Capítulo 3: Reencuentro

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Aeropuerto internacional de Incheon... Volvía a leer ese nombre una y otra vez desde mi auto, me había congelado al llegar prácticamente en mi asiento lo que obligó a mi estimado amigo Hyun-Shik a salir y revisar cuanto tiempo faltaba para la llegada de mis padres; eran 14 horas y 35 minutos de viaje desde el Aeropuerto Internacional Jhon F. Kennedy en Nueva York hasta Corea —el viaje más largo de sus vidas—, me recosté del auto mirando como muchas personas entraban con sus equipajes en compañía de amigos o quizás familiares y no pude evitar recordar mi llegada aquí; estaba solo sin una pizca de conocimiento sobre el idioma y me las arregle con el traductor de mi teléfono hasta que al final pude encontrar un taxi que me sacará de aquí, ese día llevaba conmigo solo una maleta con mis cosas sin un destino fijo más que el de salir adelante o morir en el intento y gracias a los cielos pude avanzar transando un buen camino y no acabe de vagabundo durmiendo abajo de un puente.

—Disculpe señor—busque a la dueña de aquella voz encontrándome con una niña de unos 8 años a lo mucho, de cabellera oscura adornada con una diadema con orejitas de gato, un accesorio muy común entre las niñas gracias a la influencia del k-pop o los dramas juveniles, a decir verdad en una niña era adorable pero en una anciana tratando de verse joven era horrible. Me incline hasta estar a su altura esperando saber que necesitaba de mi—: ¿Puede decirme la hora?

Mire mi reloj, en ese instante me di cuenta que Hyun-Shik no me había llamado, así que tendría que escribirle.

—Son las 10:45 a.m.—asintió dándome las gracias antes de irse corriendo con su familia. Estaba comenzando impacientarme por la tardanza, abrí la puerta del auto y volví a entrar huyendo del bullicio y el frío de ese día. Cerré mis ojos deseando que los minutos pasarán tan rápido que ya estuviesen aquí y yo podría ir a casa sin mucho lío. El sonido de mi celular me desconcertó, al verlo me di cuenta que era un mensaje de Hyun-Shik.

"El vuelo tiene 17 min. de retraso, llegarán pronto".

Estuve tentado a responder pero no lo hice, guarde nuevamente el móvil y cerré mis ojos escuchando las noticias —es en este momento donde Hyun acaba diciendo que soy aburrido—, apague la radio nuevamente, estaba nervioso por este reencuentro. Posiblemente mi padre me golpearía y mamá romperá en llanto diciendo que soy un mal hijo, quizás lo sea al haber desaparecido de aquella forma y simplemente llamar dos meses después diciendo que estaba al otro lado del mundo.

Pésimo hijo pero ellos fueron malos padres al ocultar las cosas.

Unos pequeños golpes en el cristal llamaron mi atención, Hyun tenía una sonrisa tan grande que me dio escalofríos.

—¡Abre el maletero!—accione el botón que abría el maletero, se que debía salir pero mis piernas no respondían y mis manos mucho menos para abrir la puerta. Di un suspiro, debía aceptar que no podía ocultarme más, pero justo cuando iba a salir la puerta trasera fue abierta—.

—Chris...—el tono de voz de mi madre era tan suave y lleno de dudas, como si pensará que es un sueño y en cualquier momento despertaría. Me giré hacia ella notando el cansancio en sus ojos, las arrugas de estos años y ojeras, su cabello castaño se veía más opaco y lleno de canas, sus ojos grises brillan por las lágrimas contenidas. Un golpe en mi mejilla me desconcertó, era la primera vez que me daba una bofetada—: lo siento.

—... mamá yo...—mire al frente notando por el retrovisor mi mejilla izquierda roja por el golpe. Hyun termino de subir en el asiento trasero dándole a mi padre el puesto de copiloto, lo mire de reojo dándome cuenta de sus cejas fruncidas y mirada dura. Mi padre era un hombre que podían considerar alguien duro de carácter, mi madre siempre decía que éramos parecidos, tanto en rasgos físicos como en nuestra forma de ser—.

Dulce aroma ❄️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora