Prólogo| Recuerdos de un invierno pasado

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Finalmente era su turno de atrapar a los demás en el juego de las traes.

Pero eso podría haberla emocionado un poco más de no haber quedado absorta al percatarse de que su amada hermana mayor siguiera con la mirada, completamente embobada, a un niño normalito de cabello negro.

Cuando hacía los recados consiguió escuchar a la farmacéutica del pueblo decir que cuando una chica le gusta alguien se compromete y abandona su familia con esa persona.

No dudaba de su amada hermana, pero era muy amable. ¿Y si se marchaba para siempre? ¿Y si la olvidaba? No lo soportaría, en realidad la idea le gustaba tanto como nadar en el lago que tenía las aguas congeladas, y se llamaría paranoica de no haberse percatado que muchas de esas veces el niño le devolvía miradas fugaces para mirar al suelo avergonzado.

- ¿Qué intenciones tienes con mi hermana?

El niño sólo le ganaba por un mísero centímetro. Al final y si tendría que tomar su sopa y el aumento para ganar fuerza suficiente para ahuyentar a los pretendientes de su hermana.

- ¿Ganarle?

La cara de Shinobu se contrajo por completo a una de indignación. ¿Se refería a que le interesaba solo por ser la más linda del pueblo? ¿Quería ganarles a los niños que le daban flores? Pues con sus respuestas tan flojas no iba a ganar nada. Nadie era digno de estar con su amada hermana, y ese niño tan osado mucho menos.

Agallas, si tenía. Una gran lástima para él, la anterior semana su padre había terminado por enseñarle la elaboración de un veneno básico, iba a sufrir.

Por otra parte Giyuu no comprendía nada de nada.

- ¿No se supone que ella nos tiene que atrapar? ¿Por qué se queda aquí? Tiene solo cinco minutos para atraparnos a todos, a este paso va a perder el juego – Tragó saliva intentando ignorar y no reírse de esas muecas enfadadas que hacía la niña de prendedor de mariposa, y esta pasó por su lado chocando intencionalmente su brazo con el suyo. Ya había perdido – Quería ganar, pero ya perdí.

- ¡¿Ahora es un cobarde que no va a luchar por mi hermana?!

Los padres de Shinobu le habían transmitido que uno de sus deseos era de que sus prometidos los pusieran como prioridad. Ese niño...

- Para que sepas, no tienes mi aprobación para quedarte con mi hermana.

Dicho eso, comenzó a correr en dirección de cada niño, terminando con el juego fácilmente. Puede que no era alta, ni precisamente la más fuerte, pero era la más ágil, concluyendo fácilmente para parecer más amenazante.

Pero el niño comenzaba a desaparecer por un sendero. Y ella reclamó indignada.

- ¿Ya te vas?

- Mi hermana se preocupará si no llego para la cena. Tu ganaste, felicidades,

Shinobu se sonrojó hasta las orejas, todo ese tiempo de innecesaria batallita, cuando en realidad el niño hablaba del juego. Al menos su labor como hermana menor estaba completa.

También notó que era algo solitario.

- ¿Te interesa mi hermana? – tenía que cerciorarse, por si acaso.

Confundido Giyuu negó varias veces.

- ¿La dejarás en paz?

Un asentimiento.

- Me parece bien. Si prometes no molestarla, nos podemos llevar bien.

Cosa que se cumplió.

Los juegos y buenos recuerdos duraron un año, hasta que el nuevo mejor amigo de las hermanas Kocho anunció su familia se marcharía del pueblo, debido a que su hermana mayor se casaría con alguien perteneciente a un pueblo alejado del suyo. Tendrían que comunicarse por carta, ya que la buena fortuna había sonreído a los Tomioka al encontrar un mejor hogar en las cercanías de aquella localidad

El niño no volvió. Y como sucede normalmente, la comunicación mediante carta fue languideciendo y finalmente muriendo, quedando cada memoria en el pasado.

Hasta que aconteció finalmente su reencuentro, sin buenos resultados.

- Tomioka – balbuceó Shinobu al ver a la hermana mayor del que se solía llamar su amigo antes de dejarlos entrar en la casa de los Kocho. Detrás se encontraba aquella persona que fue alguna vez un tímido niño jugando en el centro de la plaza.

Una cena desastrosa, y cuando ambos hermanos Tomioka pidieron hablar con los padres de Kanae y Shinobu, y en el preciso momento en que ambas hermanas decidieron escuchar la conversación quedó claro que las cosas no volverían a ser iguales.

Y en efecto así fue.

While the snow fallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora