Gracias

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Lo odiaba. Odiaba esa pequeña espina de haberse ido sin mostrar su agradecimiento.

Habían pasado unos pocos minutos desde que abandono la habitación de Yukihira-kun y en ella se instaló una especie de sentimiento de ¿culpa? por no haber expresado su agradecimiento.

Él la había escuchado y luego le había recordado la manera en la que ella quería cocinar.

Pero claro, ni bien termino de comer el sonrió de esa forma arrogante y molesta que tanto la irritaba para luego comenzar a preguntar por el sabor de su platillo. Y por supuesto que ella no iba a darle el gusto de responder.

Pero ahora sentía ¿culpa? por haberse ido sin siquiera agradecer. Ella era una persona bien educada y bien sabía que debía dar las gracias cuando alguien hacia algo por ella.

Sin importar si esa persona era un pelirrojo idiota, irritante, arrogante, irrespetuoso y un sin fin de defectos que Erina podría tranquilamente mencionar.

Con un suspiro resignado se puso en pie, para luego salir de su habitación.

Ya hacía unos minutos que Nakiri había abandonado su habitación dejando a un Soma desconcertado sin respuesta respecto a su tempura de huevo.

En los primeros instantes no supo bien que pensar acerca de eso, pero luego cayó en cuenta que esa era Nakiri, ¿qué más podría esperar de ella?

Sin darle más vueltas al asunto volvió a su tarea de afilar su preciado cuchillo de cocina, ese que lo había acompañado en tantas batallas pasadas y que tenía la certeza lo acompañaría en futuras batallas.

Fue entonces que escucho como alguien estaba tocando su puerta nuevamente. Dio permiso a la persona que estaba detrás para ingresar a su habitación.

Solo para sorprenderse al ver otra vez a Nakiri Erina dentro de su cuarto. Y por alguna razón ella se veía incluso más nerviosa que antes.

Se observaron en silencio durante unos segundos. Silencio que rápidamente fue roto por Soma. - ¿Necesitas algo más? - Pero esta vez Erina no respondió. Solo se quedó allí, observando a Yukihira en silencio mientras su mente debatía en si debía o no hacer lo que estaba pensando.

Antes de entrar, Erina había creído que sería tan fácil como decir "gracias" y luego volverse por donde vino. Pero no resulto así. Últimamente cuando se trataba de Yukihira Soma sus ideas parecían nublarse, lo que parecía sencillo últimamente parecía complicado. Lo que antes de solo pensarlo le habría provocado un profundo sentimiento de rechazo, actualmente no parecía algo tan malo.

Honestamente Soma estaba empezando a preguntarse qué demonios pasaba allí y porque ella solo se había limitado a quedarse mirándolo en silencio.

Fue entonces que decidió acercarse a ella, agitando una mano de un lado a otro frente a ella. - ¿Naki-...? - Pero fue cortado cuando Erina aparto su mano de un manotazo para, acto seguido, acercarse aún más a Soma, poniéndose de puntas y dejar un suave beso en la mejilla derecha de Yukihira. Para, acto seguido, apartarse de él, prácticamente pegándose a la puerta.

- Gr-gracias... - Murmuro, un intenso color rojo adornando su rostro, su tono de voz denotaba lo avergonzaba que estaba en ese momento. Sus brazos estaban en su espalda, con sus dedos jugueteando entre sí.

Soma estaba inmóvil. Sus ojos abiertos de par en par, su boca también estaba ligeramente abierta, un leve rubor se podía apreciar cubriendo sus facciones y su mente completamente en blanco. ¿Enserio ella había hecho lo que hizo? Y... ¿Por qué lo hizo?

Erina recobro la compostura y casi instantáneamente cruzo los brazos bajo su pecho, fijando la mejor mirada gélida y distante, algo difícil debido al intenso rubor que cubría su bonito rostro, que podía reunir en aquel momento.

- ¡N-no te ha-hagas ideas equivocadas, Yukihira Soma! Eso fue solo un agradecimiento por lo que hiciste antes y ¡nada más que eso! - Dicho eso, salió disparada de la habitación de ese idiota, dirigiéndose a la suya propia para luego tirarse boca abajo sobre su cama y esconder su sonrojado rostro en la almohada. ¿Por qué de repente se sentía la protagonista de uno de sus preciados mangas shoujos?

Soma por su parte seguía anonadado. ¿Qué demonios fue eso? Se llevó una mano a la mejilla que ella había besado y esbozo una pequeña y suave sonrisa. Quizá sonaría loco, pero juraba que aun podía sentir la calidez de los labios de Erina.

Tenía que admitir que nunca antes la había visto como una chica diferente o especial, pero eso era algo que últimamente se encontraba pensando con más frecuencia, ¿Por qué de repente sentía que ella si era alguien especial?

¿Por qué de repente el corazón de ambos latía más rápido?

Negaron con la cabeza ante una idea que paso como estrella fugaz por sus cabezas. Aquello era inverosímil no había manera alguna en que eso fuera cierto.

Erina decidió comenzar a concentrarse en lo que les diría a los residentes de la Estrella Polar y en la forma en la cual trataría de ayudarlos. Estaba segura que eventualmente descubriría porque tenía esa extraña sensación de ser una protagonista de un manga shoujo.

Soma decidió volver a su labor de afilar su cuchillo, conservando esa suave sonrisa en su rostro. Él estaba seguro que eventualmente descubriría porque Nakiri le estaba pareciendo alguien especial.

Si... estaban seguros, pronto lo descubrirían.







Bueno, espero que les hayan gustado!

Nos vimos en unos dias! adios!

One-shots SorinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora