TRES

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-AÑOS DESPUÉS-

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-AÑOS DESPUÉS-

Liam abrió la puerta que daba a su patio trasero y dejó que su perro pasase primero, un enorme pit bull terrier marrón llamado Ares, como el Dios de la guerra, al fin de cuentas él se dedicaba a eso a luchar. Regentaba un gimnasio de boxeo donde se hacía más trabajo social con betas y omegas del barrio que combates reales.

Pero no le iba mal, por lo que podía tener un patio bastante grande, cosa que le gustaba. De pequeño nunca había tenido un espacio propio y ahora poseía una de las casas más grandes de esa parte del barrio.

En una esquina del patio tenía un saco de boxeo, y salía cada noche en sus pantalones cortos de deporte, y una sudadera cuando hacía frío, pero en esos últimos días de verano aún podía aguantar sin camiseta a dar algunos golpes de desahogo antes de acostarse.

Estiró sus músculos mirando la fachada del bloque envejecido en color verde casi pelado que se extendía al lado de su casa y vio como por una de las ventanas se asomaba la cabeza de un chico, era moreno y tenía las facciones finas, era demasiado delgado pero tenía unos rasgos que hicieron que dejara de lado su estiramiento y se fijase en él. Tenía el pelo rapado y con un tinte ¿rubio? Estaba demasiado oscuro para descifrar algo más, y demasiado lejos para saber a que casta pertenecía, pero fuera la que fuera estaría lejos de su alcance, todos los omegas que había conocido huían cuando descubrían que era Beta, y los alfas le miraban con pena antes de también desaparecer. Entre betas era diferente, pero todos aspiraban a algo más que otro beta, por lo que fuera de la casta que fuera estaba lejos de sus posibilidades, pero se permitió mirarlo unos minutos más. Fumaba tranquilamente mirando al cielo, cuando terminó el cigarrillo lo lanzó y entró de nuevo cerrando la ventana y la persiana.

La colilla cayó al patio de Liam y Ares ladró avisando a su dueño de que había algo en el suelo que segundos antes no estaba. Lo recogió y lo tiró a la enorme basura que tenía al lado de la barbacoa, ya tenía algo que decirle cuando lo viera a parte de mirarlo como un idiota de cerca, porque no se iba a quedar sin conocerlo.

Y esa conversación no esperó mucho ya que al día siguiente en la calle con Ares se cruzó al chico con una bolsa de plástico de la tienda de la esquina regentada por personas pakistaníes.

A la luz del día sus facciones se veían más nítidas y podía afirmar que era incluso más guapo de lo que había imaginado, tenía el pelo teñido de rubio y una leve barba oscura que empastaba muy bien. Unas cejas pobladas y unas pestañas largas enmarcando unos ojos castaños demasiado brillantes para haber decidido mudarse a un barrio como ese. Tenía un piercing en el lado izquierdo de la nariz y bajo su camisa estampada se veían varios tatuajes, tanto por sus brazos como por su cuello y pecho.

La leve brisa traía con ella su aroma a alfa que llenó toda la calle haciendo que las fosas nasales de Liam se abrieran con el simple fin de deleitarse con su olor.

Tenía un caminar distraído y despreocupado, como si toda su vida hubiera vivido aquí y no fuera un recién llegado que no sabía en el tipo de barrio en el que se había metido, ¿o sí lo sabía? Luego le preguntaría a Harry si sabía quién era, pero antes le iba a decir lo del cigarrillo y tal vez sacara información de quién era y si podría gustarle un beta como él.

FAVORITE CRIME ·{L.S}· OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora