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Cada año, a pocas horas de regresar a Hogwarts, la plataforma 9¾ se convertía en una verdadera aventura. Las lechuzas revoloteaban inquietas, la locomotora emitía su característico silbido, y los magos, ataviados con sus distintivas túnicas, llenaban el aire con risas y conversaciones animadas, contagiando a todos con la emoción del regreso al colegio de magia. Sin embargo, este año todo era diferente.

Las lechuzas seguían siendo ruidosas, algunas llegando incluso a picotear a quien se les acercara demasiado, y la locomotora seguía resonando en la estación. Los magos, con sus túnicas, estaban allí como siempre, pero sus rostros reflejaban preocupación mientras se preguntaban si era sensato enviar a sus hijos a Hogwarts, ahora que el-que-no-debe-ser-nombrado había regresado.

Muchos decidieron que sus hijos no asistirían al colegio, lo que hizo que la estación estuviera menos concurrida que en años anteriores. Sin embargo, aún había quienes confiaban en la seguridad del colegio y se preparaban para el viaje.

Hermione se apresuró para encontrar un buen lugar junto a sus amigos, sin darse cuenta de que a unos cuantos pasos, una joven de ojos verdes desesperados esperaba el momento adecuado para captar su atención.

-Este parece un buen lugar -recomendó Ron.

Dejaron a un lado algunas de sus pertenencias una vez dentro del vagón y, sin decir palabra, esperaron a que el tren comenzara a moverse.

Una silueta en la puerta del compartimento llamó la atención del trío. Al reconocer de quién se trataba, Ron, molesto, se levantó y abrió la puerta con más fuerza de la necesaria.

-¿Qué quieres, Parkinson? -preguntó sin esperar respuesta.

-Yo solo quiero...

-Lárgate -interrumpió Ron, claramente irritado.

-Yo...

Harry, rápidamente, cerró la puerta, sin querer dar lugar a más interrupciones. Les esperaba un año largo y difícil, y no quería que una Slytherin arruinara su viaje a Hogwarts.

-Es extraño que no haya insistido más- comentó un ya más calmado Ron.

-Ni lo digas, probablemente vuelva con Malfoy- respondió Harry con un suspiro cansado.

Hermione se recostó en el asiento, observando el paisaje que desfilaba tras la ventana. Sentía un leve ardor en el pecho, producto de todos los sentimientos acumulados. Desde que había reconocido la silueta de Pansy en el vagón, decidió evitar cualquier contacto visual si quería mantener la compostura durante el viaje. Era consciente de que no estaba en condiciones para ocultar el dolor que la joven de ojos verdes le había provocado con sus decisiones el año pasado.

Hermione se acurrucó en su lugar y dejó escapar un leve quejido que no pasó desapercibido por Ron, quien le dirigió una mirada llena de tristeza y preocupación. Los tres amigos habían estado sufriendo ligeros dolores musculares, probablemente a causa del regreso del que-no-debe-ser-nombrado, la inminente guerra y otros problemas. Ellos sabían de su regreso mucho antes que el resto del mundo mágico, que había negado la posibilidad hasta que fue innegable. Ahora que la verdad estaba al descubierto, la alegría que solía inundar cada rincón había desaparecido.

Afortunadamente, Hermione logró conciliar el sueño durante el trayecto a Hogwarts, y esas horas de descanso le brindaron la tan ansiada paz.

I Live In Regret (Pansy/Hermione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora