Izuku era un chico con una difícil y dura enfermedad mental, tanto, que tuvo que intentarse en un hospital psiquiátrico.
Eijiro también, era un chico tan feliz que tenía un pasado y pensamientos tan oscuros que lo carcomian lentamente.
Internarse en...
—My radiant beam in the night, I don't need no light to see you.
Golden Hour – JVKE.
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El día anterior Izuku pasó el día totalmente aburrido. Su padre había hablado con él sobre lo buen chico que parecía ser Todoroki Shoto y de lo bien que le había caído. Y hablaron más a fondo sobre el futuro de Izuku. El menor le había dicho que creía que debía retomar sus estudios y comenzar la vida de adulto independiente, y su padre estuvo de acuerdo con eso. Izuku comenzaría a buscar algún trabajo (que no sería tan difícil para él), retomar la carrera y mudarse solo.
Antes de internarse en el psiquiátrico, le habían ofrecido en repetidas ocasiones ser modelo debido a que una fotografía suya llegó a manos de aquellas compañías y quedaron encantados con la imagen del chico. Él las había rechazado, pues no estaba dispuesto a lidiar con Deku y las constantes sesiones de fotos que le harían, y él era bastante tímido para posar sin miedo y exhibir su imagen abiertamente en portadas de revistas. Pero ahora que lo pensaba, era un trabajo que le daria el suficiente dinero para no depender de su padre, sin embargo, era la última opción que tendría en su lista de posibles trabajos que podía buscar, pues no le llamaba demasiado la atención de mostrar su rostro en revistas que todo el mundo podía ver.
Y ahora mismo, se encontraba con sus amigos en una tienda donde vendían trajes de gala. Él y Eijiro estaban sentados en el sillón frente al probador, donde estaba su amigo pelinegro, quién se estaba quejando a más no poder por los colores horrendos que había en trajes de su talla. Se había probado ya... al menos unos ocho trajes diferentes, cada vez saliendo del probador con una cara de asco bastante exagerada.
—¡Que los colores claros o chillones no me quedan bien, joder! —exclamó Azael, saliendo del probador con un traje de color amarillo—. Tengo colorimetría fría, los colores oscuros y fríos me van mucho mejor. El amarillo me hace ver ansiano y deprimido.
—¿Y tú cómo sabes eso? —Eijiro entrecerró los ojos.
—¡Mis padres son diseñadores, pelirrojo oxigenado! ¿El tinte te mata las neuronas?
—Suenas como blasty —se cruzó de brazos—. Te ves totalmente ridículo con ese traje, cambialo. Pareces una banana enojada.
Lo que se pudo escuchar en la habitación fue la carcajada ruidosa de Izuku, quién se echó hacia atrás en el sofá, riendo de lo que dijo Eijiro.
—¡Deja de reírte, maldito brócoli con patas! Soy una banana enojada muy hermosa —pasó una mano por su cabello y se dirigió al probador nuevamente, pero el llamado de Izuku lo detuvo. Se volteó y pudo ver cómo le tomaba un montón de fotos por segundo—. Llegas a subir eso y te hackeo la cuenta.
—Oh, que miedo —se rió, entre dientes—. Saca todos los trajes de colores que no te gusten y deja los oscuros, así será más fácil elegir para tí.
