04| Corazón

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Shinobu observaba con denotado interés a la hermana mayor de los Kamado que persistía en tomar en sus manos la palangana y así colaborarle para llevarla.

Le parecía una pequeña niña con vocación, y era algo que le inspiraba y le recordaba un poco a su hermana

- Insisto, Shinobu-san - musitaba ella antes de intentar ayudarle a preparar los ingredientes de la sopa de verduras. Shinobu había suprimido una sonrisa que deseaba aflorar, hasta que se percató que la niña ardía en fiebre.

Ese día su hermana se había negado a comer su porción, confirmándole lo que ella ya sabía de forma anticipada. Quieran o no, una de ellas tendría que bajar al pueblo a buscar provisiones, de entrada las provisiones de los Kamado no eran suficientes, y la reserva traída por Tomioka no era la suficiente.

Eso si no hubiera contactado con Ubuyashiki Kagaya.

El líder de la organización para la que trabajaban era próspera, pero no por tal hecho sus líderes eran déspotas u orgullosos. Eran muy amables y comprendieron la situación de las hermanas, prometiendo enviar provisiones.

Lo que era malo, era el hecho de que ellas no conocían el pueblo a la totalidad, sería un hecho imprudente llevarse a alguien para que las guíe, y cada segundo perdido podría simbolizar tener que vagar en la noche con provisiones. Algo excesivamente peligroso.

Sabía con anticipación, que su hermana no tardaría en arrojarse a la empresa. Sonaba egoísta, pero deseaba que simbolizara un gesto de paz entre ellas.

Era muy orgullosa. Y el hecho de que su propia hermana abogara por la persona que podría haberle costado su carrera hasta el momento había acabado de sacarla de sus casillas.

- Tomioka-san - el aludido giró su cuello y la miró con un desconcierto que otro tiempo le hubiera parecido hasta adorable. En esos momentos solo le producía hastío - Dejarán en el pueblo un paquete, recógelo - ordenó con la poca paciencia que le quedaba.

Si su hermana lograba escuchar como pedía un favor, recibiría un regaño. Sólo esperaba que no se pusiera a preguntar algo tonto

- Suponiendo que no estás muy ocupado - Shinobu también medito al respecto de que lo había encontrado en la habitación contigua, no lo pensó mucho y el ceño de su frente se pronunció aún más - Podrías ir ¿por favor?

Lo último carecía de duda o de timidez. Era un tono demasiado ácido y cargado de resentimiento.

- ¿A nombre de quién? - se animó a preguntar el de ojos azules. Ella entregó una nota con la que podría recoger el paquete, firmado con "Kocho Shinobu".

Tomioka al leer lo último exhaló un pesado suspiro.

Pensando que, si no hubiera hecho lo que hizo, ese "Kocho" habría sido "Tomioka" en esos momentos.

Su ex-prometida salió a buscar ramas secas, y él recién reparó en que el sitio en donde alguna vez había hecho carbón con Tanjiro, se encontraba lleno de humo.

.

Fría.

Ella estaba fría.

Aún recordaba aquella escena.

Su hermano estaba de rodillas al contemplar la nula respiración de la que había sido su hermana menor. Sus hermanos menores susurraban desconcertado y temerosos, sujetándose del desvencijado kimono de su hermana mayor mientras murmuraban cosas inteligibles. Después de todo no sabían hablar demasiado bien.

Las únicas palabras que conocían eran "pa" y "ma" que no eran merecidas para esos monstruos de los cuales estaban a merced. El único que sabía hablar de forma correcta era el hermano mayor, ya que proveía los pocos alimentos para sus hermanos menores y el sake para sus padres.

While the snow fallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora