(2)Nuevo Día

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Y aquí estamos otra vez, la alarma atormentando mi despertar calmado, aunque al menos los gritos de mi tía no arruinan esta hermosa mañana.

Tengo la extraña costumbre de hacer todo con música de fondo, ya que una de sus virtudes es transmitír emociones a través de la misma, y no está de mal que la música me de estabilidad emocional ya que yo por si solo nunca la he logrado controlar.

Camino a la universidad paso frente a casa de Baby, y como de costumbre está cerrada, sus padres trabajan en el extranjero y digamos que por eso es que su vida es un festival de malas decisiones.

En mi mediana travesía matutina hay un lugar que diariamente al pasar me llevo muchas miradas un poco incómodas y aún no sé porque pero es demasiado agobiante. Se trata de un Club Nocturno llamado Lilith, que en el día sus empleadas se dedican a organizar los desastres de la noche anterior, sin embargo, nunca he entendido porque se quedan fríos cada vez que me ven. Aveces creo que todo esto son ocurrencias mías y que no puedo vivir pensando que el mundo conspira contra mía, aunque siempre termino concluyendo que algo raro pasa, pero simplemente lo dejo pasar.

La entrada de la universidad está llena, como de costumbre, miles de adolescentes como yo pero con una diferencia, ellos están a gusto con la vida que tienen, quién se podría quejar de Los Ángeles, sin embargo, aspiro a algo más grande, aunque todas mis metas ahora mismo no son mi prioridad, mi prioridad se llama Bárbara Showlad, más conocida como Baby, ese capricho obsesivo que cada día era más fuerte.

Es fácil de entender, por como la conocí. Yo nací en Miami, nieto de emigrantes, me crié cerca de la playa rodeado de niños de descendencia parecida, lo que era realmente acogedor. Vivía con mi madre, mi tía y mis abuelos; en aquellos tiempos el ambiente familiar también era pacífico, pero mi madre consiguió trabajo aquí en Los Ángeles y mi tía que era muy unida a ella, una vez ella decidió mudarse, vino con nosotros. Un día mientras estaba en la playa con mi madre ella fue a buscar unos refrescos y yo me perdí. No conocía nada ya que era la primera vez que salía a pasear aquí, pero todo se calmó en ese momento en que la tuve delante, esa niña de ojos marrones y pelo castaño con una sonrisa tan contagiosa, inocente y tierna que me hizo perder la cabeza con apenas 10 años.

_Por que lloras?

Se acercó y me preguntó, pero en ese preciso instante en que subí la mirada más allá de responder, el silencio se hizo notar aunque las lágrimas cesaron .

_ Cómo te llamas?

_ Dylan

Respondí

_ Estás perdido Dylan?

Me tomó de la mano mientras me miraba

_ Sip, llevo horas buscando a mi madre

Sin motivo alguno de momento sonrió y con una total serenidad apretó mi mano y me miró fijamente.

_ Entonces vamos, te ayudaré a buscarla

Me di cuenta enseguida que ella llevaba toda su vida viviendo aquí ya que utilizaba referencias que a simple vista ni se notaban, y unos minutos más tarde encontré a mi madre, asustada a más no poder. Ese fue el día que la conocí y quién diría que no la volvería a ver otra vez durante 9 años, ya que su madre se la llevó a vivir a España todo ese tiempo.

Cuando yo tenía 17 años repentinamente mi madre murió de un infarto, el ámbito familiar se vino abajo y para mi tía fue un duro golpe que la llevo a dejarse dominar por la bebida y a culparme a mí de lo sucedido.

El testamento de mi madre decía que sus bienes y la propiedad de la casa quedarían a nombre de mi tía y mío, sin embargo, en caso de haber algún tipo de problema entre nosotros, ambos perderíamos la casa y quedaríamos en la calle. Por culpa de ese testamento es que debo convivir con ella, a pesar de que nos odiamos.

Demasiadas cosas revolotean por mi mente, demasiados recuerdos mezclados al ritmo de la música que mis audífonos me hacen llegar, y así pasa el tiempo y al final del día veo que sí tenía razón, ella nunca llegó .

Como de costumbre ella faltó a clases, y tuve que quedarme con las ganas de poder ver a mi pequeña destrucción humana. No sé si llorar de la risa o reírme entre lágrimas pero creo que en vez de elegir alguna de esas opciones que en otro momento fácilmente me hubiera decantado, esta vez ya estoy acostumbrado y prefiero caminar a casa otra vez, otra vez solo, otra vez sin ella.

¿Por qué nuestras vidas son tan distintas?

Es la única pregunta que me viene a la cabeza, sin embargo, ya me cansé, se acerca el fin de semana y estoy seguro de que ella estará en el club Lilith toda la noche. Creo que este fin de semana tendré que dar un paseo nocturno.

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