Abrí los ojos lentamente. La cabeza me daba mil vueltas, y lo único que recordaba de la noche anterior era haber entrado en el local con los chicos. Me incorporé un poco maldiciendo la bebida y jurando que nunca más volvería a probarla, una promesa que todos sabíamos que no iba a cumplir. Me sujeté la cabeza entre las piernas y miré a mí alrededor. Suspiré aliviado. Al menos estaba en un lugar conocido. Me levanté intentando estabilizarme y entré en la cocina.
Me quedé parado en la puerta mirando su interior. Una pequeña silueta estaba agachada frente al frigorífico buscando algo de comida. Se giró y se sobresaltó al verme, dejando caer al suelo una botella de leche y vertiéndola por completo. "¡Mierda!" Chilló mientras intentaba saltar el charco para no mancharse.
Solo llevaba puesta una sudadera, de Josh creo, y llevaba el pelo recogido en un moño despeinado. Tenía cara de no haber dormido mucho, pero aun así no podía apartar la vista de ella, que me resultaba extrañamente familiar, y entonces reaccioné y me acerqué al fregadero para coger una bayeta y ayudarla a recoger.
Me giré para dársela y la encontré detrás mio, a pocos centímetros. Se me quedó mirando de arriba abajo y se ruborizó. No había caído en la cuenta de que solo llevaba puestos unos calzoncillos. Se apartó un poco y le tendí la bayeta.
- ¿Por qué hacéis tanto ruido de buena mañana?- Dijo Josh entrando por la puerta mientras se rascaba la cabeza y bostezaba.
- Buenos días a ti también.- Le dijo la chica acercándose a él y dándole un beso en la mejilla.- Me voy a duchar, limpias tu.- Añadió depositando la bayeta en sus manos y saliendo de la cocina.
- No te pienses que te vas a librar tan fácilmente.- Dijo Josh cuando esta ya se había ido. Me quedé mirándolo atónito y me senté en una de las encimeras.
- ¿Anoche ligaste y no me enteré?- Pregunté haciendo que se atragantara con el vaso de zumo que estaba bebiendo.
- ¿Qué clase de degenerado eres?- Dio mirándome.- Es mi hermana idiota.
- ¿Tu hermana?- Dije sorprendido, con razón me era tan familiar. Si los ponías uno al lado del otro ella era la versión mejorada de Josh.- ¿Desde cuando?
- Desde hace diecisiete años.- Contestó irónico.
- ¿Y cuando pensabas presentármela? ¿En tu funeral?
- Niall,- Dijo depositando la bayeta encima de la mesa.- para el carro. Si no te he dicho nada de ella es porque está prohibido hablarle, mirarle, y no hace falta añadir tener nada con ella. ¿Está claro?
- Pero... Bueno, pero te aviso que los irlandeses somos irresistibles.
- Si, lo que tu digas, pero a partir de ahora está prohibido pasearse por mi casa con esas pintas.- Dijo señalándome con una cucharilla. En ese momento apareció su hermana por la puerta, cubierta únicamente por una toalla enrollada en el cuerpo. Vale, lo admito, no pude evitar mirarla más de lo necesario, pero soy un chico al fin y al cabo.-Y lo mismo va por ti Leah.- Añadió señalándola y mirándome después a mi, que aparté la mirada de ella en el acto.
- Es que no se donde mierda guardaste mi maleta anoche, no es mi culpa.- Contestó sentándose en un taburete.
- Ha llamado mamá, dice que vendrá mañana, y me he tenido que tragar un sermón por tu culpa. Aún sigo esperando esa explicación.- Dijo mirándola.
- Joshua Devine, eres un pesado.- Suspiró exasperada.- Tengo hambre, voy a ir a comprar el desayuno. ¿Queréis algo?- Dijo cambiando de tema completamente. No pude evitar reírme cuando se fue a cambiar. Josh me miró asesinamente.
- ¿Y tu de que te ríes?- Dijo seco.
- Parecéis un matrimonio.- Dije intentando controlarme.- Por cierto Joshua, tu hermana cada vez me cae mejor.- Dije saliendo por la puerta riendo.