Un Elfo de la Navidad no sobreviviría hasta el Año Nuevo

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Cualquier superficie ligeramente reflectante servía para que Yuri se contemplara un par de segundos y se asegurara a sí mismo de que no estaba nervioso.

Por supuesto que no estaba entrando en pánico.

¿Por qué estaría asustado de tener una cita de año nuevo con el hombre que hacía que sintiera mariposas en el estómago?

Claro que no sentía que fuese a vomitar arcoíris con solo pensarlo, tampoco tuvo una videollamada de tres horas con Mila para que lo aconsejara sobre cómo combinar sus suéteres de animal print con gorros de lana que había comprado de oferta en el supermercado. Tal vez debió haber invertido más en su outfit, pero tuvo que ahorrar sus últimos rublos para pagar su parte de la salida (quería comprarle aunque sea un café a Otabek y no quedar como estos chicos que esperan que les paguen hasta el transporte), de todos modos consiguió que Georgi le prestara sus Docs Martens rojo con negro a cambio de reemplazarlo un día en su trabajo y los tirantes de su abuelo se veían bien con la camisa celeste.

No era formal, pero tampoco descuidado.

Quizás pasó más tiempo del que se reconocería a sí mismo arreglando su cabello y cuidando de que sus labios partidos por el frío no sangraran como si fuese parte de una película de terror.

Consideró que estaba listo después de comprobar que nada estaba fuera de lugar. Recibió todas y cada una de las indicaciones de su abuelito, que, como siempre, le entregó unos billetes arrugados para que tomara un taxi si es que se le hacía muy tarde, e incluso le envió una bolsa de galletas caseras para que le obsequiara al amigo con el que salía, ni siquiera tuvo tiempo de sonrojarse cuando Nikolai ya lo estaba echando por la puerta para que saliera a divertirse.

Las fiestas de año nuevo eran algo grande, ya que, al ser una combinación de todas las celebraciones cercanas, duraban casi una semana. Cuando era un adolescente no era muy amigo de pisar las calles en estas fechas, odiaba el ruido y las aglomeraciones, la confianza y el amor que aparecía espontáneamente en las personas le parecía hipócrita y fuera de lugar, además de que la cantidad de borrachos en la vía pública era alarmante; si bien aún odiaba a la gente y su falso espíritu festivo, decidió que era mejor disfrutar de lo que la ciudad siempre gris podía ofrecer durante estos días:

Las interminables ferias que se tomaban las calles nevadas, decoradas y con diferentes puestos con comida, regalos inútiles, curiosidades y bebidas calientes, las noches iluminadas por largas hileras de luces multicolores y por los fuegos artificiales, todo parecía sacado de un cuento de hadas. Los hombres vestidos de Ded Moroz se paseaban en trineos de verdad, llevando a una Snegurochka que repartía dulces a quien se acercara lo suficiente, los mocosos recibían sus regalos de verdad y quedaba atrás la parte más comercial y occidental de la Navidad.

Dentro de todo era bonito y podía convertirse fácilmente en una "velada mágica" para tener bonitos recuerdos.

Para su propia velada mágica, ambos habían hecho planes en los que irían a ver el carnaval de la avenida Nevskiy y luego caminarían hasta Gostiny Dvor para escuchar el concierto de navidad. A Yuri le hubiese gustado ir al festival de esculturas de hielo en Petropavlovskaya krepost, pero Otabek había dicho que podían ir otro día con Aristan (bien, de acuerdo, no podía olvidarse de que había un mocoso de por medio), pero, en cambio, visitarían la feria del Passage, donde podrían ver que había de nuevo, comerían algo y harían tiempo antes de dirigirse a los puentes sobre el Nevá.

Quedaron de verse en la estación de Plóshchad Vosstániya e irse juntos hasta Mayakóvskaya, ya que era obvio que mientras más cerca de Nevskiy más lleno de gente estaría y más probable es que les costara encontrarse entre el gentío.

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2021 ⏰

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