todo lo anterior me motivó a no prestar mucha atención a las clases que pasaban a lo largo del día y, cuando dieron las tres de la tarde, caminé hasta el parque frente a la universidad donde brindaríamos el servicio comunitario que se nos dio por castigo.

En aquél lugar ya se encontraba el profesor Roberts, quien es el encargado del área de ecología, y unos cuantos chicos más incluyendo al rojito, aceleré el paso hasta llegar a su lado y escuchar las indicaciones que comenzaban a ser dadas.

- Bien jóvenes, esta detención es de las que más beneficios traen en la comunidad, así que espero hagan un buen trabajo. Pirce y Johns se encargarán de vaciar todos los cestos de basura y agregar estos nuevos en las áreas señaladas en la hoja que les entregaré -dijo el maestro mientras revisaba una tabla que traía en mano-. Ferguson, Mclagen, Thomas y Mai ustedes se encargarán de recoger todas las basuras pequeñas y grandes que se encuentren tiradas por la zona incluyendo la del césped y matorrales, toda la que recojan será llevada hasta el camión de allá -dijo mientras indicaba con su tabla el lugar. Ahí caí en cuenta que sólo quedábamos el rojito y yo. «¡Ja! Esto sí que es conveniencia».

-Falkenhorst y Korsakov -dijo el maestro con dificultad-. El rector me pidió les diera una tarea juntos para que dejasen sus diferencias por la pelea de ayer, así que ustedes se encargarán de sacar la basura del lago. Les daré unas cuantas redes para que se apoyen, lo demás, como buenos amigos que son, deberán ingeniárselas ustedes.

-Perfecto -dijo de mala gana el Dominick.

-Bien, jóvenes. Eso es todo, comiencen con sus tareas, tienen hasta las 7:00 pm para terminar -dijo el profesor Roberts para caminar en dirección al gran camión de basura y platicar con e conductor.

-Bueno, supongo que tendremos que ver cuan largas son las redes para saber qué tendremos que hacer -dije mientras tomaba una de las redes que dejó el profesor.

-Sí, bueno, no nos queda de otra. ¿Cuál es la razón de querer limpiar esta zona? No es cosa nuestra que los humanos sean unos idiotas que no saben usar los botes para la basura.

-No seas amargado, rojito -le interrumpí-. Solo es una pequeña tarea, ¿o es que no puedes hacerla?

-No me refría a eso. Solo olvídalo y vayamos a hacer nuestro trabajo antes de que sea más tarde -dijo mientras tomaba una de las redes.- Y por cierto, no me digas rojito.

-Oh, vamos. ¿Qué tiene de malo rojito? -pregunte con burla mientras caminábamos a una de las orillas del lago.

-Como tú lo has dicho antes, no somos amigos -enfatizó en aquel no.

-Bueno, entonces rojito. ¿Quieres ser mi amigo?

-¿Me queda de otra? Nuestros lados quieren ver si nos podemos llevar bien, pero la verdad es que tu actitud de "soy un niño bueno" ya me tiene arto -mencionó con un poco de desprecio.

La guerra de los infiernosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora