28-No vuelvas

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Mason

Recién despedido de Eileen conduzco el coche por las calles de la cuidad y no dejo de pensar en esas dos palabras que quiero escuchar cada segundo de sus labios.

Te quiero.

Me quedaré una semana sin verla en persona ya que su familia se va a Chicago por una exposición que tiene su madre y todos tienen que estar presentes.

Fui invitado pero no quería ir con toda su familia y recibir presión de sus hermanos, que por cierto me llevo bien.

Recibo una llamada de mi abogada y la pongo en altavoz.

-Buenas tardes señor Miller. ¿Tiene pensado firmar los papeles de la beca ? Ya se está acabado la fecha límite, tiene que firmarlos durante los próximos tres días.

-Gracias Susana. Te daré una respuesta en dos días.

Aparco el coche en el parking de mi edificio y me quedo ahí sentado mirando a la nada.

La beca.

Eileen.

Dos cosas que quiero tener pero como todo en esta vida, no se puede. Y siempre tienes que escoger. Elegir entre una u otra opción. Tarde o temprano puede que te arrepientas de haber elegido la que tienes pero y ¿si no te arrepientes?

Siempre hay lo que te dice el cerebro y lo que te dice el corazón. Pero esta vez mi cerebro y corazón dices lo mismo. Ella. Ella es la clave a mi felicidad.

¿Como voy a elegir la beca si dejaré a lo que tengo desde hace poco que me llena completamente?

Esperaré varios días para dar una respuesta definitiva a la universidad y a mi abuelo.

~•~

Me muevo en la cama en búsqueda del móvil que desde hace tiempo no ha parado de sonar.

Acostumbro mis ojos a la luz que viene desde lo ventanales y veo en la pantalla. Diez llamadas perdidas de mi padre, cuatro mensajes y llamadas de mi abogada. Dos mensajes de Eileen.

Así es, en un segundo en el momento en el que menos te lo esperas el mundo se te viene abajo.

Grey: Tu abuelo tuvo un paro cardíaco.

Mason contesta las llamadas.

Hijo por favor contéstame.

Mason esto es importante.

Mi corazón late con fuerza y tengo miedo de recibir esta noticia. La única persona que me quedaba de la familia. La única persona que me apoyaba.

No...

Abuelo no.

Con las manos temblorosas marco el número de mi padre y espero a que hable.

-Lo siento hijo. Lo siento...- mis manos caen y ya lo que dice mi padre no llego a escuchar.

En mente se reproducen imágenes de lo que tenia pensado en el futuro, viviendo con las tres personas en mi vida.

Un día cualquiera, esto ocurre y ya no hay vuelta atrás.


Nueve días después.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora