23. Ojos de cachorro.

7.4K 858 13
                                    

Lan Sizhui se inclinó para estar más cerca de su padre.

—Bien, A-Yuan, ya sabes qué hacer —el joven alfa asintió—Nuestra misión es convencer a Lan Zhan de ir a Yunmeng —con determinación, el omega sonrió y chocó su puño contra su palma abierta.

—Si fallamos, ¿qué le diré a Jin Ling? Le prometí que nos veríamos ahí, si no voy, temo que se enfade conmigo —murmuró Lan Sizhui preocupado.

Wei Wuxian se soltó a reír ligeramente como respuesta.

—No solo eso, Jiang Cheng querrá romperte las piernas por dejar plantado a su sobrino —Lan Sizhui miró a su padre, casi llorando para que dejara de decir cosas que empeoraban su situación—Pero tranquilo, mi pequeño rabanito. Eso no pasará porque convenceremos a Lan Zhan de dejarnos ir.

En esos momentos, entre los planes del travieso esposo del Segundo Maestro Lan estaba convencer a su marido de dejarlos viajar –a su hijo y a él– hacia Yunmeng para quedarse por unos días.

¿El motivo? Era el cumpleaños de Jiang Cheng, y, aunque este le dijo a su hermano que no haría nada espectacular, el omega igualmente quiso visitarlo y pasar al menos una semana con él para celebrar. Sabía que, aunque el omega no lo dijera, estaba triste, pues Lan Xichen no podría visitarlo hasta un mes después.

Y dado a que Wei Wuxian no tenía tantas responsabilidades como un líder de secta, decidió que su hijo y él podrían pasar el cumpleaños del Líder de Yunmeng Jiang juntos.

Lan Sizhui solo iba porque Jin Ling le había dicho que visitaría a su tío, y cuando su tío Wei le contó sobre sus planes, el omega le sugirió –e hizo prometer– a su alfa que se vieran allí. Pues con todas las responsabilidades de ser un líder de secta, los jóvenes ya casi no se veían, al menos no como antes.

No obstante, Jiang Cheng y Wei Wuxian le sugirieron que podría designar a alguien de confianza para tomar su cargo mientras él seguía creciendo y preparándose. De todas maneras, él era muy joven aún para ser un líder. Jiang Cheng era un poco mayor cuando él tuvo que hacerse cargo de Yunmeng Jiang.

Así, Jin Ling ya podía tener un poco más de tiempo libre para pasar con su alfa en el Descanso de las Nubes.

Entonces, cada oportunidad que tenían para estar juntos, debían aprovecharla.

—De acuerdo, allí está Lan Zhan —susurró Wei Wuxian escondido con Lan Sizhui detrás de unos arbustos. Ambos en el prado de los conejos, veían al alfa sentado debajo de un árbol acariciando a los tiernos animales que se aglomeraron a su alrededor—Recuerda, actuar normal al principio, y luego; ¡Boom! Lo atacamos.

Lan Sizhui asintió algo nervioso. Desde que era joven y tenía memoria, no recordaba haber rogado por algo a su padre. No es porque no quisiera algo, era más bien porque Lan Wangji siempre estaba al pendiente de sus necesidades y se encargaba de satisfacerlas mucho antes de que Lan Sizhui pudiera externarlas. Era como si pudiera leer la mente del pequeño alfa que cuidaba.

Por ello, nunca había pedido por nada de la manera en la que estaban a punto de hacerlo.

Wei Wuxian y él salieron de los arbustos para volver al camino de piedra que los llevaría hasta el prado.

Cuando llegaron, Hanguang-Jun seguía en su mismo lugar, alimentando a los conejos con hojas de lechuga y apio que recolectó esa mañana.

—¡Lan Zhan! —llamó Wei Wuxian cuando ambos podían ser vistos por el alfa—A-Yuan y yo te hemos buscado por todas partes —junto al joven alfa, ellos se sentaron enfrente de él.

—Vine a alimentar a los conejos —respondió Lan Wangji acariciando al conejo negro que saltó a su regazo en busca de mimos. Wei Wuxian sonrió al reconocerlo, era el mismo de la pareja que le regaló a su alfa cuando eran jóvenes.

—Ah, Lan Zhan, los consientes mucho —con una traviesa intención, el omega intentó atrapar a uno de ellos. Todos se dispersaron apenas las manos de Wei Wuxian se acercaron.

Lan Sizhui se rió bajito cuando varios de los conejos fueron a él para esconderse de su padre, entonces, Wei Wuxian hizo un puchero.

—Son tan crueles, debí asarlos cuando tuve la oportunidad —cruzó sus brazos y resopló—Esto me trae muchos recuerdos de mi juventud —Lan Sizhui captó de inmediato la inteligente manera en que su papá sacaría a flote el tema que ambos querían tocar.

Lan Wangji sonrió.

Aprovechando su buen humor, Wei Wuxian decidió atacar de inmediato.

—Recuerdo mi vida en Yunmeng, shijie solía cocinarnos su deliciosa sopa de raíz de loto para nuestros cumpleaños —la sonrisa anhelada que Wei Wuxian dio al recordar esos días fue sincera, pues casi pudo volver a saborear el cálido cariño que Jiang Yanli le ponía a los platillos que preparaba para sus hermanos menores.

Triste de ver la melancolía en el rostro de su omega, Lan Wangji frunció el ceño.

—Wei Ying... —murmuró. Preocupado de entristecer a su padre, Lan Sizhui codeó a su papá omega con discreción. A lo que Wei Wuxian reaccionó de inmediato.

—Oh, lo siento. Me dejé llevar por los recuerdos —rió un poco avergonzado. Cuando sus ojos se toparon con Lan Sizhui, él asintió disimuladamente, listo para dar marcha a su plan—Y hablando de cumpleaños, dentro de unos días será el de Jiang Cheng, yo tenía planeado ir a Yunmeng para estar unos días con él.

Lan Wangji alzó un poco la mirada, su rostro no decía nada.

Pese a eso, el omega continuó.

—Además, A-Yuan quiere ver a Jin Ling —lanzando a su hijo al fuego, Wei Wuxian hizo su petición no verbal.

Lan Wangji se mantuvo callado por unos segundos, hasta que habló.

—Lan Sizhui es discípulo principal, no puede ausentarse por mucho tiempo —frunció un poco el ceño—Wei Ying tiene clases.

Wei Wuxian miró a Lan Sizhui y con la mirada, le dijo; Plan B.

Sin saber cuándo, Lan Wangji pronto fue terriblemente atacado por unos preciosos ojos de cachorro.

Su esposo e hijo le miraban con sus grandes ojos brillando, haciendo un puchero y mirándole con súplica, sabiendo que a ellos, Lan Wangji jamás les negaría algo si hacían eso.

Y como era de esperarse, Lan Zhan pronto comenzó a tener problemas para negarse.

—¿Por favor, Lan Zhan? —Lan Wangji quiso evadir la mirada de su esposo e hijo, sin embargo, de alguna manera encontró la fuerza para seguir viéndolos hacerle puchero.

Su mirada se posó en su hijo, y fue allí donde perdió.

Porque recordó cuando era un niño, y se lo imaginó. Aquel precioso pequeño que rescató, mirándole de la manera en que lo hacía en esos momentos.

Y sumado a su dulce esposo que también le derretía su corazón, él no aguantó.

—Hablaré con shufu y con xiongzhang —aceptó sin más remedio.

—¡Gracias, Lan Zhan! —gritó Wei Wuxian de inmediato. Se lanzó a los brazos de su alfa y comenzó a llenar su rostro de besos.

Lan Zhan nunca podría contra la dulzura de las dos personas que más amaba en su vida. Su esposo y su hijo.

Omegacember |Wangxian| 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora