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~T/n~

Unos días antes del juicio

-¿Me puedes acompañar al supermercado? Tengo que traer muchas bolsas- Solamente la miré acostada en la cama sin ganas de hacer nada- Te compraré chocolates

-Odio que me manipules con chocolates

-Es tu debilidad

-Iré en pijama, es eso o nada- Mi mamá mira de arriba a abajo mi pijama azul de estrellas

-Pero ponte unas zapatillas, no irás en pantuflas- Sale de la habitación- Tráete un abrigo, parece que está por llover- Agarré mi abrigo amarillo

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-No estamos yendo al supermercado, ¿verdad?- Pregunto al notar que tendríamos que hacer doblado hace unas cuadras atrás

-Si iremos, pero no ahora. Pasaremos por la ferretería.

-¿Para que quieres ir a la ferretería?

-Durante todo este tiempo se rompieron bastantes cosas y quería arreglarlas. Por ejemplo mi mesita de luz, no tengo ni idea de como pudo romperse y en que momento pasó, o el mueble del baño, no sé como se pudo descuidar tanto

-¿Y tenías que hacerlo una semana antes de que termine el juicio mamá? ¡Dijiste que demasiado podíamos ir y comprar comida! ¿Ahora quieres arreglar muebles como si nada? ¿Qué dirán de esta maldita venda? Todos me ven como si fuera una psicópata

-Hey, tranquilízate, y cuida tus palabras. Quédate aquí dentro y estarás bien- Dijo estacionando el auto al costado de la ferretería- Si pasa algo, llámame- La miré insegura, casi nunca salía de mi casa y cuando lo hacía me daba pánico- Será rápido- Dice saliendo del auto

Donde estaba estacionada, no se veía mucho que digamos. No había nadie afuera, excepto un hombre que estaba alejado, tenía una campera con el logo de la ferretería, por lo que obviamente me dí cuenta que trabajaba aquí. El estaba pelando una manzana mirando a algo que estaba detrás del lugar, yo no podía verlo. Luego de unos segundos de observarlo, me llamó la atención el cuchillo con el que estaba cortando la manzana, no soy experta en cuchillos pero ese no era uno cualquiera, era de esos que se doblaban por la mitad, y no creo que se usen para pelar manzanas.

De atrás de la ferretería sale un chico joven, como de mi edad. Este entra a una puerta que estaba al costado del lugar, pude llegar a ver un espejo que reflejaba al pequeño baño que había. Volví a mirar al hombre que estaba alejado y el se estaba parando, guardando la navaja doblada en su bolsillo y dejando la manzana por la mitad arriba de una mesa. El se dirigía al baño que había entrado el chico, y una vez que llegó a la puerta, miró a sus costados y entró. Me pareció muy raro ya que era un baño diminuto, no cabían dos personas. Me quedé esperando a que salieran hasta que regresó mi mamá.

-¿Viste que no pasó nada malo?

-Mamá, mamá, no prendas el auto- Dos hombres, uno mucho mayor que el otro, empezaron a tocar la puerta del baño

-¿Que pasa?

-Ehh, creo que ese es el padre y el abuelo de un compañero de mi clase- Inventé una excusa rápido

-¿Y?

-Quiero confirmarlo- La puerta se abre- Agáchate

¿Culpables? // Jacob BarberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora