Izuku era un chico con una difícil y dura enfermedad mental, tanto, que tuvo que intentarse en un hospital psiquiátrico.
Eijiro también, era un chico tan feliz que tenía un pasado y pensamientos tan oscuros que lo carcomian lentamente.
Internarse en...
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Los días pasaron con rapidéz, tanto así que ya era el día del evento de noche buena.
Practicaron todos los días a la misma hora. Hicieron algunos arreglos, se frustraron, Katsuki se enojó porque los demás no tocaban bien, según él. Pero solo fue cuestión de tiempo para que todo saliera perfecto, la voz del cenizo encajaba perfectamente con el sonido de los instrumentos, cosa que logró impresionar a los chicos que iban a bailar.
Estaban realmente ansiosos, no por la presentación que harían, si no lo que vendría después. Katsuki tuvo una idea un tanto caótica y loca, pero buena.
—El evento será a las 10:00 PM, probablemente nos envíen a la segunda división, pero es fácil escapar de allí. Recuerden que luego de media noche iremos a otro lugar, como tendremos un poco más de vigilancia, así qué tenemos que ser más cuidadosos. Denki hackeará las cámaras de seguridad y sensores para evitar ser atrapados —dijo el bicolor—. Si algo sale mal, sabemos qué hacer.
—Perfecto —dijo Azael.
—Esto será emocionante —dijo Kaminari con una gran sonrisa en su rostro.
Ensayaron una vez más junto a Midnight, quién les dijo que todo estaba perfecto mientras sonreía con orgullo.
Salieron del salón de baile y se dirigieron a la terraza que habían descubierto hace poco. Esta tenía una vista muy hermosa, el bosque lleno de rastros de nieve adornaba los árboles delicadamente y la neblina le daba un toque fantasioso a aquel paisaje. Era un paisaje hermoso y tranquilo que a todos les encantaba. Mucho más a Azael.
—Tenemos todo planeado para el último día de diciembre —habló Todoroki—. Ya hablé con Touya, está todo listo para ese día. Saben a dónde nos iremos mientras tanto, solo nos faltaría hablar con sus padres, aunque de eso se encargan ustedes.
—Bien —dijeron los tres jóvenes al mismo tiempo.
—Aún no encuentran a Touya ni a Keigo, eso es una buena noticia —dijo Hitoshi—. Eso quiere decir que tampoco nos van a encontrar, probablemente.
—Solo tenemos que ser cuidadosos y no dejar rastro alguno de nosotros —dijo Kaminari, pasando una mano por su cabello.
Estuvieron unos minutos allí, hasta que bajaron, pues pronto llegarían los padres de los chicos de visita. Primero llegaron los padres de Azael, luego las madres de Eijiro y por último el padre de Izuku.
El peliverde tenía mucho tiempo sin ver a su padre, por lo cual lo abrazó con fuerza y se quiso fundir con él en el abrazo que compartían. Hablaron mucho, rieron, Hisashi le contó sobre lo que había hecho y le dio un pequeño regalo.
