Capítulo 17

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Cuando Draco se volvió a despertar, Harry se había ido y Remus estaba en la alcoba. Se desperezó lánguidamente en la cama.

—¿Por qué tienes un aspecto tan satisfecho?

—Cuando mi señor vino a verte, salí a investigar. Tal y como pensaba, Belatrix no se suicidó.

Draco se sentó y se llevó las manos al estómago. Tenía náuseas como si hubiera sido envenenado otra vez.

—¿Qué pasó en realidad?

—Los soldados la llevaron a la torre y le ofrecieron lo que correspondía a su rango: el suicidio. Se echó a reír y se negó. Entonces la tiraron de la torre y cayó sobre el pavimento —explicó Remus con satisfacción.

Draco gimió. Remus se acercó y le rodeó con los brazos.

—No llores su muerte, Draco. Esa mujer era malvada. Prefirió obligar a los soldados a ejecutarla para que se sintieran culpables de su muerte. —Remus abrazó a Draco con fuerza—. Hubiera acabado contigo si hubiera podido. Mató a Pansy y quizás a las tres niñas que había en su casa. Si hubiera estado allí, yo mismo le habría partido el cráneo y arrojado a las puertas del inframundo.

—¡Oh, Remus! Parece que llevo la tragedia y la mala suerte a donde quiera que voy. Quizás debería irme y la vida de Harry volvería a la normalidad.

Remus le sacudió bruscamente.

—No seas tonta. Tú no tienes la culpa. Tu belleza pudo haber provocado sus celos y su odio, pero Belatrix habría matado a alguien tanto si hubieras venido como si no. Además, no viniste aquí por tu propia voluntad, ni tampoco intentaste inspirar envidia. —Soltó a Draco y lo acomodó en las almohadas—. Si te fueras ahora, Harry te seguiría y te traería de vuelta, así que es demasiado tarde para hacer algo tan tonto como eso. Quiere que te pongas bien para poder oír los crujidos de tu cama una vez más.

—¿Has estado escuchando detrás de la puerta? —le preguntó Draco con el ceño fruncido.

—En absoluto, era un decir —dijo Remus con la mirada en la ventana—. Ese estúpido doctor Pettigrew está también muerto.

—No me digas que también se cayó de la torre —dijo Draco con una sombra de temor en la voz.

—No, le cortaron la cabeza. Sus crímenes eran demasiado graves como para que el general los pasara por alto. No sólo proporcionó a Belatrix el veneno, sino que además tenían una relación —le informó Remus—. Dicen los rumores que el hijo de Belatrix era suyo. El niño es desde luego un vástago enfermizo que un hombre fuerte como el general no puede haber engendrado.

—¿Belatrix? ¿Con ese hombrecillo raro? —Draco sacudió la cabeza; no se lo acababa de creer—. ¿Cómo te has enterado de todo eso?

Remus se sonrojó un poco. Se levantó y empezó a juguetear con las cortinas.

—Le pregunté al capitán Black. Está al mando de la guardia del harén.

—¿Me has estado ocultando un galanteo? —bromeó Draco.

—El capitán ha resultado ser muy útil —dijo Remus con arrogancia—. Fue él quien vino en nuestra ayuda cuando Belatrix te atacó. —Sonrió y dejó a un lado su altanería—. Bueno, quizás me está cortejando.

Draco no paraba de reír.

—¡Quién lo hubiera dicho! Mi hermano me traiciona, me envía a una muerte segura y los dos encontramos el amor. ¡En qué mundo vivimos!

—Es el destino —declaró Remus solemnemente—. Ahora tienes que dormir. Y procura no preocuparte. El general ya está lo bastante preocupado por los tres.

La concubina [DRARRY/HARCO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora